jueves, 10 de diciembre de 2015

PRIMAVERA














Este poema está escrito pensando en un joven invidente con quien  me cruzaba todos los días cuando era estudiante.

PRIMAVERA
















Siento en mi piel la primavera.
 ¡Y no puedo verla!
 Mi olfato percibe
 el frescor de la tierna hierba.
 ¡Y no puedo verla!

 ¡Qué bellos han de estar
 los campos esta primavera!

 Cuan vergel salpicado
 de hermosas flores
 de cuyas entrañas brotan
 castaños, tejos,
 hayas y abedules.

 ¡ Y no puedo verlos!
 Pero el sentido de la vista
 no ha querido ser mi compañero.

 ¡ Cómo envidio a los que pueden ver!
 y cuando pienso
 que fuera de estas tinieblas
 hay un mundo de color,
 de formas, de movimientos...

 ¡ Y yo no puedo verlos !
 Me imagino esa diminuta hormiga
 que ligera acarrea su comida
 para el invierno,

 o a ese pajarillo de finos colores
 hincar su pico en las claras aguas de los ríos.

 Y ese árbol de largos brazos
 repleto de verdes hojas
 y de montones de florecillas
 que día a día,
 segundo tras segundo,
 van transformándose
 en coloridas y apetitosas
 formas frutales.

 ¡ Cómo envidio poder ver
 el milagro diario de la vida!

 Y cuando pienso en esos lienzos,
 fantasías exquisitas
 del ser humano
 que penden en las paredes
 de las pinacotecas.

 ¡ Oh ! , cuánto daría
 por admirar esa armonía
 entre formas y colores.
 ¡Y no puedo verlo!

 Y cuando oigo hablar
 de esa antesala
 a la Capilla Sixtina
 que es Altamira.

 Brota en mí tal rebeldía
 que desearía gritar, llorar...

 Y es entonces
 cuando fluye en mí
 este sentimiento de autodefensa
 que feroz combate
 contra la autodestrucción.

 Y mi interior grita:
 No, no puedes ver,
 pero sí sentir,
 tocar, palpar,
 amar y soñar.

 Hay gente que ve
 y sin embargo, no siente.
 Tu no ves,
 pero eres sensible
 a lo bello, a lo bueno.

 Ama cuanto te rodea,
 y tus manos se convierten
 en tus ojos,
 y con ellos miras,
 acaricias, y haces tuyo
 cuanto te rodea.

 Ellas junto con tu mente
 ponen el colorido
 ¡ Qué importa que a una rosa
 le pongas color verde!
 Es doblemente hermosa
 porque es tu rosa.


GILDA RUILOBA