GENERAL RICARDO VICUÑA DIEGO
Hoy quiero recordar a otro ilustre
carredano, Ricardo Vicuña Diego. Su familia muy amablemente me ha cedido un
trabajo de investigación del señor Luis Novoa que me ha servido de base para
entretejer este escrito.
El padre de Ricardo se llamaba León Vicuña
Sanz y era natural de Navarra. Llegó a nuestra tierra con las guerras Carlistas,
pues era capitán de infantería. Conoció a Cayetana Diego Fernández, una hermosa
carredana del barrio de Bustantegua en el pueblo de Selaya y quedó prendado de
la joven, tanto, que se casaría con ella. Ambos tuvieron varios hijos, entre
los que se encontraba Ricardo, que nació el 2 de septiembre de 1842 en el
pueblo de Selaya. Todos los vástagos de León y Cayetana hicieron la carrera
militar al igual que su padre, excepto uno de ellos que tenía problemas de
oído.
Ricardo ingresó a la temprana edad de 13
años como soldado voluntario en el Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo, con
sede en Olot (Girona). Tuvo una brillante carrera militar, obteniendo desde su
llegada al ejército numerosos premios, medallas, ascensos y condecoraciones.
Varias veces fue herido en combate, y siempre, después de los primeros cuidados
en los Hospitales Militares regresó a su muy querido pueblo de Selaya, para su
total recuperación, al cuidado de su familia. Desde muy joven sufrió dolores
reumáticos que le llevaron a coger varias bajas consecutivas.
A los veintidós años se casa con el amor
de su vida, Antonia Armendáriz Ladaba, natural de Tafalla, pero no tendrán
descendencia.
Su carrera sigue un ascenso vertiginoso
donde se suceden todo tipo de premios, medallas y ascensos, entre ellos la
placa de la Orden de San Hermenegildo. Numerosos son los cambios de destino por
diferentes provincias españolas, pero sin duda uno de los que más feliz le hizo
fue el traslado a la villa de Santoña, pues esto le permitiría estar más cerca
de su pueblo natal y de su familia. Disfrutó junto a su esposa momentos muy
agradables en el Balneario de Puente Viesgo.
Varios acontecimientos importantes se
vivieron a lo largo de su carrera militar. El 18 de septiembre de 1868 los
generales Prim y Serrano se sublevan en Cádiz, pues en esa época la
impopularidad de la reina Isabel II era muy grande debido a la crisis económica
y otros factores. La reina se ve obligada a huir a Francia y se establece un
gobierno provisional presidido por Serrano, siendo el general Prim ministro de
guerra. Se convocan elecciones para enero de 1869 que dan paso a la considerada
por muchos como la primera Constitución democrática del Reino de España,
anticipándose varias décadas a otros países europeos en cuanto a los logros
políticos y sociales alcanzados.
Amadeo de Saboya es
nombrado nuevo rey en 1871, pero el italiano no es querido en España y sufre un
gran rechazo, abdicando en 1873 y regresa a Italia. El 11 de febrero Las Cortes proclaman la I
República.
En 1874 se le concede a Ricardo una nueva
medalla conmemorativa del sitio de Bilbao. Este mismo año se produce un golpe
militar y Las Cortes republicanas fueron disueltas y se estableció un gobierno
presidido por el general Serrano. Suspendiendo La Constitución y los derechos y
libertades.
En diciembre de 1874 tras
un golpe militar el hijo de Isabel II, Alfonso XII es proclamado como nuevo
rey.
Cuando Ricardo Vicuña era coronel, un
accidente ferroviario se produce cerca de Burgos en 1891 y es felicitado
oficialmente por su actuación. En 1894 se le nombra jefe del Regimiento de Infantería
de Saboya nº6 de guarnición en el Puerto de Santa María en Cádiz. En 1895 se
traslada a Cuba junto a su regimiento para luchar en la guerra.
Tras varias batallas cae enfermo, pero un
nuevo ascenso está en camino, esta vez será el de General de Brigada “por
méritos contraídos en la campaña de Cuba”. Tras 40 años de servicio al Ejército
Español y a sus 53 años. Pero le duró menos de un mes, ya que murió de “vómito
negro” (fiebre amarilla) y así, este carredano de excelentes condiciones
militares fue enterrado en el cementerio del municipio de Corral Falso en Cuba.
Como anécdota diré que de los doce generales que murieron en Cuba, dos lo
hicieron en combate y diez por enfermedad.