APIA SÁNCHEZ DE MIRANDA
Muchas han sido las personas que salieron
de nuestra tierra para procurarse un mejor modo de vida, un gran número de
ellas alcanzaron gran fama y prestigio triunfando en aquello que emprendían. Este
es el caso de Serapia Sánchez de Miranda a quien hoy quiero hacer un pequeño
homenaje. Nació en el año 1924 en Penagos. Ya cuando vino al mundo
escogieron para ella un nombre que en un futuro definiría su personalidad.
Serapia fue una antigua divinidad egipcia que significa “hija del sol”, por
otro lado, es el nombre genérico de origen griego que se otorga a una orquídea
con forma de corazón. Estos dos conceptos encajaban muy bien con nuestra
protagonista de hoy, ya que fue una mujer que destacó por su gran belleza al
igual que las orquídeas, y brilló con luz propia como si de la hija del sol se
tratase.
Siendo joven se va a Roma donde conoce a
su esposo. Como buena artista que fue en el mundo de
las letras toma el seudónimo de Apia. Tal vez como abreviatura de su nombre, o
como algo más artístico y pomposo como era tomarlo de la vía Apia, que fue la
reina de las grandes calzadas romanas y que se convirtió en el símbolo de la
república trayendo consigo estabilidad, paz y libertad al Imperio.
Al contraer matrimonio fija su residencia
en Roma. Apia Sánchez de Miranda triunfa en el arte de las letras y son varios
e importantes los premios que recibe. Por su primer volumen “Finestra sul
Orizonte” ya premiado en Roma, el Ateneo de Santander le otorga la Placa
acreditativa como “Personalidad Montañesa” del año 1978. Recibe además en Roma
el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros por su colaboración en la
Cultura.
Varias son las obras en poesía y prosa de
la autora entre las que podemos encontrar en la primera: Finestra
sull´orizzonte, Genuflexión, La Puerta Mágica, Senderos de Amor, El manantial
de los Pájaros.
En narrativa: Más allá del Bosque
encantado, Surcando las Rutas del Misterio, El Amor vence la Muerte, Vida de un
Amor santificante.
Apia describe su poesía como voz arcana
del alma, como sentimiento indescriptible de los momentos vividos del poeta,
como voz silenciosa y palpitante de nuestra sangre.
Yo conocí a nuestra escritora y poeta de
hoy, el ocho de septiembre de mil novecientos ochenta y seis en la presentación
de su libro de poesía “La Puerta Mágica” en el Palacio de la Magdalena en
Santander. Recuerdo su gran belleza y extraordinario parecido con Gina
Lollobrigida.
Este poemario de “La puerta mágica” de la
historia, a través de la cual pasa el amor, el dolor, la alegría o el llanto,
las esperanzas y las desilusiones. Soñando con los ojos abiertos, o viviendo
horas dramáticas.
En estos poemas habla mucho de Cantabria, otros se los dedica a su madre, a
su padre, también a su hermana María que fue soprano, a sus amores…
Para finalizar este pequeño homenaje a la
gran escritora nacida en Penagos, donde vivió hasta su juventud y que
visitó asiduamente su tierra, adorando contemplar ese mar Cantábrico a quien le
dedicó varios poemas, entre ellos: “Mar de mi Cantabria”.
Quiero
ofreceros este hermoso poema:
“MADRIGAL”
¡Amor; amor sublime que
tu donar sabías,
Sin pálpito y sin brazos,
amor sin melodías,
De aquel amor hermoso que
te ofreció Clarisa,
¡Menospreciaste todo
hasta una rosa pura!
¡En aquel prado inmenso
cuajado de vergeles,
De mil colores eran las
flores entre el verde,
Ameno paraíso de árboles
y ríos,
¡Poemas de aquella ave
que tu soñaste un día!
¡Un alba con destellos
sonaban los violines,
Conciertos deliciosos
áureos atardeceres,
Tú no escuchaste nunca ni
ritmo ni armonía,
Del manantial hermoso el
agua no bebías,
Sin sed tú no podías
gustar viva frescura,
¡De aquel cáliz precioso
evaporo la linfa!