miércoles, 9 de diciembre de 2020

 







UN CALERO EN VALLES PASIEGOS.   EL CALERO DE LLERANA.

      Otro oficio desaparecido es el calero. Estos tuvieron gran auge en la Edad Media, y desaparecieron a mediados del siglo XX. Este arte requería de gran trabajo y esfuerzo. Hoy quiero hablar de José Pérez Ortiz. Un hombre sin duda, muy emprendedor y trabajador. Construyó un horno en Llerana de Saro, si bien es cierto, que no fue por motivos comerciales para vender la cal, para encalar viviendas, establos, desinfectar, preparar argamasa, más bien, para su propio uso, ya que servía para echar cal a una finca que estaba haciendo y así conseguir el mejoramiento del suelo y las plantas, convirtiendo el monte en una pradera. Y en la Regata, de su propiedad, en un torco o silo, excavó un hoyo de ocho o diez metros de profundidad e hizo el horno para cocer las piedras calizas que sacaba de la cantera de Pedreo, en Esles de Cayón.   Primeramente, extraían la piedra, para ello utilizaban el “garrayo” (nombre utilizado en la jerga de los caleros) que es una especie de pico con una sola punta y mango de madera. También servía para trocearla. Otro útil de trabajo era la “almádana”, mazo o martillo, se usa para partir las piedras. Seguidamente, llevaban estas, hasta el horno, clasificándolas por tamaños. Almacenaban leña, preferiblemente de roble, así como ramas, helechos, raíces, escajos, todo lo que sirviese de combustible, pues se necesitaba gran cantidad para conseguir una temperatura de mil grados centígrados. Una vez que estaban los materiales necesarios en el lugar previsto, se procedía a llenar el horno, este era de forma cilíndrica y tenía una entrada o “boca” a nivel del suelo, formada por cuatro piedras. La superior se llamaba “caminal”, la de la base “solera”. Una rampa por la parte exterior facilitaba el acceso a la boca. Se llamaba “servidor” y desde este, Pepe alimentaba y controlaba el fuego.   La parte inferior del horno se llamaba “calderuela” y tenía un poyete o repisa sobre el que se apoyaba la bóveda que se formaba piedra a piedra y que el calero debía ajustar entre sí. Este trabajo de colocar las piedras en el horno se llamaba “hornar” o “armar el horno”. En la “calderuela” se colocaba leña formando la “chamá” que servía al calero como andamio a medida que iba subiendo la bóveda de piedra. Estas debían asentar bien y dejar aberturas para que pasara el calor. Se colocaban en fila formando una circunferencia, una fila sobre otra. La piedra caliza no es blanca, se vuelve de este color después de la cocción. La calcinación duraba tres días y tres noches. En las primeras horas las piedras desprendían la humedad de su interior soltando una gran humareda. El fuego salía por la parte superior lo que indicaba que la cocción estaba en marcha y cuando salía azulado ya estaba listo. Otros caleros, sí vendían la cal, transportándola en serones o bolsas de esparto que ponían en las caballerías y por los pueblos gritaban “El calerooo, cal buenaaa”.

domingo, 22 de noviembre de 2020

 





  LA DESHOJA EN VALLES PASIEGOS

     Los tiempos han cambiado mucho, actualmente nuestra tierra se ha convertido en un lugar próspero y muy cómodo para vivir. Disfrutamos de modernidades y comodidades que nuestros ancestros nunca hubiesen imaginado. Disponemos de modernos medios de comunicación, radio, televisión, teléfono, internet, pasamos las horas ante la pantalla del ordenador o con los móviles entre las manos. Nos comunicamos con nuestros amigos a través de ellos, pero en cierto modo hemos perdido la cercanía con los vecinos. Atrás quedaron aquellas reuniones y veladas de la deshoja que eran una buena disculpa para juntarse.

     Cuando llega el otoño, concretamente los meses de octubre y noviembre, una especie de melancolía se apodera de nosotros, recordamos aquellas historias que nuestros mayores nos contaban, y cuando el viento sur nos envuelve pensamos en esas cocinas en las que al calor del fuego y la tenue luz se reunían los vecinos en sus casas. Ese viento conocido en nuestros valles pasiegos como “el viento castañero o viento de las castañas” hace subir las temperaturas y bajar la humedad en pleno otoño, y esto es aprovechado para la buena recolecta y secado del maíz, alubias y castañas.

     En tiempos no tan lejanos nuestros mayores en estas fechas se reunían en sus casas para la deshoja y se ayudaban unos a otros. Consistía en retirar las hojas de las panojas y dejar los granos al aire para su aireado y secado. Las panojas se ponían a secar y posteriormente se guardaban en el desván o en un almacén preparado para estos casos, al igual que las alubias, a la espera de ser desgranadas para su consumo. Para los vecinos esto era toda una fiesta en la que se recitaban versos y coplas antiguas, al igual que lo hacen hoy los rabelistas de Cabuérniga, pero sin rabel. Se contaban cuentos e historias y después de la deshoja, en las noches de otoño, el dueño de la casa invitaba a sus vecinos a castañas, vino, aguardiente o anisado. Las risas y camaradería estaban aseguradas.

     A este asado de castañas en Cantabria se le conoce como magosta. Se dice que cuando se asaban, a la más ruin de todas se la consideraba como la bruja, y una vez terminada la celebración se la enterraba bajo la ceniza de la hoguera.

      Se cree que el origen de las magostas viene de los celtas para honrar las cosechas después del equinoccio y antes de la matanza.

     Como he hablado en otras ocasiones, en Cantabria el maíz era una de las mayores fuentes de alimentación e igualmente lo eran las castañas. Si había castañas y maíz, la mantención estaba asegurada. La llegada de la patata desde América, de donde es originaria, sustituyó en gran medida su consumo.

     En los pueblos vecinos como Asturias aún está muy presente en su dieta y son muchas las recetas y platos que podemos disfrutar.

      Se pueden comer crudas, asadas, cocidas, en guisos, postres…Antiguamente las molían haciendo harina para fabricar el pan, pasteles o aquellos manjares que la imaginación tuviese a bien hacer. Cuando en nuestra tierra no existía el café la harina de castañas tostado hacía las veces.

     Cantabria es muy rica en castaños, pueden vivir más de mil años y los podemos encontrar tanto en los prados, montes o silvestres. A causa de la humedad del suelo, así como por la mucha cantidad de materia orgánica sufren una enfermedad llamada la “tinta” y el “chancro” del castaño y por este motivo pueden morir.

 

       

 


sábado, 14 de noviembre de 2020

 








BODAS EN EL SIGLO XVII EN VALLES PASIEGOS

 

     Los tiempos han cambiado mucho, hoy disfrutamos de comodidades y lujos que en tiempos no tan lejanos eran impensables. Concretamente en el siglo XVII en la década entre 1650 y 1660 la población en Valles Pasiegos y Cantabria en general, era muy pobre, y aunque los pasiegos siempre han tenido un carácter de superación, gran visión comercial y trataron a través de la educación de sus hijos superar estas maltrechas economías, ellos las sufrieron en sus propias carnes. Muchos de sus hijos consiguieron dejar atrás esta vida de precariedad y pobreza convirtiéndose en grandes personalidades en el mundo de la política, la iglesia y en lo militar.

      A pesar de estas carencias los pasiegos siempre han sido un icono de la libertad. Personas a las que no les ha gustado tener jefes, ellos disponían libremente de sus vidas, eran sus propios dueños y esta libertad suplía ampliamente las carencias económicas.

     Hay documentos de esta época que nos hacen conocer, por ejemplo, como eran las bodas en aquellos tiempos.

     Así nos cuentan que la novia acudía acompañada de sus padres y el novio con los testigos, generalmente, gente destacada de la comarca entre los que se podían encontrar, abogados, militares, clérigos, entre otras personas importantes. Los novios se daban la mano en señal de esponsales. Los padres de la novia indicaban la parte de su hacienda que había de aportar al matrimonio y se levantaba acta por el escribano.

     Las escrituras dotales comenzaban señalando el lugar y fecha, e indicaban en el escrito quienes comparecían ante él como testigos de ambas partes. Ante el escribano decían tener trato entre ambos y haber concertado que el novio se ha de casar y velar con la novia. Lo harán conforme al Santo Concilio de Trento en el que el matrimonio se considera como un sacramento y además como un contrato indisoluble y en señal de cumplimiento los novios se daban la mano y bebían juntos brindándose.

     Los padres de la novia para que el matrimonio tenga efecto y puedan subsistir con las cargas en mancomún, juntamente, dotaban a su hija con diferentes bienes raíces y hacían un inventario de las fincas, prados y tierras de labor. Detallaban los carros que medía cada finca y donde se encontraba ubicada. Así mismo inventariaban el ganado a dotar. Lo mismo hacían con el ajuar de la novia. En diferentes documentos he podido encontrar curiosidades como estas, que los animales diferenciaban a la clase más pudiente, a mayor número de cabezas de ganado, señal de mayor riqueza.  Además de describir los animales a entregar, también se hacía apunte, en muchas ocasiones, el ajuar de la novia. Si los contrayentes fuesen de la misma familia, los padres de la novia serían los encargados de pagar la dispensación de parentesco.

    

     En cuanto a los animales, podemos encontrar inventariados, dos gruñentes medianos, tres cabras y un lechón, esto en uno de los casos. En otro inventariado para entregar el día que se casen y velen juntos, una vaca parida o preñada con jato o jata, dos bueyes, tres lechones, dos cencilladas de yerba y los ajuares necesarios de por casa, así como las diferentes fincas y terrenos.

     Una cama de ropa, seis sábanos, dos sábanas, seis barbellares, cuatro tocas, una tabla de manteles, dos camisas, dos gorgueras, una de Ruan y otra de lienzo, dos faldas, una de estopa y una de lienzo, un vestido, una manta de Carriedo, un abantal listado de Santillana, tres garrotes, tres cestos, un baño y una tijera, una azada, una hacha, un rastrillo, una caldera, una sartén, un asador, una cuchara, un yugo con sus aparejos, un aladro con su reja, un rastro con su cunera, una arquilla pequeña de Carriedo y otra mediana de haya, una caja pequeña y un arca de roble. Con todo esto, el novio se obligaba a cumplir la palabra dada.

    

                                                             Gilda Ruiloba

 


sábado, 7 de noviembre de 2020

 









  LAS AMAS DE CRÍA EN LOS VALLES PASIEGOS

     Cantabria y más concretamente los valles pasiegos no serían hoy lo que son sin el sacrificio de estas mujeres. Muchas son las que salieron de sus pueblos para labrarse un mejor modo de vida en aquellos tiempos de precariedad y pobreza.

     Ya en el año 1263 en las Partidas de Alfonso X el sabio, aparecen mencionadas las amas de cría. Fueron unas mujeres valientes y sacrificadas que en muchos casos sin saber leer ni escribir, se lanzaron a la aventura de amamantar a los hijos de los ricos, dejando a los suyos recién nacidos al cuidado del padre o los abuelos. En contadas ocasiones les era permitido llevarse a su vástago con ellas, y sería otra ama quien lo criase.

      Su objetivo era traer de vuelta un pequeño capital y así podrían comprar vacas, terrenos e incluso una casa propia, algo muy difícil de conseguir en aquellos tiempos de miseria. Rara es la familia en los valles pasiegos que no tengan en su genealogía alguna nodriza. En mi caso y por parte materna hay varias y en cierto modo, fueron la base de nuestro patrimonio familiar y de las que nos sentimos muy orgullosos.

     Estas mujeres eran seleccionadas por el cura y el médico, debían de tener una conducta intachable y muy buena salud, su leche era analizada antes de ser contratadas y en muchas ocasiones había varias candidatas para el mismo puesto de trabajo. Debían tener entre 19 y 26 años, aunque en la realidad no siempre era así, haber tenido un parto o dos anteriores, pues se suponía que ya tenían más experiencia en el cuidado de los niños. No tener ninguna enfermedad en la piel, ni ella ni sus esposos, tener toda la dentadura sana y que sus esposos fueran ganaderos.  Su partida suponía un gran dolor y sacrificio en la pareja, pues estarían entre año y medio a tres años separados, dependiendo de la casa en que estuviesen criando.

     El cambio de vida que experimentaban era radical, pasaban de vivir en sus cabañas para hacerlo en grandes palacios, rodeadas de lujo y abundancia para después volver y amoldarse a sus hogares.

     Para la aristocracia y grandes empresarios tener una nodriza pasiega era todo un lujo, pues se las consideraba de raza pura, las mejores, y eran las más cotizadas. Entre ellos competían por tener a la mejor vestida, con las telas más finas, la más adornada en joyas, pues en cierto modo, era señal de su mayor poder adquisitivo. De los valles pasiegos salieron grandes amas de cría que amamantaron a hijos de reyes, marqueses, duques y afamados empresarios. Estas mujeres no solo conseguían sus buenos sueldos, sino que con la crianza de los niños sus padres se encariñaban con ellas y en muchas ocasiones su amistad perduraba durante toda la vida, de ahí que los pasiegos siempre han tenido fama de tener grandes influencias, pues en el futuro si necesitaban ayuda para conseguir un buen trabajo o para otros menesteres, no dudaban en acudir a los “señores”. Si se encontraban en la misma provincia en sus visitas nunca les faltaría una buena mantequilla y un buen queso elaborado por ellas, así como unos estupendos huevos campesinos que la familia donde habían criado agradecía mucho, pues su frescura y calidad estaban aseguradas.

     Generalmente tenían varios hijos y de todos ellos se iban a criar y así podían cumplir sus sueños de mejorar su vida. Normalmente estas crianzas eran dentro del país, pero también las hubo que salieron al extranjero, lógicamente ganando mucho más. Concretamente una de mis bisabuelas se fue hasta Cuba para criar a una rica heredera de ascendencia española, concretamente a la hija del Banquero José Gómez Mena.

 

                                                                Gilda Ruiloba

 


domingo, 25 de octubre de 2020

 







LLERANA DE SARO NO DEJA DE SORPRENDER

      Desde pequeñita siempre me llamó la atención que un pueblo pequeño como es Llerana de Saro en el valle de Carriedo contase con tantos habitantes cuyos nombres eran de procedencia romana. Así podemos encontrar; Ángel que significa ángel de Dios. Aurelio: dorado, oro, brillante. Constantina: Constante, perdurable. Valeriano: Hombre de gran tamaño. Antonia: Bella como una flor. Julio: Deriva de una de las familias más antiguas de Roma. Marcos y Mariano: Consagrado a Marte el dios de la guerra. Julia: Que tiene el cabello crespo. Lilia: Como la flor del Lirio. Lorenza: Coronada de laureles. Lucía: Nacida en la primera luz del sol. Paulino: De baja estatura, pequeño, humilde. Severino: Inflexible. Laureano: Significa “laurel” símbolo de la fama y la victoria. Florentina: Florido, floreciente. Serafina: Ángel más puro que rodea a Dios. Fulgencio: Brillante, resplandeciente. Birino: Hombre de múltiples facetas.

     Estos son algunos de los nombres de los vecinos de Llerana en tiempos cercanos y el significado de cada uno de ellos. Muchos de estos, incluso pertenecen a la misma familia, más tarde investigando sobre este pueblo he podido comprender la razón de estos nombres, pero si mi sorpresa ha sido grande, mayor fue el entender como han perdurado a lo largo del tiempo.

     Según mis investigaciones he sabido que en los tiempos en que los romanos estuvieron en Cantabria, un militar llamado Laurius se trasladó a vivir a este pueblo con su ejército y puso de nombre a su nuevo lugar de residencia Lauriana y de ahí evolucionó hasta llegar a ser Llerana. Si estos datos encontrados fuesen veraces todo tendría sentido. Aunque han pasado muchos años y es muy difícil saberlo con certeza.

     En Llerana podemos encontrar dos monumentos o símbolos representativos de este lugar, que son su iglesia de San Lorenzo y el precioso puente de cuatro ojos sobre el río Llerana. Recientemente han caído en mis manos unos legajos antiguos muy interesantes propiedad de mi amigo Enrique Ruiz Carral y que este a su vez compró a un historiador, nos hablan sobre Llerana, sus gentes, modo de vida, límites territoriales, hijos bienhechores… Y así podemos conocer “literalmente” incluidas sus faltas de ortografía,   que: “Fueron hijos de este pueblo D. Agustín y D. Martín de Septien Montero ambos á competencia favorecedores en vecindario de la ciudad de Guanajato Reyno demexico, donde fallecieron, habiendo reedificado la Iglesia Parroquial y haciendo con sus bellos Altares la mejor de todo el Valle, remitiendo para su adorno, y servicios alhajas deoro, y plata dela mejor hechura, y valor, enloque echó el resto dicho D. Martín haciendo también sefabricase en ella la grantorre, y celebres campanas, que la hermosean, y además para la comodidad delos vecinos, que pa muchas labores habían devadear el río con carros les hizo construir un excelente Puente de piedra, cuyo coste ascendía a cien mil reales. También hizo erección de dos capellanías, y parece ser que una arca de misericordia que existe en otro lugar.

     Fue de este pueblo y de su antigua Casa delaConcha un Señor Arzobispo delos Vela Isla de Sicilia en los siglos pasados cuando la Sicilia era de España.

     En Llerana además de su Parroquia, que dexo referida cuyo Santo titular es San Lorenzo, hay una Iglesia de Santa María Magdalena, (ya desaparecida) de quien son Patronos los de la antigua Casa de Obregón, y además hay otra Ermita con la advocación de San Miguel en la que hay fundada Capellania por don Balthasar Ruiz de Castillo, hijo y cura que fue de dicho lugar. Ha tenido también Llerana varones excelentes por la línea militar”. Estos antiguos legajos también nos hablan de una posible mina de oro en Llerana, pues algunos aseguran haber advertido algunas vetas.

 

domingo, 4 de octubre de 2020

 









EL DEPORTE POR EXCELENCIA DE CANTABRIA

      El bolo palma es una modalidad de los bolos en Cantabria, también se le conoce como bolos a emboque o birle. Se le denomina bolo montañés y es el juego por excelencia en nuestra comunidad. Raro es el pueblo que no tenga una bolera. Desde antiguo este juego ha sido una reunión, distracción y competición entre vecinos y amigos. Como muy bien dice la canción “Es el juego de los bolos una fiesta entre mis gentes”. También existe la variante del Bolo Pasiego utilizado en las villas pasiegas.

     Recuerdo desde pequeña la bolera de mi barrio, donde jugué a diario con mis amigos, y ya en mi juventud fui socia de ella cuando corría a cargo de Felipe Valle, enamorado de este deporte. Era la bolera de San Antonio en La Abadilla de Cayón, construida en el año 1927 por los mozos del barrio y el entonces alcalde y también vecino Dámaso Gutiérrez San Román, de cuya junta directiva fue presidente muchos años.

     Estas boleras por lo general estaban rodeadas de árboles, en la mayoría de las ocasiones fresnos. Son rectangulares y llanas, se aconseja su construcción máxima de 34 por 8 metros y se compone de tres partes: Tiro, caja y birle y se divide en cuatro: Zona de tiro, Fleje, emboque y raya al medio.

     La emigración cántabra llevó consigo este deporte allá a donde fue y así podemos encontrarlo en Barcelona, Cádiz, Madrid, Vizcaya, entre muchos lugares nacionales, pero también en el extranjero como en México, Argentina, Venezuela, Chile…

      En el arte de hacer los bolos encontramos uno de los oficios tradicionales de Cantabria. Preguntándole a mi amigo Nelo, el artesano de la madera, he podido conocer los pormenores de esta fabricación. Los bolos se hacen principalmente con madera de abedul, es la más deseada, pero también se pueden hacer con avellano e incluso con chopo. Se corta en invierno, en menguante, los mejores meses son los de diciembre y enero. La madera se troceará en tochos a la medida requerida, después de pasarlo por la sierra, en basto tiene que estar un año secando. En la base se le hace una ranura y se mete una argolla metálica, posteriormente se lija para dejarlo fino. Los bolos miden 45 centímetros de altura y 5 de diámetro, pesan entre 550 y 630 gramos. En el juego se utilizan 9 bolos y uno más pequeño llamado emboque. Además de éstos se necesitan las bolas que son esféricas de madera de encina de entre 12 a 18 centímetros, su peso oscila entre 1,5 y 2,3 Kilos. Al gusto del jugador. Para hacer esta bola se saca un taco dejando el corazón, ya que esta zona no valdría. Se tiene secando dos años. Algunas veces las bolas se abren por el viento sur, pero dándoles ajo suelen cerrarse las grietas. Antiguamente se les metía incluso en orines.

     Hay jugadores que quieren menos peso en las bolas y en estos casos por un agujero en el centro se vacía al gusto, otros por el contrario lo prefieren mayor y se les mete plomo que previamente se calienta y una vez líquido se introduce por el hueco y se sella con un trozo de la misma madera. De este modo se equilibra el peso al gusto del jugador.   

     

    


domingo, 20 de septiembre de 2020













TRAJES TÍPICOS MONTAÑESES

     Cantabria es una región rica en estos trajes, pues son varios y diferentes los modelos y colores, según la zona, el clima y los trabajos que se desarrollan. Por lo general datan del siglo XIX. Aún recuerdo la primera vez que vi una exposición de los distintos trajes regionales. Estaba formada por parejas de cada zona. Allí se encontraban representadas todas las comarcas; Pasiega, Lebaniega, Campurriana, Trasmerana, Cabuérniga, Tresvisana, Tudanca y Pescadora y Pescador de gala. Todos eran a cuál más llamativos e interesantes, pero sin duda alguna los más exagerados y adornados eran los de los pasiegos. Siempre se ha dicho que les gusta hacer gala de sus posesiones y que mejor manera de demostrar su riqueza que engalanándose con grandes collares, joyas e incluso monedas.
     Las pasiegas en su gran mayoría se dedicaban al oficio de amas de cría y llevaron estos trajes para su crianza, eran de gran vistosidad y ellas los lucían con gran porte y elegancia y así se convirtió en el uniforme de ama de cría. Las familias en donde criaban llegaron a competir por la riqueza y el lujo de los trajes de sus nodrizas. Todas querían que las suyas fuesen las mejores. Que luciesen las telas más exclusivas, las cadenas, collares, corales y “arracadas” (pendientes para las orejas que cuentan con un adorno colgante) más singulares.
     Fruto de esta competición entre las familias pudientes donde las pasiegas estaban a su servicio vino la adulteración de sus trajes, ya que comenzaron a añadirles puntillas y otros adornos derivados del oficio de amas de cría y así tuvieron que amoldarse a los gustos de la burguesía del momento ya que eran quienes las contrataban y pagaban.
     El escritor francés Teófilo Gautier describió muy bien el traje de las pasiegas que paseaban con las criaturas por el Paseo del Prado de Madrid. “Llevan una falda de paño rojo fruncida con gruesos pliegues y ribeteado con una ancha trencilla, un corpiño de terciopelo negro también ribeteado en oro, y tocado de madrás abigarrado de colores brillantes, todo ello acompañado de alhajas de plata y otros aderezos salvajes”.
     Los collares de corales eran muy apreciados por las pasiegas y servían según sus creencias como amuleto para el mal de ojo.
     Los trajes tenían algún detalle que les diferenciaba, entre las tres villas pasiegas, Vega de Pas, San Pedro del Romeral o San Roque de Riomiera. El complemento más tradicional es el cuévano niñero.
     Aún recuerdo la primera vez que vi a una pasiega vestida de una manera tan original y llamativa, fue en la pradera de Valvanuz en Selaya, un 15 de agosto, siendo yo muy pequeñita. Todo el conjunto llamó mi atención, sin duda el modo de lucirlo con orgullo y gracia de aquella pasiega amiga de mi familia, pero hubo algo que hizo que me fijase con atención y eran los exagerados adornos y joyas que llevaba. La camisa fruncida en el cuello se sujetaba por delante con dos moneditas de plata al igual que la botonadura de la chaqueta, también con monedas de plata, numerosos collares, unos de coral, otros de cuentas de colores, un rosario con su crucifijo y cadenas con medallas. En las orejas llevaba “arracadas” hechas con realines de plata como los botones. Los dedos de sus manos estaban adornados con hermosas sortijas.
    



domingo, 6 de septiembre de 2020















FERIAS DE AÑO EN SARO Y LA ABADILLA DE CAYÓN

     La feria de Las Candelas en Saro era muy concurrida, se dice que su especialidad fueron los toros. La mayoría bajaban desde Carcaval, Merilla y San Roque de Riomiera. Eran conducidos por los pasiegos con la precaución que estas bestias requerían pues tal parecían toros bravos de lidia.
     Nos cuenta EL DIARIO MONTAÑÉS en su publicación del 8 de marzo de 1917 que media docena de pasiegos daban la guardia de honor con sus palancos o velas y al encontrarse gente en el camino gritaba el dueño del animal: “¡Quitaos day, quil jato está vistoso” ya que el animal estaba receloso por venir de sitio solitario de lugar “solido” como explicaban los dueños de los sementales!
     Los becerros eran holandeses y suizos, grandes moles de carne de bonita pintura y estampa, pero carecen para la engarra, agilidad de pies, potencia de testuz y sangre fina de pasiegos y tudancos. No obstante, eran numerosas las peleas entre los toros y muchos los curiosos que las presenciaban.
     José María Ortiz nos cuenta en su artículo que estos toros eran hijos de aquellas buenas mozas que valían mil pesetas para arriba y que bebían muchos litros de suero que producen sus aparatosas madres, pero que los del país toman poca leche, eso sí, ¡pero manteca líquida, nata pura!
     La feria de Las Candelas con el tiempo fue viniendo a menos hasta desaparecer por completo. En sus primeras andaduras se contaba por semanas, luego por días y después desapareció.
   Otras ferias de año de gran importancia en la comarca del Pisueña fueron las de La Abadilla de Cayón. Tenemos conocimiento de un decreto del año 1853 que dice: “El Ayuntamiento de Santa María de Cayón de acuerdo con el Sr. Gobernador, ha acordado establecer un mercado y dos ferias, verificándose aquel el sábado de cada semana y estas los días 17 y 18 de enero y la segunda el 19 y 20 de marzo de cada año, teniendo uno y otro lugar en el pueblo de La Abadilla y sitio de San Antonio. Dado en 14 de diciembre de 1853. El alcalde Manuel de la Rosa. (B.O. nº21 año de 1853)”. Estas ferias y mercados se realizaban alrededor de la ermita de San Antonio Abad.
     En 1905 se trasladan dichos mercados y ferias al barrio de Sarón siendo alcalde D. Gregorio Ruiz, vecino de La Abadilla. Se harán estos mercados de ganados en lo sucesivo con carácter mensual en el Cagigal del Campo de la Sierra. Celebrándose por primera vez el 11 de abril de 1905.
     Durante los años que se celebró en San Antonio fue una fiesta muy entrañable para los vecinos, en particular la de San Antón, pues al ser el patrón de los animales se oficiaba una misa en la que estos eran bendecidos, acudían todo tipo de animales domésticos, perros, gatos, gallinas, conejos, asnos, cerdos… 
     Mientras tenía lugar la bendición de los animales y posteriormente la misa mayor, la feria había comenzado a primeras horas de la mañana y allí se daban cita los ganaderos de la comarca.

    

     






domingo, 23 de agosto de 2020













FERIAS DE AÑO EN LA CUENCA DEL PISUEÑA

     Si gran fama y reconocimiento tuvieron las ferias de año en la cuenca del Pas, las del Pisueña no fueron menos. Así podemos encontrar que en el año 1828 el rey Fernando VII concede al lugar de Selaya en la provincia de Santander el privilegio para celebrar una feria en los días 24 a 29 de junio de cada año, al mismo tiempo lo hace para continuar con el mercado que se celebraba todos los domingos.
     Estas ferias y mercados gozaban de gran afluencia de gentes y ganados por la proximidad con las villas de Vega de Pas, San Pedro del Romeral, San Roque de Riomiera y los valles de Carriedo, Toranzo, Luena, Cayón y Penagos.
     Estas comarcas dependían mayoritariamente del ganado por ser su mayor fuente de riqueza. Se dice que eran los más ricos de la provincia en vacuno y mular. También sus transacciones en ganado de cerda eran muy importantes y numerosas.
     En estas reuniones de compra y venta en Selaya se trataba en trigo, maíz, cuerdas, sogas y maromas y telas de algodón. En varios papeles y documentos antiguos se indica que se comercializaba en salmón y demás pescados escabechados y secos.
     Actualmente sigue celebrándose un mercado semanal los domingos, aunque nada tiene que ver con el esplendor y bullicio del pasado.
     Otra feria de gran prestigio y popularidad fue la de Saro en el valle de Carriedo, tenemos constancia que ya se celebraba en el año 1826. Esta era anual y se llamaba de “Las Candelas” se celebraba los días 2 a 17 de febrero, pero se da el caso de que algunos años y por culpa de la climatología hubo de aplazarse. Uno de estos retrasos se produjo en 1845 y se pide licencia para poder alargarla hasta el día 20 y lo mismo sucede en el año 1847 que a causa de una gran nevada se prorroga hasta el día 22.
     Encontramos en el periódico “EL ECO DE CARRIEDO” Nº4 de fecha 17 de febrero del año 1895 información sobre este evento, en el que narra el vecino  “El Cotano” que esta se ha venido a menos, que para ferias las que se hacían 50 años antes a las que acudían ganaderos de Salamanca, León y Castilla y hasta más allá de Torrelavega y en las que los comercios se llenaban de compradores y había bailes, juegos y cantes y todo. En este artículo se dice que en el pueblo vivían hombres de pro y había un capellán de guanizantes que era neto y campechano de verdad y no negaba un “napoleón” a ningún vecino. Había jóvenes como castillos y arrogantes que bailaban con castañuelas y se daban palizas de verdad y no las moscas de hoy en día, que algunos parecen canutos de hojalata. En el baile tocaba Colás el violín y su consorte Guillermina zarandeaba las panderetas. En el ferial había una mesuca chica, pero algo sucia para cobrar la alcabala (antiguo tributo o impuesto). Al frente de un figón (taberna de baja categoría) estaba la gitana de Tezanos que no traía malas cosas. Para los señores tenía “anisao” y ginebra, con buena comida. Nos cuenta que hacía 50 años iba a pescar a Toranzo y “Carandá” y que de cada bardal salía un salmón y se cogía un cuévano de truchas en una “bocaná”.


domingo, 9 de agosto de 2020


       











FERIAS DE AÑO EN LA CUENCA DEL PAS

     Siguiendo con la importancia que tuvieron las ferias a orillas del Pas y Pisueña, hoy hablaré de las del valle de Toranzo donde podemos encontrar la de Nuestra Señora del Carmen en San Martín de Toranzo. El gobernador civil de Santander solicitó el real permiso para celebrar una feria en dicho pueblo los días 14, 15 y 16 de julio y se autorizó en el año 1834 para celebrarse por primera vez en 1835. En este mercado, además de ganado también se comercializaba en linos, cáñamos y maíz.
       Encontramos una reseña en el B.O.S. número 153 del año 1868 que dice lo siguiente: “ El local destinado a ferial es sin género alguno de duda uno de los más pintorescos y agradables de La Montaña, poblado de arbolado y próximo al río Pas, y a pocos metros de la carretera de Santander a Burgos; ofrece cuantas comodidades puedan apetecerse y de fijo el feriante no echará de menos fondas donde hallar bueno y económico servicio, así como cuanto necesite para el ganado que compre y conduzca. Santiurde de Toranzo, 21 de junio de 1868”.
     En San Vicente de Toranzo se celebraba la feria de San Vicente Mártir los días 22, 23 y 24 de enero. Tenemos datos, creemos que de su comienzo, en el año 1900. En sus primeras andaduras no se cobraba “arbitrio” alguno y se facilitaba a los ganaderos de otras localidades gratuitamente alimentos para así hacer propaganda de dicho evento y ¿qué mejor manera que el boca a boca de la gratuidad de dicha concentración ganadera además del abastecimiento de ricos alimentos? El señor gobernador civil de la provincia en sus inicios solía hacer donaciones para premios, así encontramos una anotación de una donación de 100 pesetas, destinando 50 para el mejor semental de raza del país y 50 a la mejor vaca de dicha raza. Lo mismo hacía el Ayuntamiento adjudicando otros premios iguales al mejor semental y a la mejor novilla de raza extranjera o mixta.
     Las ferias solían estar muy concurridas presentándose excelente ganado en las que sobresalían los sementales suizos y tudancos. Las transacciones podían superar las 300 reses.
     Otra feria importante en el Real Valle de Toranzo era la de San Andrés de Luena, en el año 1829 a petición del Consejo y Real provisión librada a su virtud, se servía el rey Fernando VII de España llamado “el Deseado” y el rey “Felón”, conceder licencia y facultad para la celebración de una feria en los días 15, 16 y 17 de agosto de cada año la cual debía celebrarse por primera vez en el año 1830.
      De gran importancia y popularidad era la de “El Ángel” en Vargas.  Tras la solicitud para celebrar dicho evento “Su Majestad, la reina gobernadora María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, madre de Isabel II, concede gracia para celebrar durante tres días por Real Orden del día 22 de junio de 1837 la denominada feria de “El Ángel” que comienza a celebrarse los días 1, 2 y 3 de marzo de 1838 en el lugar de Vargas, Real Valle de Toranzo y hoy Ayuntamiento de Puente Viesgo.  Como anécdota contaré que en el año 1841 se trasladó por el mal tiempo a los días 19, 20 y 21 de marzo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              




martes, 4 de agosto de 2020



















  “EL HASTÍO DE LOS ESPAÑOLES”

     Día a día se agrava la crisis de la COVID-19, cada vez son más los nuevos contagiados. Los ciudadanos hartos del encierro de la cuarentena y con el verano que no ayuda a la reclusión, en una cultura como es la española de reuniones con los amigos alrededor de una taza de café o compartiendo unas cervezas mientras se intercambian risas y novedades, se sienten impotentes. Todo esto ha sido un golpe para los más jóvenes, que incrédulos por la falta de imágenes de la gravedad de la pandemia, se lo toman a broma y creen que no va con ellos, que solo es cosa de los viejos, se sienten a salvo en esa especie de burbuja que les produce la fantasía de la ignorancia. Con frecuencia se reúnen en torno al botellón, no guardan distancias ni utilizan las mascarillas. El coronavirus se frota las manos ante unas victimas seguras, que le harán introducirse en el seno de sus familias mas resguardadas a sus ansiados propósitos de destrucción y muerte.
     Mucho se habla del origen de esta pandemia, las autoridades nos dicen que viene de los murciélagos, pero hay científicos que aseguran que ha sido creado en un laboratorio, lo cierto es que nunca se sabrá a ciencia cierta. 
     La OMS nos dice que tendremos que aprender a vivir con el coronavirus porque no se va a ir nunca, y con esta realidad conviven desde hace varios meses los españoles.
     Hartos y hastiados de la situación en el país contemplan además de los nuevos brotes, otros brotes que nada tienen que ver con la enfermedad, pero que son igual de peligrosos para el bienestar social. En una España golpeada por los frecuentes escándalos de quienes debieran brindarla, los ciudadanos se sienten humillados, engañados y robados ya no en sus arcas, que también, en la confianza tantas veces ultrajada por esos políticos sin escrúpulos que ningunean la buena fe de un pueblo que le queda muy grande a sus gobernantes.
     Este país mil veces se ha levantado de la adversidad, con frecuencia lo han robado y humillado, pese a ello, ha seguido luchando, trabajando, para conseguir las comodidades y el bienestar que ahora disfrutamos. Durante generaciones ha sido así, por ello, cada vez que quienes están en el poder nos defraudan, un dolor muy grande mezclado con el cabreo y la impotencia invade a una sociedad que cada vez está más cansada de curar las heridas que le producen aquellos que debieran estar para protegerles.
                            Gilda Ruiloba.

domingo, 26 de julio de 2020

















FERIAS EN EL VALLE DE TORANZO

     Recientemente hablaba de la importancia que tuvieron las ferias ganaderas a orillas del Pas, como la de Vega de Pas, Entrambasmestas y Villasevil.
     Hoy quiero hablar de otras que también han tenido gran relevancia durante muchos años, así he podido constatar que en el Ayuntamiento de Santiurde de Toranzo se comenzó a celebrar en el año 1772 la conocida como feria de San Agustín. Y podemos encontrar en el B.O. número 92, año 1857 la siguiente orden: “Ayuntamiento de Santiurde de Toranzo.- Este Ayuntamiento, en reunión de este día ha acordado proceder a la subasta de arbitrio de dos reales en res vacuna que se presente en el local de la feria de San Agustín por razón de puesto, cuyo impuesto se halla aprobado para atenciones municipales en los días 9 y 17 de agosto en las condiciones que se hallan de manifiesto en la Secretaría de este Ayuntamiento. Lo que se inserta para que llegue a conocimiento del público. -El Alcalde Alejandro Ordoñes.”
     Este era uno de los mercados con mayor afluencia de público de toda la provincia. Acudían en gran número los vendedores, tanto de animales, como de diferentes mercancías, pues los buenos resultados en las ventas hacían que cada año se dieran cita en el espacioso ferial, e incluso, aumentaran los negociantes, deseosos de obtener unos buenos beneficios ya que en gran medida sus economías dependían de estas ferias.
     Los ganaderos de Madrid se acercaban a este lugar, demostrando gran interés por las vacas paridas de raza pasiega. También era habitual encontrar entre los animales en venta, muchas parejas de bueyes, pues eran muy utilizados en aquellos tiempos para las labores de labranza y transporte.
     Pero no todo era positivo en estas ferias, se da el caso,  que como en nuestros tiempos,  los impuestos resultaban excesivos y así lo recoge “EL CANTABRO” en su número de 5 de septiembre de 1884 cuando dice: “Nada puedo elogiar a la Corporación por los sacrificios que haya hecho para que la feria sea una de las principales de La Montaña, pues por el contrario he oído quejarse a muchos vecinos de que el Ayuntamiento trata de sacrificarla con muchos impuestos que a los vendedores carga.” 
     Estas ferias terminaban con un animado baile al que acudían los mozos y mozas de los valles de Toranzo, Carriedo y pueblos y barrios de la comarca.  Con su simpatía y alegría ponían un excelente broche final a las exposiciones y transacciones que allí acontecían, bajo la atenta y curiosa mirada de los más mayores, que sin duda recordaban con nostalgia sus tiempos de juventud.
     Otra feria de la comarca era la de Alceda, la organizaba y patrocinaba el Ayuntamiento de Corvera de Toranzo y se celebraba en el parque de Alceda, allí acudían los ganaderos con sus ganados desde Castillo Pedroso, Quintana, Borleña, San Vicente, Alceda, Luena, Puente Viesgo y San Felices de Buelna entre otros muchos lugares. No podía faltar en estos acontecimientos los piteros del Valle Torancés que animaban con sus actuaciones a todos cuantos allí se daban cita.












 “DE AQUELLOS BARROS, ESTOS LODOS”


     Dicen que los ancianos son una fuente de sabiduría y así lo creo yo también. Observando todo cuanto ha acontecido en los últimos tiempos, mi mente regresa a otra época, y recuerdo conversaciones de mi abuelo con sus amigos y lo que en una de ellas les espetó, reunidos ante una taza de café hablaban de sus hijos y de la economía,  les dijo:- De lo que algo estoy seguro, es  que si queréis tener un hijo tonto, no tenéis nada más que mandarlo a la calle, a las fiestas, con sus amigos, sin dinero, la falta de este les hará unos seres inútiles, porque se sentirán amarrados, sin poder de decisión, en una palabra no serán libres porque no tendrán ni la seguridad ni el poder que el dinero da. Estas palabras de mi abuelo me hicieron meditar mucho y en estos días las he vuelto a recordar.
     Recientemente nuestro presidente Pedro Sánchez se ha reunido con los dirigentes europeos para solventar en lo posible la gran crisis que la COVID-19 ha causado en toda Europa y en especial en los países del sur como Italia, España y Francia. Los países del norte se han mostrado muy poco favorables para soltar los dineros de la Comunidad Europea. Después de muchos tiras y aflojas por fin llegaron a un acuerdo. Todos dicen haber salido muy contentos y triunfalistas de este acontecimiento, pero aún no conocemos la letra pequeña de dicho contrato. Solo sabemos que hay que hacer reformas, ya se han mencionado que la reforma laboral no se va a tocar y que habrá cambios en las pensiones. Y esto me ha llevado a recordar las sabias palabras de mi abuelo – Si quieres un hijo tonto, mándalo a la calle, en este caso a negociar sin dinero y ahí verás que está atado de píes y manos. Nuevamente se da una vuelta de tuerca a los más débiles, a los trabajadores que tendrán que seguir con esos contratos basura, y a los ancianos que han terminado su vida laboral, en la que tanto han trabajado para dejarnos un futuro mejor y soñar con una jubilación que les permita vivir dignamente. Hasta ahora no hay certezas de nada, pero lo que es seguro es que va a haber un antes y un después en muchas cosas.
     No se ha oído ningún comentario, nada se ha infiltrado de la mayor empresa española que se come 25.000 millones de euros al año en los sueldos de los políticos y ni que decir de las pagas vitalicias. Creo que nuestro país no puede soportar tantos asesores, directores y enchufados de los gobernantes. Ahí es donde debieran recortar, a un pensionista de los que hay muchísimos que cobran 600 euros e incluso menos ¿Qué se les puede recortar? Muchos rondan los 1000 euros ¿Es que los gobernantes tanto europeos como españoles pueden vivir con ese dinero? Al mismo tiempo se habla de subir impuestos ¿Cómo los españoles que muchos se van a quedar sin sus trabajos y otros van a seguir siendo precarios los van a soportar? ¿Acaso quieren un país sumido en la miseria para que como muy bien decía mi ancestro sea bien manejable y tonto? Creo que hay otras partidas de mucha menos importancia en las que se podía recortar, entre ellas los gastos innecesarios y el derroche alegre al que nuestros gobernantes nos tienen acostumbrados. El señor presidente Pedro Sánchez ha ido a negociar sin dinero y de aquellos barros, estos lodos.
                                       Gilda Ruiloba

lunes, 20 de julio de 2020













 LA UNIÓN HACE LA FUERZA


     Recientemente afeaba a los políticos su actitud de crispación y poca voluntad para el diálogo y la reconstrucción de un país duramente golpeado por la pandemia del COVID-19 y las duras consecuencias que esto está teniendo. Hoy escribo estos renglones con un poco de esperanza y confianza en ellos. No me refiero a todos, ni mucho menos en los altos niveles de nuestras instituciones.  A un nivel pequeño, el de mi Ayuntamiento de Santa María de Cayón en Cantabria ha vuelto a resurgir en mí, un poquito de esperanza y fe. Tal vez no todo esté perdido, tal vez los ciudadanos volvamos a ser importantes dentro de nuestras instituciones y se nos mire como lo que somos, personas en estos momentos muy vulnerables. Ojalá no solo vean en nosotros una caja registradora para hacer dinero o ciudadanos que llenan las urnas con sus votos para hacer la vida muy fácil a quienes salen elegidos.
     Hoy una pequeña parte de esa gran empresa española, que son los políticos, me han causado una bocanada de aire puro, una nueva visión de esperanza y es que en estos tristes momentos y por primera vez, he visto como han dejado a un lado sus diferencias, sus disputas, su crispación y han tenido la valentía de unir sus fuerzas, limar sus asperezas y dar paso para reconstruir lo que el coronavirus ha destrozado sin ningún tipo de piedad. Partidos tan diferentes como el PP, PRC y PSOE han sido capaces de formar una piña, unir sus fuerzas y tener como objetivo común levantar un municipio y lo han hecho pensando en sus ciudadanos, en sus comercios y esto me enorgullece y me hace creer nuevamente en que la política no solo sirve para que unos pocos vivan como dioses, mientras la mayoría ve como sus trabajos, economías y pensiones tienen un futuro muy incierto.
      He podido observar con satisfacción como se han tomado unas medidas en favor del pueblo en general, de los ciudadanos más sensibles y golpeados por la crisis, de los autónomos, como se trata de reactivar con medidas concretas el comercio local. Se han aprobado 13 puntos, todos en beneficio de los ciudadanos.
     Ojalá cunda el ejemplo de este municipio y muchos más sigan sus pasos, incluyendo las grandes instituciones, que todos los mandatarios se retraten en ellos y cunda el ejemplo. La unión hace la fuerza, y el pueblo español en estos momentos necesita ilusionarse y volver a creer y confiar que los elegidos en las urnas están para hacerle la vida un poquito más fácil, y no para tener que defenderse de ellos y recelar constantemente de las decisiones que se van a tomar y que pueden cambiarnos la vida.
                                                       Gilda Ruiloba.

domingo, 12 de julio de 2020









SE ACERCAN TIEMPOS DIFÍCILES

     Tras las primeras salidas después de 99 días de confinamiento, nos damos cuenta que los problemas no han finalizado con el aislamiento. Hemos tomado nuevamente las calles, playas, bares, todos estamos ansiosos de recuperar nuestras vidas de siempre. En nuestras salidas nos cruzamos con otros ciudadanos y los observamos con detenimiento, unos llevan mascarilla, otros no, unos guardan las distancias de seguridad, otros por el contrario no lo hacen. Y nos preguntamos ¿Es que acaso no hemos aprendido nada? Los días de encierro han sido muy duros. Nuestros cuerpos y mentes se han resentido, la falta de vitamina D es muy común entre nosotros después del largo confinamiento, pero tal parece que muchos quieren que volvamos a él. No respetan las normas poniendo en peligro al resto. Los brotes están surgiendo nuevamente y cuando acabe el periodo estival se incrementarán según los entendidos.
     Se avecinan tiempos muy difíciles y las dudas e inseguridades nos hacen sentir vulnerables. No sabemos a ciencia cierta que va a pasar con la pandemia si remitirá o no. No sabemos que va a pasar con miles de trabajadores y sus puestos de trabajo, si los recuperarán nuevamente o desaparecerán. Los autónomos están nerviosos y asustados, los ganaderos se sienten utilizados e infravalorados, después de solucionar el problema a millones de hogares durante la pandemia en la que gracias a ellos nuestras neveras estuvieron llenas de productos lácteos y alimentos frescos también por parte de los agricultores. Ahora nos encontramos con que sus productos se venden por debajo del precio de producción sin ningún rubor por parte de quienes deberían velar por el justo precio.
     Además de todos estos problemas tenemos otro muy grande. Muchas familias siguen en ERTE, otras están en el paro, muchos hogares no tienen lo suficiente para poder subsistir, pero ya se nos anuncian las subidas de impuestos.
      Muchas personas han fallecido, se habla de datos de más de 48.000, aunque estoy convencida de que nunca vamos a saber la verdad. Con el fallecimiento de tantos seres queridos que en su mayoría han sido nuestros mayores, esos que tanto lucharon para construir sus casas y sus patrimonios ayudados por sus hijos, pues ahora nos encontramos también que esa herencia que han dejado atrás, las autoridades de turno pretenden grabar con más impuestos, dicen que para que todas las autonomías sean iguales, pero no se les ocurre que la igualdad también se puede hacer a la inversa, que las que más paguen se beneficien pagando menos. Se da el caso de que muchos hijos han ayudado a sus padres para construir sus propiedades por las que ahora pretenden hacerles pagar nuevamente. El patrimonio se paga ya, todos los años se recauda el IBI, en las compraventas se pagan todos los impuestos, pero por lo que se ve no les parece suficiente, todo es poco. Mucha gente se ha visto en los últimos años abocada a renunciar a la herencia de su familia que por derecho le corresponde, pero ante la brutal ambición de los políticos vía impuestos de sucesiones ve con perplejidad como su patrimonio acaba en manos de los fondos buitres. Atrás queda el esfuerzo de toda una familia pasando necesidades para poder comprar unos bienes y que en muchas ocasiones se van a ver obligados a renunciar a ellos por no poder pagar los excesivos impuestos. Cuando esto pasa algo no funciona bien en nuestro sistema.
     Esa gran empresa, la mayor de España que son los políticos, debieran mirarse al ombligo y pensar que detrás de sus decisiones hay muchas familias que pueden sufrir y a las que van a mandar a la miseria. Tanto el Banco de España como los Empresarios le han dicho al gobierno que no es momento de subir impuestos, los españoles están en una situación difícil y de incertidumbre. Les han aconsejado que mejor recorten en gastos innecesarios. Creo que deben de escuchar, no seguir con su ruta anterior a la pandemia porque ya nada es igual que antes.
                                                                     Gilda Ruiloba.