lunes, 17 de febrero de 2025

 






                                                         OBITUARIO

APIA SÁNCHEZ DE MIRANDA

   El pasado 30 de enero una de mis amigas se puso en contacto conmigo para comunicarme que Apia Sánchez de Miranda había fallecido en Roma, ciudad donde residía.

   Tengo que reconocer que me entristeció mucho, al mismo tiempo que me sorprendió, pues hacía solo unos días que había estado hablando con unos amigos escritores sobre ella, si bien es cierto que ya en nuestra conversación expresé mi preocupación, pues hacía meses que no tenía noticias suyas.

   Conocí a Pía el ocho de septiembre de mil novecientos ochenta y seis en el Palacio de la Magdalena en Santander, en la presentación de su libro de poesía “La Puerta Mágica”. Allí acudí junto con la poeta por excelencia del Valle de Cayón, María Saro Alonso con quien me unía una gran amistad.

   Estas dos escritoras son dignas de mi admiración, pues en tiempos que no fueron nada fáciles para las mujeres, brillaron con luz propia, lucharon por aquello en lo que creían y les hacía felices, como eran las letras, las dos fueron grandes poetas, muy reconocidas y que incluso triunfaron en su tierra, algo que no suele ser muy habitual.

   Serapia Sánchez de Miranda nació en la localidad de Penagos en 1924 y en su juventud se trasladó a Roma donde residía su hermana María, también artista, pero en el mundo de la música. A Italia se trasladó llena de sueños y esperanzas con el deseo de triunfar y labrarse un buen porvenir.

   En Roma conoció a su esposo, un empresario que sucumbió a su belleza y es en esta ciudad donde fija su residencia.

   Se cultivó en el mundo de las letras y varias fueron las obras escritas por ella. Triunfa en este arte y son importantes los premios que recibe. Por su primer volumen “Finestra sul Orizonte” ya premiado en Roma, el Ateneo de Santander le otorga la Placa acreditativa como “Personalidad Montañesa” del año 1978. Recibe además en Roma el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros por su colaboración en la Cultura.

     Varias son las obras en poesía y prosa de la autora entre las que podemos encontrar en la primera: Finestra sull´orizzonte, Genuflexión, La Puerta Mágica, Senderos de Amor, El manantial de los Pájaros.

     En narrativa: Más allá del Bosque encantado, Surcando las Rutas del Misterio, El Amor vence la Muerte, Vida de un Amor santificante.

     Cuando la conocí quedé gratamente sorprendida, era una señora de gran belleza y simpatía. Recuerdo que me regaló un ejemplar dedicado que siempre he guardado con mucho cariño.

     Pasaron muchos años sin saber nada de ella, y fue hace tres que un amigo escritor me invitó a hacer un vídeo para subirlo en YouTube hablando sobre el libro que estaba leyendo en aquellos momentos, justo entonces tenía entre mis lecturas sus poemas, concretamente, “La Puerta Mágica” y quise hablar de este poemario porque me gusta mucho, y porque estaba escrito por ella, vecina de Penagos y una autora a la que he admirado. Siempre he sido sabedora de que era una enamorada de Cantabria y muchas de sus obras están dedicadas a esta maravillosa tierra.

   Por aquel tiempo yo escribía en El Diario Montañés en el suplemento que iba por Cayón, Trasmiera y Penagos en la página de Historias e Imágenes y creí conveniente rendirle un homenaje y hablar sobre su vida y obra. Fue justo este acto el que pasados 28 años me acercó nuevamente a Apia.

   Un mes después de escribir sobre la insigne escritora en el periódico, unas señoras amigas suyas vinieron a mi casa para darme las gracias en su nombre y preguntarme si podía escribirme. Como es natural me quedé muy sorprendida y les dije que para mí era un honor mantener correspondencia con ella.

   Pasó muy poco tiempo cuando una mañana al ir a recoger el correo me encontré una carta que venía nada más y nada menos que de Roma, y su remitente era Apia Sánchez de Miranda, con gran nerviosismo la abrí y pude observar que sobre un folio blanco había impresa una letra hermosa y pulcra, una carta de las de antes, escrita a mano. Con mucha inquietud comencé a leer. Era una preciosa misiva de agradecimiento, escrita por una gran poeta, toda ella era poesía. A raíz de ese día mantuvimos correspondencia periódicamente.

   Apia venía todos los veranos, antes de la pandemia de la COVID 19 a Santander y se hospedaba en el mismo Hotel y misma habitación mirando al mar, en su amada Cantabria.   

     Soñaba con volver y estas fueron las últimas palabras con que se despidió de mí. “No pierdo la esperanza de poder volver a verte, en persona y poderte dar un abrazo de estima y cariño. ¡Siempre, siempre!”

    No pudo ser posible mi querida amiga, pero estoy segura de que allá donde estás recibirás estas letras de admiración y cariño de tu egregia escritora, como me llamabas.

   Vuela alto querida Pía, la tierra ha perdido una gran poeta, pero el cielo ha ganado una insigne escritora que les hablará de los ríos, árboles, pájaros, flores y hermosos campos que hay en su Cantabria.

 “En aquel prado inmenso cuajado de vergeles, /De mil colores eran las flores entre el verde, /Ameno paraíso de árboles y ríos, /¡Poemas de aquella ave que tu soñaste un día!” (De su poema Madrigal)

 

Gilda Ruiloba. Escritora.

 

 

 

 

 

 

 


miércoles, 25 de diciembre de 2024

 


          NAVIDAD CON VILLANCICOS




El día de Navidad me acerqué al cementerio, necesitaba estar con mis padres, es una fiesta muy señalada en mi familia, supongo que como en todas.

En nuestra casa en los tiempos buenos se celebraba a lo grande, nos reuníamos abuelos, hijos, nietos, bisnietos...La abuela era una gran cocinera y días antes nos preguntaba a cada miembro que componíamos esta familia qué deseábamos cenar y comer en estas fiestas, no le daba pereza cocinar para todos los platos señalados, nos convencía al abuelo y a mí para que la llevásemos a comprar, el carro llamaba la atención siempre por su volumen exagerado, pero Florina era así, y no digo nada si decidía comprar carne de tudanca, era otro día de fiesta, a Cabezón de la Sal a comprarla, ahí tanto mi padre como ella parecían niños escogiendo sus juguetes preferidos, y claro, el carnicero alucinaba viendo todo lo que se llevaban, somos muchos decían, y claro, el congelador les esperaba.

-No vamos a venir todos los días.

Ir a comprar carne de tudanca creo que era una disculpa para hacer del día una fiesta.

-Nos tendremos que quedar a comer por aquí, decía mi padre, ya se ha hecho muy tarde.

Les encantaba comer fuera de casa, disfrutaban como enanos y cualquier disculpa era buena.

Se decidía el lugar, bien en Cabezón o en las cercanías, Ruente, Cabuérniga, Correpoco, Los Tojos, daba igual, la cosa era no regresar aún. ¡Cómo disfrutaban de estas salidas!

Posteriormente tocaba regresar y colocar toda la mercancía adquirida.

Ya en las fechas navideñas habría que preparar la comida para toda la familia, y unos cuantos platos, pues por lo general cada uno pedía una cosa diferente. Entre las dos preparábamos todo, comida, postres, mesa adornada para esos entrañables días, eso sí, con el mantel rojo bordado en blanco, con el que casi me dejo los ojos, pues coser en tela roja es para pensárselo y está claro que yo no lo pensé, pero para mi familia en Navidad corresponde el mantel rojo, un año decidí cambiar de modelo y puse uno blanco, y uno de los miembros más jóvenes, me dijo:

-Tía, hoy no parece Nochebuena.

-¿Por qué? le pregunté.

-Porque no has puesto el mantel rojo.

A raíz de ahí siempre el mantel rojo ocupó su lugar en la Noche del Niño Dios.

Y claro, teniendo en cuenta que era cuando toda la familia nos reuníamos, ya que por los trabajos algunos miembros residían fuera de la región, Papá Noel fue el encargado de hacer las delicias de jóvenes y mayores. Hay que reconocer que al ser ya tan mayor anda un poco despistado y necesita una ayudita para elegir los regalos y envolverlos, tarea que implicaba varias horas de pie, pues eran muchos los regalitos que dejaba en nuestra casa. Pero ayudarle era un privilegio que luego se veía recompensado al ver las caras de quienes los recibían, eso sí, los iba entregando el miembro más joven de la familia, y aquí también había un ritual, nadie podía abrir sus regalos cuando los recibía. 

Después de la copiosa cena, llegaban los dulces en varias bandejas rebosantes de delicias navideñas, adornadas con espumillón de Navidad y algún pequeño detallito más, y no podían faltar varias bengalas en cada fuente, se apagaban las luces y se traían de otra estancia de la casa encendidas, se posaban sobre la mesa junto a la tradicional caja de bombones y toda la familia cantaba unos villancicos a la luz chispeante de las bengalas.

Terminada la cena, todos subíamos a ver si ya había llegado Papá Noel, y siempre había llegado, y dejado numerosos regalos al pie del árbol de Navidad, a lo largo del pasillo, y la más joven de la familia comenzaba con el ritual de repartirlos. Algunas años nos faltaban manos para poder sostener tantos regalos. Tenemos que dar las gracias a Papá Noel porque siempre se portó muy bien con nosotros, y eso que la Laponia finlandesa está bien lejos para cargar los pobres renos con tanto paquete, pero claro, son mágicos.

Seguidamente todos nos sentábamos en una de las estancias de la casa, en circulo, Como el rey Arturo en su mesa redonda, y aquí también había un protocolo a seguir, debían de abrirse los regalos por orden de edad, de mayor a menor, comenzaba el abuelo Pepe con esa cara de felicidad que siempre tenía al recibir tantos regalos, yo creo que los abuelos eran los más privilegiados, tenían muchos, muchos regalos. Todos observábamos este ritual de abrirlos, cada quien respetaba escrupulosamente su turno y miraba con ansiedad sus paquetes y los regalos que Santa Claus había dejado a cada miembro de la familia.

En este proceso de abrir y sufrir los nervios de la curiosidad, empleábamos una hora de reloj y después de disfrutar de estos momentos tan mágicos nos retirábamos a descansar.  

El día de Navidad como comentaba al comenzar este escrito, fui a visitar a mis padres al cementerio, deseaba recordar frente a ellos estos gratos momentos que compartimos, y cual fue mi sorpresa que al entrar en el Campo Santo unos villancicos cantados por una familia ante la tumba de sus seres queridos me recibieron. Había personas de diferentes edades y varios niños, me acerqué a mis progenitores y ante el cariño que rebosaban aquellas canciones no pude por menos que susurrar esos preciosos villancicos con todo el amor que salía de mi alma.

Nunca antes hubiese imaginado que es otra forma de compartir la Navidad con esas personas que tanto hemos amado.

Gilda Ruiloba.

  






domingo, 22 de diciembre de 2024



                                               UNA LOBA BUENA Y PASIEGA...

                                     FLORINA GUTIÉRREZ COBO


El sol se mete con sus últimos rayos de luz, y llega una noche estrellada, con la luna asomada en una noche hermosa, el viento soplaba suave y cálido, pero en un horizonte extraño y quizás triste, en lo alto de la montaña pasiega, todo se quedó en silencio, es un duelo a la morada, pero se oyó un último aullido, es un sonido hermoso y no da miedo, quizás es la despedida de una loba buena, hechizada en una buena pasiega...
Esta pasiega trabajó mucho, y cuidó mucho de su familia, que hoy llora con buenas lágrimas, sé que marcharás en ese último viaje hacia las montañas pasiegas, y desde una cima alta, todos los atardeceres asomarás y cuidarás a tu familia, como siempre lo has hecho, tus ojos desafiaron la vida con buenos gestos, eras y siempre serás, una buena persona y pasiega, como lo dictaba tu mirada....
Tu alma ya descansa en los reinos de las hadas, un lugar hermoso donde ganaste un hueco, junto a otras almas buenas, correrás libre como el viento, siempre que mire una hermoso cima me acordaré de Florina, que tuve la suerte de conocer, en esas tardes de tertulias, acompañado de un buen café y bonitas palabras...hoy las lágrimas correrán en el sentido de la fe, cada lágrima será un homenaje y esperanza...
Mi pésame a Gilda y su familia
D.E.P
Siempre con ilusión....

Escrito dedicado a Florina Gutiérrez, mi madre, por el escritor José María Abascal Bordas.
Todo mi agradecimiento amigo y compañero en las letras

domingo, 8 de diciembre de 2024

                                                         Obituario

                    Florentina Gutiérrez Cobo | Renovera (comerciante)


                                                              Florentina Gutiérrez Cobo






Adiós a la sonrisa de una artista pasiega de gran                                       corazón

Gilda Ruiloba,

El pasado día 26 de noviembre falleció mi madre, Florentina Gutiérrez Cobo a quien todos llamaban Florina -Furina en la zona pasiega- siempre se sintió muy orgullosa de pertenecer a esta tierra, decía que ser pasiego es tener media carrera hecha. Recuerdo que en la presentación de uno de mis libros alguien insinuó que los del Ayuntamiento de Saro, concretamente de Llerana, no eran de esta estirpe, pues solo se les considera así a los de las tres villas. Justo se lo fueron a decir a ella, a la que además de Florina también le apodaban 'la pasiega'. Para entonces, mi madre ya usaba cachaba e involuntariamente, creo yo, comenzó a dar golpecitos con la misma en el suelo. No le gustó nada escuchar aquello. Posteriormente, se ha podido comprobar que su familia desciende, varias generaciones atrás, de San Roque de Riomiera.

Si algo caracterizó a mi madre fue su simpatía, siempre con la palabra exacta para cada momento. Fue muy trabajadora, yo la calificaría como icono de la mujer trabajadora. No se la caían los anillos a la hora de ayudar a su esposo José Ruiloba Casasola, en la recogida de la leche en su camión, para la fábrica de la Nestlé (oficio ya desaparecido). Con gran asombro de todos, Florina subía junto a su marido las ollas llenas de leche que pesaban más de 45 kilos. Posteriormente, las colocaba en la cinta corredera de descarga en la factoría, dejando perplejo a cuantos la observaban.

Fue también una gran comerciante. A lo largo de su vida nada se la puso por delante: vendió de todo, era ingeniosa, simpática y esto hacía que sus clientes le fuesen fieles.

Tenía un gran corazón, no podía ver la necesidad en los demás, nunca dudó en ayudar a los más desfavorecidos, bien regalándoles mercancías que ella vendía o ayudándoles económicamente.

Como mujer, fue la mejor esposa, totalmente enamorada de su compañero de vida a quien apoyó siempre incondicionalmente, esto fue recíproco. Siempre estuvieron juntos, tanto en el trabajo como en su vida privada, e incluso a la hora de morir, pues solo han transcurrido ocho meses desde la partida de él.

Como madre, ¿Qué puedo decir? Fue la mejor. Si me diesen a elegir al nacer, siempre la elegiría a ella. Generosa sin límites con sus hijos, nunca nos faltó su amor y protección.

Después de jubilarse comenzaría una nueva vida para ella, que supo llenar junto a su marido con gran ilusión. En esta nueva etapa fue vocal de la junta directiva de la Asociación Cultural de Mayores de Santa María de Cayón durante 22 años. Y fue en esta etapa donde pudimos descubrir su faceta como actriz, siempre digo que confundió su oficio y que debió dedicarse al teatro. Ella representaba las obras con gran maestría, especialmente cuando se trataba de pasiegas, con esa voz que la caracterizaba y que aumentaba el deje pasiego en las representaciones.

En el Paraninfo de la Magdalena actuó junto a otros compañeros poniendo al público en pie que les dedicó grandes ovaciones. Todos rieron y disfrutaron con la obra hasta límites inimaginables.

Además de gran actriz también tenía una gran voz para cantar, formando parte del coro de la mencionada Asociación de Mayores de Cayón.

Puso el broche final a su andadura como artista revelación cuando, a sus 91 años, formó parte del documental sobre las amas de cría pasiegas. Un trabajo audiovisual que tuvo como protagonistas a los descendientes de estas mujeres valientes y que se está proyectando dentro y fuera de la región con mucho éxito. Ella introdujo aquí también la nota alegre y graciosa que le definía tanto.

La tierra ha perdido a una gran mujer, pero el cielo ha ganado un ángel que les hablará sobre los «campos de mapolas que vio desde el trulibús allá en la Castella esa, camino de Benidorm» (fue una de sus obras que tuvo miles de visitas en las redes sociales).

Vuela alto mamá con ese humor que te caracterizó. Siempre estarás en mi corazón.

Gilda Ruiloba es escritora e hija de Florentina Gutiérrez Cobo

DM, domingo, 8 de diciembre 2024

 htps://www.eldiariomontanes.es/obituarios/adios-sonrisa-artista-pasiega-gran-corazon-20241208073706-nt.html

miércoles, 13 de marzo de 2024

 






OBITUARIO

JOSÉ RUILOBA CASASOLA

El día 9 de marzo ha fallecido un gran hombre, mi padre. Puede resultar grotesco que su propia hija se exprese en estos términos, pero así lo avalan 66 años de mi existencia junto a él.

Fue un hombre muy adelantado a los tiempos que le tocaron vivir, culto, inteligente, creía firmemente en la igualdad de la mujer y solía decir muy seguro de si mismo “ ellas son más trabajadoras que nosotros, a la vista está destacan en todo, sacan mejores notas, no se las pone nada por delante, y el secreto es que son mucho más perseverantes”, pero si algo destacaba en él, era su paciencia ¡Cuánto he envidiado siempre esa serenidad que le caracterizaba!

En cuanto a su disponibilidad, si le pedías algo, le faltaba tiempo para cumplir o ayudarte en ese problema que te atosigaba en ese momento, incluso dejando lo que tenía entre manos. Pero sin duda alguna lo que más le caracterizaba era su bondad.

Fue un hombre que nunca dejó de aprender y superarse a sí mismo, recuerdo que con 72 años aprendió a manejar el ordenador, él solo, sin ninguna ayuda, quería saber más y más y se inscribió en un curso de informática, hasta el día antes de morir con 95 años, todos los días entraba en estos medios para consultar sobre temas que en cada momento le interesaban.

Nos ha dejado un gran legado de vídeos hechos por él, tanto familiares como obras de teatro y comedias que representaba junto a sus compañeros de la Asociación Cultural de Mayores de Santa María de Cayón de la que fue presidente durante 22 años.

Ruiloba como le conocían muchos de sus amigos, además de presidente de la Asociación Cultural de Mayores de Santa María de Cayón, también fue vocal nacional, representante de Cantabria en la CONFEDERACIÓN NACIONAL DE JUBILADOS Y PENSIONISTAS DE ESPAÑA. (CONJUPES). Esta Confederación estaba encargada de velar por los intereses de los pensionistas, así como por los derechos constitucionales. Promover servicios sociales, asistenciales y socioculturales, entre otras cosas, José Ruiloba Casasola acudió en repetidas ocasiones a las Cortes de Madrid, reuniéndose con el Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales Juan Carlos Aparicio, formando parte del CONJUPES. Uno de los logros conseguidos después de muchas negociaciones fue una subida importante de las pensiones de viudedad.

Él tenía un lema: “La ilusión por vivir y la actividad, es la mejor receta para las personas mayores, y la medicina más barata”. Creo que este ha sido el secreto de su longevidad y calidad de vida.

Siempre recordó con mucho cariño los años en que trabajó con su camión recogiendo la leche en ollas (oficio ya desaparecido) para entregar en la fábrica Nestlé. Hablaba de las muchas aventuras que le pasaron con los lecheros, a quien siempre consideró sus amigos y que muchas veces se quejaban por la gran puntualidad que tenía al recoger el preciado alimento, con frecuencia alguno se dormía y esto ya le desorganizaba el recorrido y entrada en la fábrica para el descargue, y esto le incomodaba.

José Ruiloba Casasola, mi padre, fue por encima de todo un hombre bueno y el mejor padre, el que todo el mundo desea tener. La tierra ha perdido un gran hombre, pero el cielo ha ganado un ángel. Vuela alto papá, siempre estarás en mi corazón.

Gilda Ruiloba.

 


miércoles, 1 de noviembre de 2023

 

 

 

 


 

 

PÉRDIDAS

Hoy es el día de los difuntos

Tristezas mezcladas con nostalgias

Recuerdos que arrasan nuestros ojos

Lágrimas que reclaman nuestras pérdidas

Sin comprender muy bien las ausencias.

¿Acaso no debemos partir todos?

Estos pensamientos no consuelan

Solo sabemos de pérdidas,

De desconsuelos, de vacíos,

De ausencias, de desgarros.

La Fe es el arma a la que nos aferramos,

Pero duelen tanto las ausencias

Que algunas veces nos revelamos,

Nos sentimos traicionados

No podemos, no queremos resignarnos.

 

Gilda Ruiloba.

 

 

 

 

 

viernes, 21 de julio de 2023


La afectuosa y artista gobernanta del balneario de Liérganes




Obituario | Eva Mantecón - Gobernanta del Gran Hotel Balneario de Liérganes

 GILDA RUILOBA Y MIGUEL MIRONES

Domingo, 12 de marzo 2023, 01:0

El fallecimiento de Eva Mantecón ha llenado de tristeza tanto a su familia como a quienes trabajaron con ella, la trataron o fueron sus amigos. Entre ellos figuran Gilda Ruiloba y Miguel Mirones, quienes se han querido unir en un breve homenaje a la amiga desaparecida.

Miguel Mirones recuerda que Eva ha sido la gobernanta del Gran Hotel Balneario de Liérganes desde su primera rehabilitación a principios de los años noventa. «Eva y yo llevamos trabajando juntos desde que monté mi primer negocio en 1987, El Palacete, y me ha acompañado en todas y cada una de mis aperturas empresariales en Cantabria y en los sucesivos balnearios que se han ido incorporando a Relais Termal». Relata Mirones que en su memoria «quedarán para siempre mis largas conversaciones con ella, en las que siempre desde la lealtad, me trasladaba lo que pensaba de cada una de las situaciones personales y laborales que hemos compartido tantos años». A partir de esas charlas, nació una amistad «forjada en esas cosas no escritas en ningún sitio pero que se resumen en el compromiso, la lealtad, la responsabilidad, el esfuerzo solidario y el mutuo respeto y hemos buscado soluciones a cuantos problemas la vida nos ha ido poniendo delante».

«Querida Eva, no dejaré de verte cada vez que pise nuestro parque del Balneario de Liérganes, ni de oír tu voz recordando nuestra charlas, ni tu risa cuando recordábamos tantas anécdotas que hemos compartido», concluye Mirones.

Entre quienes evocan el carácter afable de Eva están muchos de los empleados del Balneario de Liérganes, ya que no sólo fue su jefa, sino que «fue la persona que les comprendió y organizó el trabajo siempre con mucho respeto y afecto» hacia sus subordinados, lo que hace que estos días lamenten su pérdida, recuerda Gilda Ruiloba. Amiga de la infancia en Sarón, su localidad natal, Gilda recuerda que Eva fue quien le dijo: «Tú puedes hacerlo», animándola así a publicar sus escritos en su primer libro, 'La casona de Herrán', un volumen que vio la luz gracias al empuje de Eva.

Su amiga recuerda de Eva su habilidad con el dibujo, tanto que colaboró con sus trabajos en varios volúmenes del libro coral de la Sociedad Cántabra de Escritores. Cuenta Gilda que «Eva era una mujer de carácter, generosa, muy fiel a sus convicciones y amiga de sus amigos, a quienes trataba como si fuera una hermana». También era una vecina popular. «Siempre estaba dispuesta a ayudar», destaca Ruiloba. «Es una persona que supo vivir su vida con intensidad porque amaba la vida y la vivió siempre libre», resume.