FABRICANDO HERRAMIENTAS
EN VALLES PASIEGOS
Al desaparecer las ganaderías también
desaparece otro oficio que estaba íntimamente ligado a ellas, como es la
fabricación de herramientas y útiles para el trabajo. En Valles Pasiegos debido
a su aislamiento, ya que las cabañas estaban muy dispersas, así como a la
precariedad económica, los ganaderos se las ingeniaban para construir sus
propios instrumentos con los materiales que tenían a su alcance, pero también
es cierto, que no todos poseían la habilidad para hacer estos utensilios de
manera correcta y con facilidad. Muchos de estos artesanos en sus ratos libres
se dedicaban a su fabricación y más tarde vendían en las ferias o mercados; en
el barrio de San Antonio en La Abadilla de Cayón, posteriormente en el barrio
de Sarón (tras su traslado), Solares, Orejo, Selaya, Vega de Pas, en las ferias
de San Lucas en Hoznayo, cualquier lugar era bueno para dar salida a sus
mercancías. Muchos eran también los encargos que los vecinos les hacían. Este
es el caso de Neluco, un ganadero que vivía en las montañas de Valles Pasiegos.
Él había aprendido de su padre y este del suyo, el oficio de hacer utensilios
para el trabajo y con ello se sacaban un sobresueldo que tanta falta les hacía.
Según me contaba el bueno de Nelo, la
mejor época para cortar la madera es en la menguante de enero, y no todas las
herramientas llevan la misma. Los rastrillos tienen que ser de fresno, pero este,
no sirve para hacer muebles porque no tiene vetas, según sus palabras.
A estos árboles también se les conoce en
muchos lugares como “el árbol de la buena suerte” esto dicen las creencias
antiguas. Es perfecto para dar sombra por su denso follaje y su gran tamaño, de
ahí que en muchos prados existan para dar cobijo al ganado en los días de
fuertes calores. Es un árbol de hoja caduca y ya en época romana era empleado
para la construcción de alambradas y tapias por la calidad de su madera. Si
está bien conservado puede vivir entre 80 y 100 años. También cuenta con
propiedades medicinales. Según mi amigo Neluco, él hace los rastrillos de
fresno, fabrica los “pinos” en bruto y los va mojando para meterlos en los
agujeros que previamente ha hecho, “que estén bien prietos” y ya después les da
la forma. El mango también se puede hacer de fresno, pero a él le gusta más
hacerlos de palo de avellano porque es muy ligero y fino, para no lijarse las
manos.
Igualmente, hace rodillos para sacar el
abono con madera de haya, alisa o castaño, al que da la forma casi triangular,
aunque redondeada, y también le pone el mango de avellano y lo “empina” bien,
para que no se salga. Así mismo los hace para dalles, el asta ha de ser de
fresno, la manguía corva de haya y la manguía derecha de fresno. Y no olvidarse
de las “empinas” para que no se salga. El dalle se lo tiene que poner el
herrero.
Neluco, hace cebillas de todos los tamaños,
para los diferentes ganados, estas sirven para amarrar a los animales como si
de un collar de madera se tratase. Se hacen con madera de fresno porque es más
flexible a la hora de doblarla, hay que cortarle y antes de ocho días
trabajarle, (domarle), porque si se tarda más la madera no dobla. Tiene que ser
verde. Dependiendo del grosor del fresno se divide en varios trozos. En la
parte del centro de la cebilla, se hace más fino, para que sea más fácil
doblarla (domarla) después se amarra para que no se endereche. Y más tarde se
le mete en los agujeros, que previamente se han hecho en ambos extremos, la
llavija o llave, que se hace con un trozo de avellano o de fresno, generalmente
de avellano porque a la hora de trabajarlo es más blando. Se debe de tener
entre quince o veinte días para que seque. Neluco también hace mangos para
azadas, azadillos, hachas y todo tipo de herramientas para el campo, así como
los famosos palos de avellano para arrear el ganado o para los tratantes, ya
que es uno de sus símbolos, junto con el blusón.
Pero este ganadero fabricante de
herramientas o artesano, no solamente hace útiles para el trabajo, también
prepara cabrios o vigas de madera para cabañas, si se los encargan. Utiliza el
castaño o roble, después de pelarlos y labrarlos conviene dejarlos dos meses a
secar para que “asiente” un poco.
El bueno de Nelo, me dice, que en algunas
ocasiones también ha hecho cuévanos niñeros para sus hijos y nietos, así como
para diferentes encargos, y que también se llama cuévana o canastra. Pero de
los cuévanos y canastras hablaremos en otra ocasión.