Víctor Abascal y Gilda Ruiloba
A VÍCTOR ABASCAL ACEBO
CARREDANO VELOZ
A los pies
de Giniro
viste la luz
por primera vez,
carredano de
nacimiento,
aunque
gustas llamarte pasiego.
Entre tus
historias de infancia,
en las que
era necesario tener la prueba de nobleza
inscrita en
los padrones de hidalguía
para poder
ser Correo de Su Majestad el Rey.
Tu mente de
niño debió de soñar
con “Látigos
en Pellejeros,
novedades en
la Corte”
y este deseo
de rapidez y servicio
Te llevó a
portar nada más
y nada menos,
que la
antorcha Olímpica.
Carredano
veloz.
En tu despedida
del mundo laboral
creas un
mundo fantástico,
Lleno de
poesía.
Das vida a
interminables y maravillosas historias.
Muchas han
sido las albricias recibidas,
honrando así
a tus ancestros
que portaron
la correspondencia epistolar,
ignorando
los peligros que acechaban.
Compañero
generoso
donde los
hay,
nunca un
soneto
faltó a
quienes fueron homenajeados.
Y hoy es tu
turno,
no tienes un
hermoso soneto,
pero sí,
unos versos salidos del corazón
de alguien
que te admira, te respeta y te quiere.
Gilda
Ruiloba