domingo, 15 de mayo de 2022






LA BLASFEMIA Y SUS CASTIGOS EN EL PASADO

     Recientemente recordaba unas placas de porcelana blanca con grandes letras negras, en el interior de la iglesia de mi pueblo cayonés. En ellas estaba escrito: “PROHIBIDO ESCUPIR” y “PROHIBIDO BLASFEMAR”. Hablando con los mayores del lugar, incluido mi padre, me contaban que antiguamente castigaban por blasfemar, mi progenitor me decía que en el valle de Carriedo había carteles en los bares y otros lugares, comunicando que se impondría una multa a quienes blasfemasen. Yo en mi infancia no comprendía el significado de aquellos carteles en la casa de Dios. ¿Cómo era posible que alguien se atreviese a escupir y blasfemar en su casa? Estas placas estaban colocadas en unas columnas, en el lugar destinado a los hombres, pues hace años mujeres y hombres escuchaban la misa por separado, ellas en la parte delantera con sus velos o mantillas, muchas con su misal y rosario. Los velos desaparecieron con el paso del tiempo, hoy se ha dejado a la libertad de cada mujer la decisión de llevarlo o no, y prácticamente han desaparecido, pero yo recuerdo utilizarle en las misas del colegio, al igual que todas mis compañeras, era obligatorio, y una tradición muy antigua.  Sus raíces estaban en el pueblo de Israel y significaba sumisión a Dios y respeto, igualmente, es símbolo de modestia, de recogimiento y silencio. Los hombres estaban colocados en la parte trasera de la iglesia, tal parecía que custodiaban y cuidaban el templo. En mi inocencia infantil no daba crédito a las palabras inscritas en aquellas placas. Con el paso de los años las retiraron.

     En verdad, todo ha cambiado mucho, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando leyendo las Reales Ejecutorias me encontré que en tiempos de los Reyes Católicos las cosas aún eran peores, entonces no solo multaban con una pequeña cantidad de dinero, había grandes castigos por blasfemar, y no solo en nuestros valles de Carriedo y Cayón.

     Como decía recientemente, las Ejecutorias son Sentencias reducidas y en ellas nos indica un retrato y calco de la época que se vivía, una sociedad muy complicada, y difícil, asesinatos, delatores, acusaciones infundadas.

          La blasfemia era motivo de condena, y así podemos ver con fecha 12 de noviembre de 1491 en Valladolid, Pedro de Cogollos, alcalde de la villa de San Vicente de la Barquera, acusa a Gutierrez Merced, vecino de la villa de San Vicente de la Barquera, de blasfemar contra Dios.

     Sentencia de Fernando de Rivera, corregidor de la villa de San Vicente de la Barquera, condenando a Gutierrez de Merced a que le sea cortada la lengua públicamente y a perder la mitad de sus bienes. Condena a Gutierrez Merced al pago de costas.

     Sentencia de los alcaldes del crimen, revocando la sentencia dada por Fernando de Rivera, corregidor de la villa de San Vicente de la Barquera, puesto que Gutierrez de la Merced blasfemó contra Dios perturbado por el dolor que le ocasionó cierta herida. Condena a Gutierrez de la Merced al destierro de la villa de San Vicente con pena de dos años si incumplía la sentencia por primera vez, y con pena de destierro perpetuo si incumplía la pena por segunda vez. Condena a Gutierrez Merced al pago de diez mil maravedís, más al pago de costas.

     Sentencia de revista que confirma la dada en vista. Ordena moderar la pena de diez mil maravedís a la que fue condenado Gutierrez Merced a seis mil maravedís. Reales Ejecutorias Caja 41-49.

     Y en estas condiciones vivían nuestros antepasados y estas eran las leyes por las que se regían en los Reales Valles de Cayón y Carriedo, así como en Trasmiera y Penagos. Sin duda alguna eran muy severas. Contar con estos documentos tan antiguos es un auténtico privilegio, pues son auténticas joyas. A través de ellos podemos conocer con toda certeza como era la vida de nuestros ancestros, lo duros que podían ser los castigos a los que se les sometía cuando no cumplían con la conducta requerida. Francamente, viendo estas sentencias había que pensarse dos veces el blasfemar o delinquir. Nuestra historia no deja de sorprenderme, cuanto más investigo más quiero saber, porque conocerla es comprender mejor nuestro presente. Antes de los Reyes Católicos la justicia era medieval y feudal, por eso Isabel y Fernando quisieron modernizarla.

     La blasfemia pertenece a los delitos de OFENSA. Las Justicias Menores (villas, pueblos, comarcas, ciudades etc.) fallaban sentencias muy severas y crueles con reminiscencias medievales, casi feudales, por eso los interesados se veían obligados a Apelar a este alto tribunal “La Real Audiencia y Chancillería de Valladolid”. (Para el Norte del Tajo). Para el Sur estaba la Chancillería de Granada, creada posteriormente.