FERRERÍAS Y FRAGUAS
Otro oficio prácticamente desaparecido en
Cantabria son las ferrerías y fraguas. En el Valle de Cayón y debido a la
cercanía de la mina de hierro de Cabárceno, situada en el municipio de Penagos,
hubo numerosas ferrerías. Esta mina ya se trabajaba en tiempos de los romanos,
su hierro era de gran calidad y durante esta época fue muy importante. Se
explotó hasta el año 1989 ya que en estos últimos años era poco rentable y tras
dos milenios de producción, el Gobierno de Cantabria por iniciativa del
entonces presidente Don Juan Hormaechea Cazón, lo convirtió en un zoo, parque
al aire libre llamado “Parque de la Naturaleza de Cabárceno” y es reconocido
por su belleza por todos los rincones del mundo, con la riqueza que esto
conlleva para nuestra tierra a través del turismo.
En la Edad Media florecen en Cantabria y
especialmente en el Valle de Cayón las ferrerías hidráulicas, teniendo las
actividades más importantes en el siglo XV y XVI, la presencia del río Pisueña
que era muy propicio para el funcionamiento de los muelles y martillos en las
ferrerías y los frondosos bosques de la zona que producían la leña necesaria
para hacer el carbón vegetal, con el que fundir el hierro. Desde el siglo XV
las ferrerías fueron muy numerosas, así en el valle de Cayón las hubo en La
Abadilla, Santa María, Bascoña, Lloreda, Argomilla y San Román. Otra ferrería
de gran importancia se encontraba en el Ayuntamiento cercano de Saro, en el
pueblo de Llerana.
En el siglo XVII La Corona emprende un
gran periodo armamentístico y se restringe el aprovechamiento de las masas
forestales en las zonas de Cayón, Carriedo, Penagos, Trasmiera, San Roque de
Riomiera, Ruesga, Soba, Toranzo, Villaescusa, Castañeda, Piélagos, que estaban
destinados a abastecer las reales fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada.
Con lo cual se cierran muchas ferrerías existentes y que tanta riqueza estaban
dando y esto lleva a la ruina de numerosas familias. Por otro lado, está la
deforestación que sufrían nuestros bosques debido al surtimiento de los
Astilleros de Guarnizo para la construcción naval. En el año 1245 los frondosos
bosques de robles, castaños, hayas y encinas del monte de Carceña, situado en
los municipios de Santa María de Cayón, Castañeda y Villaescusa fueron
empleados para la construcción de la flota naval que intervino en la conquista
de Sevilla. Como anécdota diré que en el escudo de Santander aparecen la Torre
del Oro sevillana y las naves que dirigían los marineros cántabros a las
órdenes del almirante Ramón de Bonifaz y Camargo en el año 1248 durante el
reinado del Rey Fernando III de Castilla, cortando las cadenas sobre el río Guadalquivir
que unían Sevilla con Triana y es por este motivo de haberse empleado las
maderas de la provincia para construir dichos navíos.
Las fraguas eran otras instalaciones
relacionadas con el hierro, pertenecían a los concejos y a su vez eran
arrendadas a los herreros para la fabricación y reparación de útiles para el
trabajo, azadas, hachas, martillos