domingo, 21 de junio de 2020











LAS BODAS PASIEGAS DE OTROS TIEMPOS

   En el siglo XVII, más concretamente en la década entre 1650 y 1660 la población en Valles Pasiegos era muy pobre. Muchas eran las penalidades y privaciones de sus vecinos, y aunque bien es cierto, que los hijos de esta gente humilde y pobre, en muchas ocasiones llegaron a ser grandes personalidades en el mundo de la política, la iglesia y en lo militar, sus padres no corrieron la misma suerte.
     Hay documentos de esta época que nos hacen conocer como eran las bodas en aquellos tiempos. Así nos cuentan que la novia acudía acompañada de sus padres y el novio con los testigos, generalmente, gente destacada de la comarca entre los que se podían encontrar, abogados, militares, clérigos, entre otras personas importantes. Los novios se daban la mano en señal de esponsales. Los padres de la novia indicaban la parte de su hacienda que había de aportar al matrimonio y se levantaba acta por el escribano.
     Las escrituras dotales comenzaban señalando el lugar y fecha, e indicaban en el escrito quienes comparecían ante él como testigos de ambas partes. Ante el escribano decían tener trato entre ambos y haber concertado que el novio se ha de casar y velar con la novia. Lo harán conforme al Santo Concilio de Trento y en señal de cumplimiento los novios se daban la mano y bebían juntos brindándose.
     Los padres de la novia para que el matrimonio tenga efecto y puedan subsistir con las cargas en mancomún, juntamente, dotaban a su hija con diferentes bienes raíces y hacían un inventario de las fincas, prados y tierras de labor. Detallaban los carros que medía cada finca y donde se encontraba ubicada. Así mismo inventariaban el ganado a dotar. Lo mismo hacían con el ajuar de la novia. En diferentes documentos he podido encontrar curiosidades como estas, que los animales diferenciaban a la clase más pudiente, mayor número de animales, señal de mayor riqueza.  Además de describir los animales a entregar, también se hacía apunte, en muchas ocasiones, el ajuar de la novia. Si los contrayentes fuesen de la misma familia, los padres de la novia serían los encargados de pagar la dispensación de parentesco.
    
     En cuanto a los animales, podemos encontrar inventariados, dos gruñentes medianos, tres cabras y un lechón, esto en uno de los casos. En otro inventariado para entregar el día que se casen y velen juntos, una vaca parida o preñada con jato o jata, dos bueyes, tres lechones, dos cencilladas de yerba y los ajuares necesarios de por casa, así como las diferentes fincas y terrenos.
     Una cama de ropa, seis sábanos, dos sábanas, seis barbellares, cuatro tocas, una tabla de manteles, dos camisas, dos gorgueras, una de Ruan y otra de lienzo, dos faldas, una de estopa y una de lienzo, un vestido, una manta de Carriedo, un abantal listado de Santillana, tres garrotes, tres cestos, un baño y una tijera, una azada, una hacha, un rastrillo, una caldera, una sartén, un asador, una cuchara, un yugo con sus aparejos, un aladro con su reja, un rastro con su cunera, una arquilla pequeña de Carriedo de haya, una caja pequeña y un arca de roble. Con todo esto, el novio se obligaba a cumplir la palabra dada.
    
                                                          Gilda Ruiloba