ANTONIO FERNÁNDEZ-ALONSO Y DIEGO
Muchos fueron los cántabros que se fueron
a otras tierras en busca de fortuna. Entre ellos Antonio Fernández-Alonso y
Diego, carredano de nacimiento que concretamente nació en Selaya en el año 1823.
Partió a Úbeda en la provincia andaluza de
Jaén. Allí le fueron muy bien las cosas, adquirió numerosas fincas y consiguió
ahorrar una nada despreciable fortuna en aquellos tiempos. Este carredano
viajaba con frecuencia a su pueblo natal, siempre que sus obligaciones se lo
permitían. Como anécdota contaré que en el último viaje a su tierra, siendo ya
mayor, al bajarse del tren en Guarnizo se cayó y ya nunca más pudo volver a
caminar.
Antonio Fernández-Alonso y Diego era
soltero, y sin duda la idea de morir sin descendientes directos le hizo meditar
mucho lo que haría con su fortuna. Como buen carredano quiso que ésta
revirtiera para bien de sus vecinos. Y tal vez, con estos pensamientos llegó a
la conclusión de que una Fundación sería la solución. Y así antes de morir en
el año 1908 a la edad de 85 años y ser enterrado en su muy querido pueblo de
Selaya, hizo testamento.
Tenemos conocimiento que lo otorga en la
localidad de Málaga el 10 de junio de 1878 y dispone que las tres cuartas
partes de sus bienes se empleen en títulos y con sus rentas sostener a
perpetuidad unas escuelas gratuitas, para varones y hembras, en la villa de
Selaya, enseñar a los varones las asignaturas necesarias para la carrera de
comercio y a las hembras los conocimientos elementales, superiores e
indispensables a la mujer. El maestro recibirá de la fundación la cantidad de 1250
pesetas anuales, mientras que la maestra 1000 pesetas. Resultando que por
testamento ológrafo del mismo señor en la notaría de D. Celestino Menéndez
Villamil, residente en Villacarriedo y otorgado en 28 de agosto de 1901
confirma la fundación Antonio Fernández-Alonso y Diego. Está dotada con capital
suficiente para el sostenimiento teniendo carácter de perpetuidad.
Según escritura fundacional los patronos
han de ser dos, que determina entre sus sobrinos el fundador. Se han de elegir
siempre entre sus familiares sin que intervengan el estado, provincia o
municipio. Se asignaba la cantidad de 125 pesetas anuales a los patronos para
viajes y que pudiesen reunirse, ya que vivían en diferentes lugares. En
concepto de gastos de administración la cantidad de 250 pesetas. Todos los gastos
eran inalterables.
También dejó a varios familiares el
usufructo de varias tierras y casas en Selaya y Úbeda. Con el tiempo todos
estos bienes se vendieron para capital fundacional que debía de estar en
láminas intransferibles en el Banco de España en Madrid, esta fue la voluntad
del fundador. El capital fundacional era de 193.500 pesetas y esto producía un
líquido anual de 2.981 pesetas, pero el fundador no prevé el avance de la vida
y con ello la pérdida de capacidad adquisitiva de la moneda.
Al pasar los años fueron establecidas dos
escuelas nacionales en Selaya, una de niños y otra de niñas, con lo cual la
enseñanza a cargo de la Fundación quedó suficientemente atendida, incluso con
el mismo profesorado.
Al no tener capital suficiente, se
solicita modificar la Fundación y con las rentas de la misma, se dota una
Congregación de Religiosas obligada a dar instrucción complementaria y
secundaria gratuita a las jóvenes de esta villa, se autoriza el 11 de febrero
de 1950, y el 1 de septiembre de 1955 se reúnen la Reverenda Madre Superiora
General de las Hijas de los Dolores de María Inmaculada y el secretario de la
junta provincial de Beneficencia en representación del Patronato, se
comprometen a que la mencionada orden cumpla todas y cada una de las
condiciones exigidas y el Patronato hará entrega a la congregación del 75% de las rentas
fundacionales y de la casa fundacional para colegio.