domingo, 17 de marzo de 2019










Las Renoveras en Los Valles Pasiegos
            Las mujeres cántabras y entre ellas las pasiegas, siempre se han caracterizado por ser muy trabajadoras y emprendedoras. Hoy quiero hacer un pequeño homenaje a las renoveras. Oficio que ya casi ha desaparecido con el paso de los años, y las nuevas exigencias que los tiempos modernos han traído a nivel sanitario y fiscal.
       En los Valles Pasiegos la economía familiar estaba basada generalmente en la ganadería, raro era la casa o cabaña donde no hubiese unas vacas y otros animales, como cerdos, gallinas, conejos, alguna oveja. Los huertos familiares se cuidaban  con mimo, pues no solo servían para alimentar a la familia, si no que era, otra fuente de ingresos, pues sus productos se vendían  en los mercados de la zona, al igual que las mantequillas y quesos que se hacían con la leche de las vacas. Los huevos, así como pollos, gallinas y conejos se comercializaban en la plaza, y la mayoría de las veces se ahorraban en la propia familia, pues su venta era necesaria para poder comprar el aceite y el azúcar, o pagar las cuotas del médico, el veterinario, el panadero o el almacén de piensos, a quienes ya se debía demasiado. Las pasiegas vendían sus productos, unas veces a las amas de casa, que allí acudían, en busca de los mejores productos, y en la mayoría de las ocasiones a las renoveras. Estas eran figuras muy importantes dentro de la economía familiar.
        Acudían a los mercados de la zona, siendo los más populares y de mayor venta, el mercado de Sarón, los viernes, el de Selaya, los domingos, el de Solares, los miércoles y también solían ir a la Plaza de la Esperanza en Santander.
       Las renoveras se desplazaban a los mercados temprano, y después de verificar las mercancías que eran ofrecidas por las campesinas, comenzaba el trato, por lo general se quedaban con todo lo que estaba a la venta, consiguiendo un buen precio, pues lo compraban todo de golpe, no sin antes regatear en los precios y tras un tira y afloja “que no lo quiero”, “que me pides mucho”, “¿qué voy a ganar yo si te pago todo eso, qué me queda a mí?”, “No, mira, quédate con ello, que la rubia aquélla me lo da más barato”. “Tú verás que te interesa más, estar aquí toda la mañana con ello, y al fin no venderlo, y volverte a casa con todo, después de tener que pagar los puntos del mercado, ¡vaya negocio que vas a hacer! Mira, yo te lo pago de golpe y te vas para casa. “Además, mira, estos conejos están muy flacos, y que decir de las gallinas, mira que cresta más descolorida tienen, ya son más viejas…”
       Y así estas mujeres renoveras se ganaban la vida. A menor precio de compra y mayor de venta, buena ganancia. Pero las campesinas también eran muy listas y las había costado mucho producir sus mercancías y tras un tira y afloja, se hacían las perdedoras, cuando en realidad, muchas veces se la estaban colando redonda a las renoveras y de este modo todas salían ganando y se quedaban contentas y buenas amigas para futuros tratos. Después de comprar los productos, ellas volvían a venderlos, unas veces en el propio mercado y otras los llevaban a comercios que previamente se los habían encargado o les vendían habitualmente, también hacían la venta casa por casa y pueblo por pueblo. Por otro lado, muchos productos escaseaban, sobre todo en la posguerra. Se da el caso, que hubo mujeres en los Valles Pasiegos que, debido a la precariedad y a su naturaleza valiente, yo diría, heroína, se dedicaron al estraperlo, arriesgando muchas veces su propia vida, pero la necesidad las hacía audaces.
       Con gran cariño se recuerdan a las renoveras de los Valles Pasiegos, porque ellas con su perspicacia hicieron historia, llevando riqueza a sus hogares y a sus pueblos.
      
        

jueves, 7 de marzo de 2019








MUJERES VALIENTES

Muchas gracias mujeres valientes,
mujeres heroínas,
vosotras que luchasteis
por las libertades de todas nosotras.

Fuisteis perseguidas, humilladas,
ridiculizadas, maltratadas, asesinadas,
Pero nada hizo cambiar vuestra decisión.
Nunca os plegasteis ante la injusticia.

Luchasteis por vuestros derechos
que eran los nuestros.
Los de todas, lo hicisteis con gran generosidad.
Entregasteis lo más preciado que teníais.

Hoy os debemos que haya mujeres científicas, políticas,
Hoy os debemos que todas tengamos derecho al voto.
Hoy os debemos un poco más de igualdad y libertad.
Hoy os debemos que el trabajo sea un poco más digno.

Hoy os debemos la libertad de decidir
Hoy os debemos la libertad de ser mujeres libres
Hoy os debemos la libertad de amar
Hoy os debemos la libertad de soñar.
Gracias, gracias, gracias.

Gilda Ruiloba.