A Gilda Ruiloba
La Cronista de Cayón.
En la tinta de Gilda no hay artificio,
hay raíz, memoria, un claro oficio
de quien sabe que el pasado no se ha ido,
sino que en el alma sigue vivo y prendido.
Pluma versátil que dibuja lo pasiego,
el carredano veloz y el viejo apego
a la tierra, a los oficios que el tiempo borró,
al "Nelus el Zorro" que el rey admiró.
Su prosa es faro que ilumina la historia,
buscando en archivos la humilde memoria
de indianos valientes, de un linaje tenaz,
de mujeres y hombres buscando la paz.
Y cuando el verso lírico toma la voz,
es un grito honesto, sin miedo ni oz:
el duelo de "Pérdidas" que el alma desgarra,
la isla sin ti, la vida que no se amarra.
Es la fuerza que denuncia el maltrato,
que rompe el silencio con un crudo relato,
dando voz a un miedo que se calla por dos,
un 10 de coraje que llega hasta Dios.
Gilda, tejedora de tiempos y vidas,
de historias alegres, de hondas heridas,
con un estilo claro que al alma conmueve,
el legado de un valle que a salvo se mueve.
Dedicado a Gilda Ruiloba
