LOS CANTEROS EN LOS VALLES PASIEGOS
Otro de los personajes
muy ligados a nuestra tierra, así como a nuestra historia son los canteros. En
toda la comarca de los Valles Pasiegos podemos admirar la multitud de cabañas
de piedra y cubiertas de lastra que han sido construidas por ellos. Los
canteros se han encargado desde abrir las zanjas de los cimientos y cimentar,
hasta culminar la obra con los tejados. En las cuencas altas de los valles del
Pas y del Miera, estas cubiertas son de lastras y en los valles de Carriedo,
Cayón, Penagos, parte de Trasmiera, los tejados son de teja de barro cocido.
Las cabañas son de planta rectangular, con techumbres a dos aguas y muros de
mampostería de piedra, de hasta 0,70m. de anchura. Suelen ser de dos plantas.
La parte baja se utiliza como cuadra para el ganado y al mismo tiempo sirve de
calefacción para la primera planta que está aislada de las humedades del suelo. Esta, se suele dividir en dos partes, la
mitad, en pajar, y la otra mitad, en parte habitable; cocina de “lar” y en
algunas ocasiones una o dos habitaciones. Las cabañas de dos plantas tienen
unas escaleras de piedra en el exterior para acceder a ellas y cuando ya son
más lujosas, una solana de madera. Por la puerta se introduce la hierba seca al
pajar.
En
muchas de estas cabañas, los canteros hacían a ambos lados de la puerta las
“posaderas” que consistían en dos losas apoyadas en la pared y que sobresalían
de esta, una horizontal y la otra justo donde terminaba, por un costado, en
vertical, y otras, solo con una losa horizontal. Estas “posaderas” servían para
posar el queso, la manteca, poner la leche a refrescar y que los animales, por
ejemplo, los perros no lo pudiesen alcanzar y comérselo. Los canteros eran
maestros en colocar las lastras en las techumbres, primero los “alares” en la
fila bajera, una “media” encima de esta, lo ancho abajo, y por encima la “entercia”
y así construían las cabañas sin una sola gotera por muy difícil que parezca.
Pero en los Valles Pasiegos podemos
encontrar una gran obra en la que la cantería tuvo un papel importante. Los
artesanos de la piedra dejaron su huella en el Túnel de la Engaña donde grandes
canteros, entre ellos gallegos, dieron forma a estas edificaciones,
concretamente, a la que habría de ser la Estación. Allí nos encontramos con
cinco túneles en los que la piedra tiene gran protagonismo. El Túnel de La
Engaña que mide 6.976 metros y toma su nombre por la cercanía del río La Engaña.
En segundo lugar, podemos encontrar el Marojal, seguidamente, el Empeñadiro, el
cuarto el Polvorín y el quinto el Enverao, estos últimos, más cortos que el
primero. Toman su nombre, a excepción del
túnel el Polvorín, que se llama así, porque al lado se almacenaba la pólvora, los
demás reciben su nombre de los terrenos que ocupan y así se llaman. Pero además
de estas obras de cantería podemos encontrar por toda la región importantes
obras civiles y religiosas en las que los canteros pusieron toda su imaginación
y buen hacer. Nos encontramos con grandes palacios, torres, iglesias,
colegiatas, puentes…Obras de gran envergadura. Nuestros canteros siempre han
tenido gran fama, especialmente los de Trasmiera y esta se remonta a la Edad
Media encontrándose importantes obras suyas fuera de la Región, por toda
España, Portugal y Colonias Americanas. Así podemos encontrar monumentos como
el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la Catedral de Sigüenza, la
Catedral de Sevilla. Un gran número de estos canteros trabajaron en las
Murallas de Ávila. En el siglo XV trabajaban por toda Castilla teniendo puestos
de gran responsabilidad. Tuvieron que formar una agrupación del gremio y se
comunicaban por una jerga lingüística que solo ellos conocían, se llamaba “la
Pantoja”. Este oficio se trasmitía de padres a hijos con los beneficios que
esto suponía para los más jóvenes, pues a una temprana edad, llegaban a ser
maestros y eran capaces de dirigir obras de gran envergadura. En todas estas
obras dejaron su firma en las piedras mediante signos (marca de cantero) que
les identificaba como autores de la obra.
“La Piedra” (es una
bonita reflexión que se le atribuye al escritor
Antonio Pereira)
El distraído tropezó con
ella.
El violento la utilizó
como proyectil.
El emprendedor construyó,
con ella.
El campesino cansado la
utilizó como asiento.
Para los niños fue un
juguete.
David mató a Goliat.
Miguel Angel le sacó la
más bella escultura.
En todos los casos,
La diferencia no estuvo
en la piedra,
Sino en el hombre.
No existe piedra en tu
camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.