domingo, 1 de agosto de 2021

 




  LA MOLINA DE VEGA

     Recientemente leía con estupor la noticia de que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico había tomado la decisión unilateral, con el apoyo del Gobierno de Cantabria, de derribar la presa de La Molina de Vega de Villafufre en el valle de Carriedo, sin dialogar, ni consultar previamente con la familia propietaria del molino harinero, ni con el Ayuntamiento de Villafufre. Esto me sorprendió, pues siempre he considerado que una democracia no solo consiste en elegir a nuestros representantes políticos, también en controlarlos, y no solo mantener nuestro patrimonio a base de impuestos, a cambio debemos de recibir una garantía de la protección de nuestros bienes, algo que, bajo el escudo o la disculpa del Plan de Impulso de Medio Ambiente para la Adaptación al Cambio Climático, creo que se están pasando por el arco del triunfo.

     El molino harinero de La Molina es todo un referente en el Valle de Carriedo, dentro de Los Valles Pasiegos. Es un edificio con mucha historia, primeramente, fue una fábrica muy importante de quesos y con el paso de los años se convirtió en un molino harinero cuando tan de moda estaban estos ingenios hidráulicos en nuestra tierra. Estos molinos revolucionaron la economía de nuestros valles al llegar a nuestra tierra el maíz, traído por Cristóbal Colón desde México de donde es originario.

     Si nos dirigimos al valle de Carriedo desde el valle de Cayón por la Hoz, nos introducimos en un paisaje que pareciese sacado de un cuento de hadas. A un lado de la carretera se encuentra el río Pisueña, custodiado por una preciosa montaña cubierta de espectaculares árboles, al otro lado, otra montaña con su denso bosque. Al circular por este lugar, nuestra mente no puede por menos que relajarse ante tanta belleza, cuando estamos absortos en ella, de pronto, pasamos una curva y ahí aparece ella, grandiosa, vigilante, con sus dos arcos de piedra prestos para dar paso a las aguas.

     Mi mente vuelve a mi infancia y recuerdo las horas pasadas en La Molina de Vega con mi abuelo Pepe, en la parte delantera del molino, en el corral, aún me parece ver aparcado el camión de mi predecesor, a la espera de ser cargado con la harina que el viejo molino estaba procesando. Más tarde sería llevada al almacén de piensos que mi abuelo poseía. En la larga espera, recuerdo a unos niños un poquito mayores que yo, una niña rubia de ojos claros me observaba con curiosidad. Yo en aquellos tiempos era muy tímida y no me soltaba de la mano de mi abuelo, él me preguntaba: -Mi hijita ¿no quieres jugar con esos niños? Yo le respondía con un gesto negativo de cabeza y me aferraba más a su mano. Él sonreía y me decía: -Te vas a aburrir, aún tenemos que estar aquí un rato. -No importa, le contestaba.

     La Molina de Vega ha estado presente en la vida de los vecinos de estos valles durante muchos años. Ese dique que quieren destruir por la tan traída y llevada actuación de mejora de reservas naturales fluviales y otros ríos de interés medioambiental, es de interés histórico para todos los vecinos de los valles pasiegos. Muchos disfrutamos enormemente con su contemplación y, por otro lado, es un muro de contención y control para las aguas en épocas de crecidas descontroladas que pueden acarrear muchos daños tanto al edificio de La Molina como a todo lo que pueden arrastrar a su paso. Deseo que esta decisión unilateral y antidemocrática pueda ser rebatida por la familia y el Ayuntamiento de Villafufre, estoy segura que tendrán todo el apoyo de los vecinos de los valles pasiegos tan arraigados a nuestras costumbres. “Porque conocer y conservar nuestra historia, es amar aún más a nuestra tierra”.