domingo, 28 de noviembre de 2021

 





 EL SUEÑO REPARADOR DE LOS PASIEGOS

       Recientemente buscando entre mis archivos que contienen documentación sobre los Valles Pasiegos, me topé con una curiosidad, donde se explicaba que allá por el año 1890 se creía que una conciencia tranquila, hacer buenas obras o perdonar al enemigo, era un buen procedimiento para descansar y dormir bien.

      Pensaban que el trabajo duro al que estaban expuestos los aserradores, canteros, maquinistas, herradores y todas aquellas personas que tienen trabajo fuerte o están demasiado tiempo de pie, pueden estar expuestas a enfermedades adinámicas o debilidad muscular patológica. Por el contrario, se tildaba al holgazán como perezoso y recordaban que la religión cristiana califica la pereza como un vicio capital que genera otros pecados. Y esta holganza embrutecerá al individuo haciéndole perturbar la inteligencia.

     Según su modo de pensar, creían que el trabajo debía estar en consonancia con la constitución física de cada individuo. El alimento sería esencial para el desgaste del cuerpo y aconsejaban: legumbres, verduras, carnes, pescados, pan, vino, leche, entre otros, pero sin duda, entre las recomendaciones destacaba un buen descanso. Un sueño reparador implicaría la desconexión de los actos cotidianos. El sueño no debía de ser ni muy largo ni muy corto. Lo aconsejable eran ocho horas, de este modo, el día se dividiría en tres partes, ocho horas para trabajar, ocho para descansar y otras ocho para dedicarlas a tareas recreativas. Más de ocho horas en la cama estaría mal visto, pues se les consideraba perezosos, faltos de ambición y apáticos con respecto a la fortuna y la felicidad.

     Las alcobas deberían de tener ventanas y estar bien ventiladas, no tener plantas en macetas, pues durante la noche consumen oxígeno y expulsan dióxido de carbono, por el contrario, durante el día generan oxígeno. Tampoco se aconsejaba tener en los cuartos lámparas, lamparillas, bujías o candiles ya que viciarían el aire y producen como las plantas anhidrido carbónico. 

     En estos archivos encontrados, se dice que allá por el año 1890 en nuestros Valles Pasiegos consideraban que era malo soñar mucho o tener ensueños porque el cuerpo no se relajaba.

     También creían que era malo acostarse después de comer o cenar porque la digestión se hace lentamente y se generan gases en los intestinos y el estómago y puede darle incluso una apoplejía o derramen cerebral. Aconsejaban no dormir con fajas o ropa muy ceñida ya que dificultaría la circulación de la sangre y podría llegar a ser mortal.

     Dormir le da al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperar el estrés del día. El ser humano no puede vivir sin desconectar. Hay un refrán que ratifica estas palabras “Vamos a consultar con la almohada”

      Según los especialistas entre los beneficios de dormir bien se encuentran los siguientes: Se incrementa la creatividad, ayuda a perder peso, hace estar más sano, mejora la memoria, protege el corazón, reduce la depresión.

     Se dice que tu sueño condiciona tu vida. Hay estudios que nos indican que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, así cuando tenemos sesenta años, habremos pasado durmiendo 20.

     El sueño mantiene nuestra mente y cuerpo sanos.

    

      

    

 

 

    


domingo, 14 de noviembre de 2021

 




 NELUS EL ZORRO


     Recientemente en un reencuentro con mi amiga María José Río Gómez, su hermana y su prima, me hablaron de su abuelo, su historia me pareció tan interesante que he querido contárosla.

     Manuel Gómez Gutiérrez conocido como “Nelus” el pasiego, nació en Llerana de Saro, en el año 1875. Desde muy pequeñito su vida comenzó a ser muy peculiar, enfermó gravemente, tanto, que su familia temió por su vida y le compró un ataúd para enterrarle, pero milagrosamente se recuperó y tal vez como agradecimiento a Dios o como ofrenda, llevó el féretro a la iglesia donde estuvo colgado muchos años.

      De su paso por la mili sabemos que allí coincidió con Miguel Primo de Rivera. Su estancia en El Ferrol al servicio de la patria fue muy afortunada, pues su puntería con las armas era tan exacta que consiguió múltiples permisos y dinero. Pero si su puntería era fina, no lo era menos su picardía y encontrándose viajando en el tren con un amigo, tenían por compañera de viaje a una monja con su gran cofia y le dijo a su amigo: “Te apuesto una cena a que toco una teta a esa monja”, “calla hombre, ¿qué dices?” le respondió su compañero. Nelus con gran sutileza le dijo a la monja: “Hermana, ¿me dice la hora que es? Tocándola un pecho.

     Fue un superviviente de la guerra de Cuba donde luchó contra los rebeldes. Viajó hasta la isla a bordo del trasatlántico “Reina María Cristina”. Allí también destacó por su gran puntería. En una ocasión estando en formación en Cuba, en Puerto Padre, apareció un hermoso ciervo que se había escapado del monte. Nelus no lo piensa y poniendo su fusil al hombro, de un tiro mortal derriba al animal. El general Castellanos con gran sorpresa hace dar un paso adelante al responsable de tal hecho. Nuestro protagonista lo dio y el militar le dijo: “Está muy bien tu puntería muchacho, pero no vuelvas a hacer esto, porque es avisar al enemigo”.

     Nelus el pasiego se casó y tuvo doce hijos, vivía en La Canal al lado del convento de las monjas, en una casa de piedra con gran alero. Su buena puntería para la caza le llevó a participar con grandes personalidades en las cacerías, entre los que se encontraban el Rey Alfonso XIII, el yerno del general Chacón, D. Carlos Pombo, D. Carlos R. Cabello y Losada entre otros.

      Eran tantas sus ausencias que su esposa molesta, pues todas las tareas recaían sobre ella, le dijo en cierta ocasión: “Tú, todo el día por ahí, y tus hijos están sin calzoncillos”. Se ve que Nelo se lo contó al Rey y a sus compañeros de caza, y estos le regalaron una pieza de tela de algodón blanca para que hiciese los calzoncillos a los niños, con lo que era aún más trabajo para su esposa, pero esta hizo unas buenas sábanas con ella.

     Le unió gran amistad con el Rey Alfonso XIII, debido a sus cacerías, en las que intervenía como rastreador de la sorda. En cierta ocasión le invitó al palacio de la Magdalena a comer junto con otros cazadores. La mesa estaba servida con todo lujo de detalles, finas vasijas, cristalerías y cuberterías, y entre ello, un cuenco de cristal con agua para enjuagarse los dedos después del marisco. Pero el bueno de Nelus nunca se había visto en otra igual, y al sentarse en la mesa, tenía sed, y ni corto ni perezoso se tomó el agua del cuenco de cristal. Cuando sus compañeros le vieron sonrieron y comenzaron a hacer comentarios burlones, pero el Rey al darse cuenta, también cogió la vasija y bebió el agua, obligando así a todos los presentes a hacer lo mismo.

     En otra ocasión y ante las quejas también de su esposa por sus correrías y el poco abrigo que sus hijos tenían para el invierno, Nelus se quejó ante el Rey y este le regaló su capa que posteriormente serviría para abrigar a varios de sus hijos a la vez, para ir a la escuela. Cuando llegó la guerra civil española le requisaron la capa.

        Se da el caso de que uno de los yernos de Nelus fue alabardero del rey Alfonso XIII y le dieron casa, dinero y unos gemelos de oro.

     Pero lo que más famoso hizo al pasiego cazador fue cuando llevó un zorro vivo a Santander para que lo disecara Robles, un barbero del Paseo de Pereda. Lo transportó en un cajón de madera de los de tabaco, y tranquilamente se sentó para que lo afeitaran, pero la curiosidad de los allí presentes que nunca habían visto un zorro vivo, les hizo abrir la caja y ¡zas! El animal se escapa a la carrera Paseo de Pereda adelante. Nelus con media cara afeitada corriendo detrás del bicho y gritando: Atajaili, atajaili que ahí va el pan de mis hijos, pero el zorro que se las sabía todas, se lanzó al agua, y cruzó a nado hasta Pedreña. A los tres días se vio al zorro escondido y que previamente había dado buena cuenta de las gallinas que se encontraban en el gallinero del cura del pueblo.

     Esta hazaña del zorro le valió a Nelus el seudónimo de “Nelus el Zorro” 

 A Nelus le gustaba mucho el café, era muy cafetero, también era muy habilidoso para hacer los cuévanos y prueba de ello es esta foto en la que se le ve en pleno trabajo.

     

 

      

 

                                                Nelus haciendo un cuévano