"CONTIGO SIEMPRE MI AMOR"
El comedor está dispuesto, la vajilla de loza blanca,
sobre el mantel de hilo que tú me regalaste.
sobre el mantel de hilo que tú me regalaste.
De nuestro jardín he seleccionado las flores más hermosas para ti.
Hoy es uno de esos días en que deseo disfrazar la verdad.
En que solo quiero que se vea lo bonito, lo feliz.
Es demasiada la pena que llevo por dentro para hacerte participe de ella.
En que solo quiero que se vea lo bonito, lo feliz.
Es demasiada la pena que llevo por dentro para hacerte participe de ella.
Sé que es cobarde por mi parte el no decirte la verdad y con ello rompo uno de los pilares fundamentales en los que se basa nuestra relación.
Pero he descubierto que soy egoísta, ¿o tal vez no?.
He meditado mucho este silencio y tal vez mi decisión no sea la certera. ¿Pero cómo saberlo sin correr el riesgo? Con uno que sufra es suficiente.
¿Por qué he de hacerte participe de mi dolor?
Cuando yo solo quiero que tu seas feliz, si quiero ver esa risa, que es mi vida.
Tal vez nunca llegues a perdonarme esta falta de la verdad, este no querer compartir mi angustia.
Cuando yo solo quiero que tu seas feliz, si quiero ver esa risa, que es mi vida.
Tal vez nunca llegues a perdonarme esta falta de la verdad, este no querer compartir mi angustia.
Te conozco bien, y sé que tu eres quien más va a sufrir y eso es lo que yo no quiero.
Pero si me confieso egoísta, no es porque tu no sufras, y confieso que esto me atormenta. Sino porque no quiero lástima, ni caridades, ni miradas bondadosas, ni gestos, ni palabras disfrazadas.
Te quiero a ti y nuestra relación tal y como os tengo ahora, natural, espontanea.
Y es desde mi egoísmo, donde me nacen estas ganas de vivir, de fingir que no pasa nada, que todo está bien.
Sabré representar mi obra, reiré con la adversidad, y disfrutaré de cada momento de nuestra vida como si fuese el primero y el último.
Pero frente a la perplejidad que me causa este conocimiento, me siento en la obligación de darte una explicación. Y se que tu me entenderás y me perdonarás esta cobardía de no decirte la verdad.
Cuando leas esta declaración yo ya no estaré contigo. Aunque si es cierto que el espíritu nunca muere y permanece junto a aquello que amó, puedes tener la certeza de que siempre estaré contigo.
Cuando leas esta declaración yo ya no estaré contigo. Aunque si es cierto que el espíritu nunca muere y permanece junto a aquello que amó, puedes tener la certeza de que siempre estaré contigo.
No me voy por mi voluntad, pero este maldito mal que ha tomado mi cuerpo por residencia se empeña en llevarme con él.
Mis palabras en estos momentos de angustia y miedo, se tornan dulces, al pensar en ti y me lleno de fortaleza pues quiero pensar que aunque ya no esté contigo en la tierra, mi espíritu y todo mi amor, por siempre estará contigo.
Quiero que en nombre de este gran amor que nos unió, superes esta adversidad con valentía, no quiero que sufras, esto es lo último que te pido por ese nuestro amor.
Sé feliz el resto de tu vida.
Quiero que en nombre de este gran amor que nos unió, superes esta adversidad con valentía, no quiero que sufras, esto es lo último que te pido por ese nuestro amor.
Sé feliz el resto de tu vida.
Vive por los dos, lo que yo no puedo vivir, disfruta de cada momento, de cada instante.
Y no puedo por menos que darte las gracias por esta vida tan llena de felicidad que me has brindado, por nuestras discusiones, por tanto esfuerzo y trabajo que contigo siempre fueron más llevaderos .
Por todas esas pequeñas cosas que van tejiendo una vida.
Gracias por cruzarte en mi camino y perdóname por no haber cumplido tantas promesas que te hice.
Pero esto es una despedida y no es lo que yo quiero, porque ¿Cómo ha de ser una despedida si uno no se va?
Y yo me niego a que mi espíritu no esté contigo.
Contigo siempre hasta que dentro de muchos años, aunque un instante para mí, te reúnas conmigo y ya nunca nadie podrá separarnos y por siempre permaneceremos juntos y unidos gozando de esta felicidad que en la tierra hemos compartido.
Pero esto es una despedida y no es lo que yo quiero, porque ¿Cómo ha de ser una despedida si uno no se va?
Y yo me niego a que mi espíritu no esté contigo.
Contigo siempre hasta que dentro de muchos años, aunque un instante para mí, te reúnas conmigo y ya nunca nadie podrá separarnos y por siempre permaneceremos juntos y unidos gozando de esta felicidad que en la tierra hemos compartido.
Autora: Gilda Ruiloba.