MOLINOS
HARINEROS EN EL REAL VALLE DE CAYÓN
Según mis investigaciones la industria de los molinos
harineros proliferó mucho a mediados del siglo XVIII en el valle de Cayón, así
como en toda la geografía rural de la provincia. Se construían sobre ríos o
riachuelos de agua dulce. Eran ingenios hidráulicos generalmente de tipo
rodezno, es decir, de rueda horizontal. Este tipo de molinos fueron los más
utilizados en Cantabria debido a la configuración de los ríos que permite
aprovechar la energía hidráulica para moler el grano.
En el valle de Cayón estos molinos
llegaron a ser muy numerosos debido a que es rico en agua dulce, contando con
el río Pisueña y su afluente el Suscuaja además de numerosos riachuelos. Estos
molinos fueron elementos imprescindibles en la economía de la época, así como
lugar de reunión y encuentro para los vecinos.
En el valle de Cayón podemos encontrar
los molinos llamados de “Pedro el Vigilante” en Ruda. El de “Cantera” el de
“Cilio” en el barrio de la Hoz de Santa María de Cayón, otro conocido como “El
Molino Caído” detrás de la Iglesia, a continuación “El molino del Puente”,
ambos también en Santa María. En La Encina estaba el “Molino de Torrentero” en
el río Suscuaja y el de “Ruedas” en el río “Pisueña”. En La Penilla existió el
molino llamado de “Gregorio Cuesta”, cerca de Argomilla. En la mies de Riaño,
sitio de Las Ventas, existió otro llamado “Molino de Concejo”. En San Román
hubo otro llamado “Molino del tío Miguel” y en Pico Peña uno más de la “Casa
Arenal” así como también en San Román el “Molino de Riniro” propiedad de la
casa Ceballos que data del año 1684.
Y aprovechando las aguas que derraman
las montañas que protegen este valle, existió en Esles el “Molino de Parayas”
que pasados los años se convirtió en salto de agua que producía energía
eléctrica. Siguiendo estas aguas, llamadas del río Parayas, hubo otro molino
harinero propiedad de D. Nicolás González Camino. Entre Esles y Lloreda molía
otro de Dña. Mauricia Laso. En el sitio de Puente Hilario molió otra industria
de este tipo y en el lugar de La Herrería hubo otro más de la familia Rapado
Gutiérrez.
En Lloreda estaban “El molino del Valle”
en el barrio de este nombre, propiedad de D. Casimiro García Gutiérrez. En
Rucabío del pueblo de Totero y próximo al Callejón de los lobos, hubo otro más
de D. Martín Ruiz. En el barrio de Bascoña, del pueblo de Lloreda, está “El
molino de Fernandón” y seguido había otro que regentaba una mujer. Después está
“El molino de Pizcón” y ya en La Abadilla hubo otro llamado “Molino de Arzón”
de la casa Arenal.
Gilda Ruiloba