BERNARDO PASCUAL DE MIERA-VILLA Y PACHECO
Algunas veces investigando me encuentro
con personajes verdaderamente apasionantes, y no alcanzo a comprender como han
permanecido tanto tiempo en una posición de “desconocidos”, cuando son
auténticos genios. Personajes de nuestra tierra que deberían de estar incluidos
en los libros de texto y ser estudiados y conocidos por todos nuestros alumnos.
Este es el caso del carredano Bernardo de
Miera-Villa y Pacheco nacido el viernes 4 de agosto de 1713 en Santibáñez de
Carriedo. Nace en el seno de una familia por parte paterna de vocación militar.
Tanto su padre Luis de Miera-Villa como su abuelo del mismo nombre tienen el
grado de capitán de caballería cántabra. Su madre fue Dª Isabel Ana Pacheco de
la Cerda natural de Milán y de ascendencia de Vejorís, se dice que el apellido
de la Cerda viene de Reyes, concretamente, de una rama de los Trastámara. Fue
bautizado por D. Francisco Antonio de Arce en Santibáñez el 13 de agosto de
1713. Sus apellidos; Miera es de Selaya. Villa, de la casa de la Hondal en
Santibáñez y Pacheco de su madre de Vejorís en el Valle de Toranzo.
Bernardo era un varón de poca estatura y
ojos azules. Fue educado como ingeniero militar y como tantos otros jóvenes
emigró a la Nueva España para hacer las Américas, aunque su familia estaba muy bien posicionada. Allí se casó en Janos, el 20
de mayo de 1741 con María Estefanía de los Dolores Domínguez y Mendoza con
quien tuvo cinco hijos: Manuel, María, Anacleto Bernardo, María Antonia y Juan
De Miera y Pacheco. En 1743 vivió junto a su familia en El Paso.
Bernardo fue un “genio”. Está considerado como
el más importante cartógrafo de la Nueva España. Era un gran artista
especializado en imágenes religiosas. Tuvo la capacidad de alcanzar la
excelencia en diferentes ramas del conocimiento como astronomía, cartografía,
comercio, matemáticas, geografía, geología, geometría, tácticas militares,
ganadería, enología, metalurgia, idiomas, iconología, iconografía, liturgia,
pintura, escultura y dibujo.
Miera trabajó como comerciante, recaudador
de deudas, ranchero y siguiendo la tradición familiar fue militar sirviendo en
varias campañas. Llegó a ser como sus ancestros capitán y en 1747 dirigió un
destacamento militar acompañando al padre Juan Menchero empeñado en convertir a
los navajos y reasentarlos alrededor del actual Nuevo México, pero no tuvo
éxito en sus objetivos. Nuestro protagonista de hoy elaboró el primer mapa del
territorio que atravesaron. Se sabe que en 1749, cartografió el río Grande
desde el Paso hasta su confluencia con el río Conchos.
Unos años más tarde se trasladó con su
familia a Santa Fe y fue nombrado alcalde de los pueblos Galisteo y Pecos.
Participó en tres campañas contra los comanches.
En la iglesia de Cristo Rey en Santa Fe
podemos encontrar su obra maestra, el retablo del altar “La Castrense”
impresionante obra labrado en piedra por este gran cantero en el año 1761 y que
sin duda aprendió el oficio en nuestra tierra montañesa. El retablo mide siete metros y medio de altura
por cinco metros y ochenta centímetros de ancho y fue construido en bloques de
piedra blanca que posteriormente se pintaron. Un rasgo típico y que distinguía
las obras de Miera eran los dedos largos y las orejas más grandes de lo normal
para indicar que los feligreses escuchasen mejor las plegarias, o eso es lo que
se cree que el artista quería expresar. Fue un gran pintor y tallista. Varias
de sus obras pueden ser observadas en iglesias y museos como la talla de S.
José (1784-1785) con el Santo Niño o Santa Bárbara (1782) entre otros.
Bernardo realizó varios mapas del
territorio para el virrey de Nueva España por petición de Francisco Antonio
Marín del Valle que era el gobernador y capitán general de Nuevo México. Sus
mapas serían muy importantes para futuras rutas.
Fue un gran artesano experimentado en la madera,
el metal y la piedra, nada se le resistía, pero si algo tenía nuestro
protagonista de hoy era sencillez, tanta, que lejos de querer deslumbrar con
sus obras ni siquiera las firmaba, lo que ha sido un problema para poder
reconocerlas hoy en día.
Durante
los últimos siete años de su vida sirvió como soldado distinguido en el
Presidio de Santa Fe. Falleció el lunes 11 de abril de 1785 en dicho lugar de
Nueva España a la edad de 71 años donde fue enterrado, un año y medio después
que su esposa.
El carredano Bernardo de Miera fue sin duda alguna el cartógrafo más importante de Nueva España y uno de los estudiosos más grandes de la América del siglo XVIII. Sus mapas fueron usados y copiados por los más prestigiosos cartógrafos estadounidenses durante muchos años, incluso trataron de apropiarse de su autoría. Cartografió ríos y montañas de Nuevo México, Colorado y Arizona.