domingo, 11 de diciembre de 2022

 





(Altar de piedra de la iglesia "La Castrense" que se encuentra en la actualidad en la iglesia de Cristo Rey en Santa Fe. Fotografía de Blair Clark). Obra de Bernardo de Miera.



BERNARDO PASCUAL DE MIERA-VILLA Y PACHECO

     Algunas veces investigando me encuentro con personajes verdaderamente apasionantes, y no alcanzo a comprender como han permanecido tanto tiempo en una posición de “desconocidos”, cuando son auténticos genios. Personajes de nuestra tierra que deberían de estar incluidos en los libros de texto y ser estudiados y conocidos por todos nuestros alumnos.

     Este es el caso del carredano Bernardo de Miera-Villa y Pacheco nacido el viernes 4 de agosto de 1713 en Santibáñez de Carriedo. Nace en el seno de una familia por parte paterna de vocación militar. Tanto su padre Luis de Miera-Villa como su abuelo del mismo nombre tienen el grado de capitán de caballería cántabra. Su madre fue Dª Isabel Ana Pacheco de la Cerda natural de Milán y de ascendencia de Vejorís, se dice que el apellido de la Cerda viene de Reyes, concretamente, de una rama de los Trastámara. Fue bautizado por D. Francisco Antonio de Arce en Santibáñez el 13 de agosto de 1713. Sus apellidos; Miera es de Selaya. Villa, de la casa de la Hondal en Santibáñez y Pacheco de su madre de Vejorís en el Valle de Toranzo.

     Bernardo era un varón de poca estatura y ojos azules. Fue educado como ingeniero militar y como tantos otros jóvenes emigró a la Nueva España para hacer las Américas, aunque su familia estaba muy bien posicionada.  Allí se casó en Janos, el 20 de mayo de 1741 con María Estefanía de los Dolores Domínguez y Mendoza con quien tuvo cinco hijos: Manuel, María, Anacleto Bernardo, María Antonia y Juan De Miera y Pacheco. En 1743 vivió junto a su familia en El Paso.

      Bernardo fue un “genio”. Está considerado como el más importante cartógrafo de la Nueva España. Era un gran artista especializado en imágenes religiosas. Tuvo la capacidad de alcanzar la excelencia en diferentes ramas del conocimiento como astronomía, cartografía, comercio, matemáticas, geografía, geología, geometría, tácticas militares, ganadería, enología, metalurgia, idiomas, iconología, iconografía, liturgia, pintura, escultura y dibujo.

     Miera trabajó como comerciante, recaudador de deudas, ranchero y siguiendo la tradición familiar fue militar sirviendo en varias campañas. Llegó a ser como sus ancestros capitán y en 1747 dirigió un destacamento militar acompañando al padre Juan Menchero empeñado en convertir a los navajos y reasentarlos alrededor del actual Nuevo México, pero no tuvo éxito en sus objetivos. Nuestro protagonista de hoy elaboró el primer mapa del territorio que atravesaron. Se sabe que en 1749, cartografió el río Grande desde el Paso hasta su confluencia con el río Conchos.

     Unos años más tarde se trasladó con su familia a Santa Fe y fue nombrado alcalde de los pueblos Galisteo y Pecos. Participó en tres campañas contra los comanches.

     En la iglesia de Cristo Rey en Santa Fe podemos encontrar su obra maestra, el retablo del altar “La Castrense” impresionante obra labrado en piedra por este gran cantero en el año 1761 y que sin duda aprendió el oficio en nuestra tierra montañesa.  El retablo mide siete metros y medio de altura por cinco metros y ochenta centímetros de ancho y fue construido en bloques de piedra blanca que posteriormente se pintaron. Un rasgo típico y que distinguía las obras de Miera eran los dedos largos y las orejas más grandes de lo normal para indicar que los feligreses escuchasen mejor las plegarias, o eso es lo que se cree que el artista quería expresar. Fue un gran pintor y tallista. Varias de sus obras pueden ser observadas en iglesias y museos como la talla de S. José (1784-1785) con el Santo Niño o Santa Bárbara (1782) entre otros.

     Bernardo realizó varios mapas del territorio para el virrey de Nueva España por petición de Francisco Antonio Marín del Valle que era el gobernador y capitán general de Nuevo México. Sus mapas serían muy importantes para futuras rutas.

     Fue un gran artesano experimentado en la madera, el metal y la piedra, nada se le resistía, pero si algo tenía nuestro protagonista de hoy era sencillez, tanta, que lejos de querer deslumbrar con sus obras ni siquiera las firmaba, lo que ha sido un problema para poder reconocerlas hoy en día.

      Durante los últimos siete años de su vida sirvió como soldado distinguido en el Presidio de Santa Fe. Falleció el lunes 11 de abril de 1785 en dicho lugar de Nueva España a la edad de 71 años donde fue enterrado, un año y medio después que su esposa.

        El carredano Bernardo de Miera fue sin duda alguna el cartógrafo más importante de Nueva España y uno de los estudiosos más grandes de la América del siglo XVIII. Sus mapas fueron usados y copiados por los más prestigiosos cartógrafos estadounidenses durante muchos años, incluso trataron de apropiarse de su autoría. Cartografió ríos y montañas de Nuevo México, Colorado y Arizona.