sábado, 26 de diciembre de 2015

CELIA y LA ANJANA

Cuento escrito por mí, en el que quiero homenajear a mi manera, a María Blanchard, pintora cántabra, nacida en Santander a quien siempre he admirado por su extraordinaria obra.










CELIA Y LA ANJANA


Sucedió hace muchos años en un pequeño pueblecito del Valle de Cayón...

       En un precioso día del mes de mayo, en que los campos se confundían con una hermosa alfombra de color verde, cubierta de florecillas de vivos colores, y el sol acariciaba con sus rayos a todo el valle, nacieron en el seno de una familia humilde dos niñas gemelas a quienes sus padres bautizaron con los nombres de Celia y Aída.
       
Los años fueron pasando y las niñas creciendo. Aída era muy hermosa, agraciada y alegre.    
Por el contrario su hermana Celia era contrahecha, sus pies inmensamente grandes, su cuerpo corto y en su espalda sobresalía una giba.
       
Celia era una niña introvertida y extremadamente sensible. 
Con frecuencia era el blanco de las risas y burlas de sus compañeros de juegos. 
Pero ella siempre contaba con el cariño y apoyo de su hermana Aída, quien se encargaba de defenderla y protegerla de quienes se atrevían a burlarse.

A pesar de todo, Celia sufría en silencio. 
Y en su interior se acumulaban un sinfín de amargas preguntas.
¿Por qué no soy como los demás niños?
¿Por qué todos se burlan de mí?
¿Por qué la gente me mira como un ser extraño?.
Y cada día su carácter se volvía más introvertido y buscaba la soledad.

Mientras, su hermana Aída jugaba alegremente con sus amigos, y se convertía en el líder de todos ellos.

Celia por el contrario rehuía de sus compañeros de juegos, no quería ser el centro de sus burlas, no quería que la hiciesen llorar más. ¡Deseaba huir, estar sola!

Celia se refugiaba en los verdes campos y tenía como compañeros a los pajarillos, las hormigas y los saltamontes.

Les hablaba, les contaba sus penas, sus ilusiones porque sabía que ellos no la harían sufrir, no se burlarían.

Ella recibía a cambio la dulce melodía del jilguero, el ir y venir nervioso de la hormiguilla portando su sustento para el invierno, y el rítmico salto con que el saltamontes agradecía su compañía.

Celia disfrutaba dibujando y pintando a sus amiguitos, lo hacía con tanto amor y exquisito primor que sus dibujos eran una armoniosa combinación entre formas, colores y movimiento.

Sus dibujos hablaban por si solos. Cuantos lo admiraban podían ver en ellos, cuanta sensibilidad, amor y humanidad se escondían en su autora.

Una tarde en que Celia salía de la escuela y su hermana Aída no había podido asistir a las clases,fue nuevamente objeto de burlas por parte de sus compañeros.

Todos los niños la tocaban la giba, y la insultaban, la llamaban cheposa, contrahecha, eres como un sapo le decían, y todos se burlaban y reían.

Celia, en su desesperación, corrió hacia su refugio en la pradera, junto al bosque,y llorando se desplomó al lado del arroyo.

Sus amiguitos del bosque la observaban con dolor.

Celia gritaba: ¡Quiero morirme! ¿porque nadie me quiere?
todos se burlan y yo no tengo la culpa de haber nacido así. 
Ya no quiero que se rían más de mí. ¡No quiero vivir así!.

Sus amiguitos del bosque la rodearon, el pajarillo cantaba con penosa melodía, las hormiguitas dejaron de acarrear su comida para darle su acogida. El saltamontes hacía piruetas tratando de conseguir una sonrisa. 

Y de pronto... la reina del bosque, "La Anjana", la que Celia siempre había creído un mito, una leyenda, apareció con gran majestuosidad y belleza, reflejándose en el arroyo. 

Y dulcemente con palabras llenas de amor y melodía, así le habló:

Celia querida, no llores, no sufras más, porque la belleza exterior no cuenta, ya que es flor que pronto se marchita.

Pero la que si cuenta es la belleza interior y esa nunca se marchita. 
Esa es patrimonio para toda la vida. Y tú, la tienes Celia.

¿De qué le sirve a una persona ser muy hermosa, si interiormente está vacía, si es incapaz de sentir, si es una persona llena de maldad, alguien que no sabe estar? Esa, si es una persona contrahecha.

Celia, tu naciste con un defecto físico, otras personas tienen otros defectos. 
¿Pero acaso no te has preguntado que después de todo eres afortunada?

Has nacido dentro de una familia que te quiere. Tienes gran capacidad para aprender,exquisita belleza interior.
Tu debes de hacerte amiga de tu cuerpo y no compadecerte.
Sigue cultivando esa belleza interior que es tan importante, mucho más que la de un cuerpo hermoso.

Busca en todo lo que te rodea ese amor que tu posees. Perdona a cuantos te humillan y hazles ver que dentro de ese cuerpo hay una persona hermosa.

Estudia y supérate, demuestra a todos con tu ejemplo, que la belleza interior y la cultura significan mucho más que la belleza exterior.

Yo por mi parte y en prueba de mi gran amor por ti, te concedo un don:
Serás una gran pintora, una artista que sepa plasmar en el lienzo toda la humanidady el amor que hay en ti. 

Acariciando a la niña, la Anjana desapareció.

Pero aquella noche todos los compañeros de Celia tuvieron un sueño común. Todos vivieron por una noche, que su cuerpo era giboso y contrahecho, y sintieron en su propia carne la angustia
de las burlas y las risas.

Desde esa noche, nunca, ninguno se burló de Celia y todos la respetaron y amaron con un 
cariño sin igual.

¿Tendría algo que ver en esto la Anjana?.

 A partir de entonces Celia supo encontrar siempre un hueco entre sus compañeros de estudios.

Su lucha fue un constante esfuerzo y sacrificio, dedicó muchas horas sin escatimar esfuerzos al estudio y la pintura.
No le fue fácil conseguir su meta al principio, pero ella jamás se rindió ante la adversidad, sino todo lo contrario, era un reto, ella sentía la necesidad de triunfar, de ser admirada y querida.

Ella quería dar su mensaje de que todos los seres humanos somos iguales. Sin importar su condición física, sólo debe contar la condición humana, pensaba. Era algo que debía conseguir por ella y por todos los que como ella tenían alguna tara física.

Celia pasó a ser de la chiquilla introvertida y triste a una Celia totalmente diferente. Fue una pionera de la lucha por la igualdad de todo ser humano.
Y pasó a ser una persona muy querida por su bondad y comprensión hacia los demás. Así como admirada y secretamente envidiada por muchos, por su gran cultura y filosofía de la vida.

Pasaron los años y Celia fue una afamada pintora que en todas sus obras supo plasmar el amor y la humanidad que ella poseía y sentía hacia todo cuanto la rodeaba.


                                                                                                                                                                     Gilda Ruiloba.