El ECO DE CARRIEDO, PERIODISMO CERCANO
No hace mucho tiempo, acompañé a una amiga invidente a un médico especialista en Valdecilla. Me llamó mucho la atención que al hacerle una serie de preguntas, entre otras muchas cosas, le preguntó si estaba al día de las noticias y la actualidad del país y del mundo. Ella le respondió que sí, que escuchaba la radio todos los días, y le gustaba oír las noticias en la televisión. -Es muy importante, le dijo, que no pierdas el contacto con las cosas que pasan. Es muy conveniente también, que si tienes a alguien que te lea la prensa, lo haga. Muchas veces en los periódicos se pueden encontrar los pequeños detalles de una comunidad o un pueblo.
Esto me hizo reflexionar, sobre la
importancia que tiene el oficio de comunicador, y el periódico, en concreto, para nuestra
vida cotidiana.
Como muy bien dijo Albany Suda y Pres: “El
periódico es la mejor y más valiosa biblioteca”. Y así lo creo yo también, pues
está al alcance de todos, el periódico se compra, se presta, se lee en la
cafetería mientras tomamos un café, haciendo tiempo para regresar al trabajo o
esperando al amigo con quien hemos quedado y se retrasa. El periódico es el
compendio del mundo entero. Con pocas palabras te ponen al día de todo. Es el
mayor archivo del mundo.
Lo mismo podemos encontrar en la prensa
diaria las noticias más actuales, como podemos recurrir a las bibliotecas, y
buscar en sus archivos, aquellos periódicos del pasado, que nos hacen
retroceder en el tiempo, y como si de magia se tratara, podemos introducirnos
en la vida cotidiana de otros tiempos, que nos hablan de otras gentes tan
parecidas a nosotros, pero al mismo tiempo tan diferentes, con otros problemas,
aunque en muchas ocasiones la similitud con los nuestros nos abruma.
Recientemente, la investigación sobre uno
de mis artículos me llevó a indagar sobre la primera publicación periódica del
valle de Carriedo, “EL ECO DE CARRIEDO”. Este periódico fue fundado por el
abogado Antonio Mazorra y Ortiz. Su primer número salió el día 12 de mayo de
1894. Salía el domingo de cada semana y el precio de suscripción era: de un
trimestre, dos pesetas; Un semestre, cuatro pesetas; Un año, ocho pesetas.
También se distribuía en la isla de Cuba y su precio era: Un semestre, seis
pesetas; Un año, doce pesetas. Había que pagarlo por adelantado, a la Dirección
de Saro de Carriedo donde se hacía el periódico, pero nunca se imprimió en este
valle, debido a la falta de medios. Primeramente, se hizo en Santander, en la
imprenta del Heraldo, hasta julio de 1894. Posteriormente, se editó en la de
Sotero Roiz de la calle del Muelle de la capital cántabra.
En este medio de comunicación podemos
encontrar temas políticos, llama la atención lo detallado que estaban los
juicios de la época, de toda índole, desde crímenes hasta palizas entre vecinos
por cualquier tipo de trifulca. Estos pleitos no solo correspondían a nuestra
región, eran a nivel nacional. Algunos de ellos, de gran popularidad en
aquellos momentos.
Pero si algo me ha llamado la atención de
“El ECO DE CARRIEDO” es su familiaridad. Hablaba desde la cercanía, sus
corresponsales eran grandes conocedores del vecindario, y plasmaban en sus
escritos con todo lujo de detalles la vida de la sociedad. En sus artículos no
faltaban las fiestas de cada pueblo, las
reuniones de las damas de aquella alta sociedad del valle de Carriedo e incluso
de Cayón, pues con gran alegría me encontré en el estudio de este periódico con
nombres muy allegados a mí, por diferentes motivos, unos por oídas de mi pueblo
de nacimiento, Llerana de Saro, y otras como ha sido el caso de dos damas de la
alta sociedad cayonesa, como fueron doña Matilde y doña Vitalia Sánchez, tías
de Pepa Sánchez, persona a la que siempre he considerado como mi abuela, y que
tanto me habló de ellas.
“EL ECO DE CARRIEDO” para mi desilusión,
solo duró quince meses y salieron sesenta y seis números, finalizando su
edición el 11 de agosto de 1895.