domingo, 25 de octubre de 2020

 







LLERANA DE SARO NO DEJA DE SORPRENDER

      Desde pequeñita siempre me llamó la atención que un pueblo pequeño como es Llerana de Saro en el valle de Carriedo contase con tantos habitantes cuyos nombres eran de procedencia romana. Así podemos encontrar; Ángel que significa ángel de Dios. Aurelio: dorado, oro, brillante. Constantina: Constante, perdurable. Valeriano: Hombre de gran tamaño. Antonia: Bella como una flor. Julio: Deriva de una de las familias más antiguas de Roma. Marcos y Mariano: Consagrado a Marte el dios de la guerra. Julia: Que tiene el cabello crespo. Lilia: Como la flor del Lirio. Lorenza: Coronada de laureles. Lucía: Nacida en la primera luz del sol. Paulino: De baja estatura, pequeño, humilde. Severino: Inflexible. Laureano: Significa “laurel” símbolo de la fama y la victoria. Florentina: Florido, floreciente. Serafina: Ángel más puro que rodea a Dios. Fulgencio: Brillante, resplandeciente. Birino: Hombre de múltiples facetas.

     Estos son algunos de los nombres de los vecinos de Llerana en tiempos cercanos y el significado de cada uno de ellos. Muchos de estos, incluso pertenecen a la misma familia, más tarde investigando sobre este pueblo he podido comprender la razón de estos nombres, pero si mi sorpresa ha sido grande, mayor fue el entender como han perdurado a lo largo del tiempo.

     Según mis investigaciones he sabido que en los tiempos en que los romanos estuvieron en Cantabria, un militar llamado Laurius se trasladó a vivir a este pueblo con su ejército y puso de nombre a su nuevo lugar de residencia Lauriana y de ahí evolucionó hasta llegar a ser Llerana. Si estos datos encontrados fuesen veraces todo tendría sentido. Aunque han pasado muchos años y es muy difícil saberlo con certeza.

     En Llerana podemos encontrar dos monumentos o símbolos representativos de este lugar, que son su iglesia de San Lorenzo y el precioso puente de cuatro ojos sobre el río Llerana. Recientemente han caído en mis manos unos legajos antiguos muy interesantes propiedad de mi amigo Enrique Ruiz Carral y que este a su vez compró a un historiador, nos hablan sobre Llerana, sus gentes, modo de vida, límites territoriales, hijos bienhechores… Y así podemos conocer “literalmente” incluidas sus faltas de ortografía,   que: “Fueron hijos de este pueblo D. Agustín y D. Martín de Septien Montero ambos á competencia favorecedores en vecindario de la ciudad de Guanajato Reyno demexico, donde fallecieron, habiendo reedificado la Iglesia Parroquial y haciendo con sus bellos Altares la mejor de todo el Valle, remitiendo para su adorno, y servicios alhajas deoro, y plata dela mejor hechura, y valor, enloque echó el resto dicho D. Martín haciendo también sefabricase en ella la grantorre, y celebres campanas, que la hermosean, y además para la comodidad delos vecinos, que pa muchas labores habían devadear el río con carros les hizo construir un excelente Puente de piedra, cuyo coste ascendía a cien mil reales. También hizo erección de dos capellanías, y parece ser que una arca de misericordia que existe en otro lugar.

     Fue de este pueblo y de su antigua Casa delaConcha un Señor Arzobispo delos Vela Isla de Sicilia en los siglos pasados cuando la Sicilia era de España.

     En Llerana además de su Parroquia, que dexo referida cuyo Santo titular es San Lorenzo, hay una Iglesia de Santa María Magdalena, (ya desaparecida) de quien son Patronos los de la antigua Casa de Obregón, y además hay otra Ermita con la advocación de San Miguel en la que hay fundada Capellania por don Balthasar Ruiz de Castillo, hijo y cura que fue de dicho lugar. Ha tenido también Llerana varones excelentes por la línea militar”. Estos antiguos legajos también nos hablan de una posible mina de oro en Llerana, pues algunos aseguran haber advertido algunas vetas.

 

domingo, 4 de octubre de 2020

 









EL DEPORTE POR EXCELENCIA DE CANTABRIA

      El bolo palma es una modalidad de los bolos en Cantabria, también se le conoce como bolos a emboque o birle. Se le denomina bolo montañés y es el juego por excelencia en nuestra comunidad. Raro es el pueblo que no tenga una bolera. Desde antiguo este juego ha sido una reunión, distracción y competición entre vecinos y amigos. Como muy bien dice la canción “Es el juego de los bolos una fiesta entre mis gentes”. También existe la variante del Bolo Pasiego utilizado en las villas pasiegas.

     Recuerdo desde pequeña la bolera de mi barrio, donde jugué a diario con mis amigos, y ya en mi juventud fui socia de ella cuando corría a cargo de Felipe Valle, enamorado de este deporte. Era la bolera de San Antonio en La Abadilla de Cayón, construida en el año 1927 por los mozos del barrio y el entonces alcalde y también vecino Dámaso Gutiérrez San Román, de cuya junta directiva fue presidente muchos años.

     Estas boleras por lo general estaban rodeadas de árboles, en la mayoría de las ocasiones fresnos. Son rectangulares y llanas, se aconseja su construcción máxima de 34 por 8 metros y se compone de tres partes: Tiro, caja y birle y se divide en cuatro: Zona de tiro, Fleje, emboque y raya al medio.

     La emigración cántabra llevó consigo este deporte allá a donde fue y así podemos encontrarlo en Barcelona, Cádiz, Madrid, Vizcaya, entre muchos lugares nacionales, pero también en el extranjero como en México, Argentina, Venezuela, Chile…

      En el arte de hacer los bolos encontramos uno de los oficios tradicionales de Cantabria. Preguntándole a mi amigo Nelo, el artesano de la madera, he podido conocer los pormenores de esta fabricación. Los bolos se hacen principalmente con madera de abedul, es la más deseada, pero también se pueden hacer con avellano e incluso con chopo. Se corta en invierno, en menguante, los mejores meses son los de diciembre y enero. La madera se troceará en tochos a la medida requerida, después de pasarlo por la sierra, en basto tiene que estar un año secando. En la base se le hace una ranura y se mete una argolla metálica, posteriormente se lija para dejarlo fino. Los bolos miden 45 centímetros de altura y 5 de diámetro, pesan entre 550 y 630 gramos. En el juego se utilizan 9 bolos y uno más pequeño llamado emboque. Además de éstos se necesitan las bolas que son esféricas de madera de encina de entre 12 a 18 centímetros, su peso oscila entre 1,5 y 2,3 Kilos. Al gusto del jugador. Para hacer esta bola se saca un taco dejando el corazón, ya que esta zona no valdría. Se tiene secando dos años. Algunas veces las bolas se abren por el viento sur, pero dándoles ajo suelen cerrarse las grietas. Antiguamente se les metía incluso en orines.

     Hay jugadores que quieren menos peso en las bolas y en estos casos por un agujero en el centro se vacía al gusto, otros por el contrario lo prefieren mayor y se les mete plomo que previamente se calienta y una vez líquido se introduce por el hueco y se sella con un trozo de la misma madera. De este modo se equilibra el peso al gusto del jugador.