domingo, 4 de julio de 2021

 





   VICTORIANO SAÑUDO HERRERO

      Muchos han sido los hombres y mujeres que han salido de nuestra tierra, con la intención de mejorar sus vidas y las de su familia, procurando dejar atrás esa pobreza y miseria que en nuestros valles pasiegos se había arraigado. Soñaban con una vida mejor, y sin volver la vista atrás partían a otras regiones o naciones para luchar por sus sueños. Este fue el caso de Gavino Sañudo Herrero, natural de Selaya y de su esposa Ramona Herrero Crespo originaria de Tezanos de Villacarriedo. Ellos eran campesinos como la mayoría de las gentes de estos valles. Al casarse quisieron mejorar su situación económica y se trasladaron a Póo de Llanes en Asturias donde se establecieron regentando una mercería. Cuando Ramona se quedó embarazada de su primer hijo, no tuvieron ninguna duda de donde nacería, pues sus orígenes siempre estaban en su corazón, y decidieron que sus vástagos serían pasiegos por nacimiento.

     Cuando se acercó el momento del feliz alumbramiento regresaron a Pisueña donde nacería el 22 de junio de 1861 Victoriano Sañudo Herrero en la cabaña de su abuela materna.

     Asturias, al igual que nuestra tierra, fue cuna de emigrantes que partieron a hacer las Américas. Es en este ambiente donde crece Victoriano oyendo a diario las benevolencias de los indianos, lo bien que les iba, viendo esas casonas que se construían, y su mente juvenil ansía ser uno de ellos, tanto lo desea que el 25 de enero de 1875 con trece años embarcó en Santander a bordo del vapor francés Ville de Brest rumbo a América.

     Su familia muy amablemente, de manos de su biznieto Víctor Manuel Sañudo Díez, me hace llegar unos datos muy interesantes sobre la vida y estancia en América de nuestro protagonista de hoy.

     Después de un periodo de estancia en Cuba, tenemos conocimiento que se instaló en Ciudad de México en 1890, y como la mayoría de los emigrantes en sus comienzos trabajó como dependiente en comercios de paisanos. Entre sus amigos se encontraba un importante hacendado cántabro del valle de Soba, que falleció dejando a una viuda y cinco hijos pequeños. Al año siguiente Victoriano se casó con ella y vivieron todos juntos en la Hacienda, muy cerca de las famosas Pirámides de Teotihuacán. Su esposa fallece al poco tiempo sin haber tenido descendencia juntos. Victoriano permanece al frente de la gran Hacienda pulquera y ganadera hasta que sus hijastros tuvieron edad suficiente para hacerse cargo de ella.

     Tras dejar la Hacienda trabajó con harineros vascos en la Ciudad de México, pero sus deseos de triunfar le llevaron hacia el Puerto de Mazatlán, en el Pacífico mexicano donde trabajó con el montañés D. Antonio de la Peña durante cinco años como administrador de la compañía de Diligencias Generales de Occidente.

     Allí conocería a la que sería su segunda esposa, Refugio Barragán Garibay. Hija de un importante funcionario mexicano. Se casaron en la Catedral de Mazatlán en 1902 y tuvieron cuatro hijos: Maximino, Carmen, María, que falleció a los pocos días de nacer y Ramón.

     Dentro de su cometido en el trabajo estaba abastecer productos a lo largo del Pacífico mexicano y eso le llevó a entablar amistad con el que más adelante sería General de la Revolución Mexicana y presidente de México: el manco de Celaya, Álvaro Obregón. Victoriano suministraba de víveres al ejército y fue producto de esta amistad que recibió un mensaje de Obregón que cambiaría su vida. “Sañudo, el general fulano viene bajando hacia Mazatlán y anda fusilando a todo extranjero que se topa, así que agarre a su familia y se me va para México”. Al día siguiente se fueron con lo puesto, y vestido con uniforme de soldado federal, toman un tren militar con destino a Ciudad de México para no regresar jamás.

     Victoriano contaba con importantes amigos comerciantes asturianos, montañeses y vascos que le sirvieron para retomar nuevamente su actividad comercial. En 1922, uno de esos contactos D. José S. Razura, poderoso comerciante de Manzanillo, sin avisarle envió veinte furgones de sal (setecientas toneladas en total) para su venta en Ciudad de México.  Al conocer el carácter “echao pa´lante” de Victoriano, Razura le encomendó que los vendiera con prontitud. Este fue el inicio de una empresa salinera reconocida a nivel nacional: Sal Sañudo S.A. Sus tres hijos siguieron con ella haciéndola crecer. Unos años más tarde su hijo Ramón decide separarse e iniciar con otros socios una empresa de vinagre que también alcanzaría el liderazgo en México: Vinagres Vinal S.A.

     Victoriano falleció en Ciudad de México el 20 de agosto de 1937.