SE
ACERCAN TIEMPOS DIFÍCILES
Tras las primeras
salidas después de 99 días de confinamiento, nos damos cuenta que los problemas
no han finalizado con el aislamiento. Hemos tomado nuevamente las calles,
playas, bares, todos estamos ansiosos de recuperar nuestras vidas de siempre. En
nuestras salidas nos cruzamos con otros ciudadanos y los observamos con
detenimiento, unos llevan mascarilla, otros no, unos guardan las distancias de
seguridad, otros por el contrario no lo hacen. Y nos preguntamos ¿Es que acaso
no hemos aprendido nada? Los días de encierro han sido muy duros. Nuestros
cuerpos y mentes se han resentido, la falta de vitamina D es muy común entre
nosotros después del largo confinamiento, pero tal parece que muchos quieren
que volvamos a él. No respetan las normas poniendo en peligro al resto. Los
brotes están surgiendo nuevamente y cuando acabe el periodo estival se
incrementarán según los entendidos.
Se avecinan
tiempos muy difíciles y las dudas e inseguridades nos hacen sentir vulnerables.
No sabemos a ciencia cierta que va a pasar con la pandemia si remitirá o no. No
sabemos que va a pasar con miles de trabajadores y sus puestos de trabajo, si
los recuperarán nuevamente o desaparecerán. Los autónomos están nerviosos y
asustados, los ganaderos se sienten utilizados e infravalorados, después de
solucionar el problema a millones de hogares durante la pandemia en la que
gracias a ellos nuestras neveras estuvieron llenas de productos lácteos y
alimentos frescos también por parte de los agricultores. Ahora nos encontramos
con que sus productos se venden por debajo del precio de producción sin ningún
rubor por parte de quienes deberían velar por el justo precio.
Además de todos
estos problemas tenemos otro muy grande. Muchas familias siguen en ERTE, otras
están en el paro, muchos hogares no tienen lo suficiente para poder subsistir,
pero ya se nos anuncian las subidas de impuestos.
Muchas personas han fallecido, se habla de
datos de más de 48.000, aunque estoy convencida de que nunca vamos a saber la
verdad. Con el fallecimiento de tantos seres queridos que en su mayoría han
sido nuestros mayores, esos que tanto lucharon para construir sus casas y sus
patrimonios ayudados por sus hijos, pues ahora nos encontramos también que esa
herencia que han dejado atrás, las autoridades de turno pretenden grabar con
más impuestos, dicen que para que todas las autonomías sean iguales, pero no se
les ocurre que la igualdad también se puede hacer a la inversa, que las que más
paguen se beneficien pagando menos. Se da el caso de que muchos hijos han ayudado
a sus padres para construir sus propiedades por las que ahora pretenden
hacerles pagar nuevamente. El patrimonio se paga ya, todos los años se recauda
el IBI, en las compraventas se pagan todos los impuestos, pero por lo que se ve
no les parece suficiente, todo es poco. Mucha gente se ha visto en los últimos
años abocada a renunciar a la herencia de su familia que por derecho le
corresponde, pero ante la brutal ambición de los políticos vía impuestos de
sucesiones ve con perplejidad como su patrimonio acaba en manos de los fondos
buitres. Atrás queda el esfuerzo de toda una familia pasando necesidades para
poder comprar unos bienes y que en muchas ocasiones se van a ver obligados a
renunciar a ellos por no poder pagar los excesivos impuestos. Cuando esto pasa
algo no funciona bien en nuestro sistema.
Esa gran empresa,
la mayor de España que son los políticos, debieran mirarse al ombligo y pensar
que detrás de sus decisiones hay muchas familias que pueden sufrir y a las que
van a mandar a la miseria. Tanto el Banco de España como los Empresarios le han
dicho al gobierno que no es momento de subir impuestos, los españoles están en
una situación difícil y de incertidumbre. Les han aconsejado que mejor recorten
en gastos innecesarios. Creo que deben de escuchar, no seguir con su ruta
anterior a la pandemia porque ya nada es igual que antes.
Gilda Ruiloba.