LA IMPORTANCIA DEL MAÍZ EN VALLES PASIEGOS
Como
venimos diciendo en artículos anteriores, los Valles Pasiegos han subsistido
mayoritariamente gracias a la agricultura y la ganadería. En la Edad Moderna que comprende el período entre
el año 1.492 y la Revolución Francesa, en 1.789. Era una economía de
subsistencia en la que prácticamente se consumía todo lo que se producía y esto,
cuando eran años de bonanza, con lo cual no había excedentes. Dependía en gran
medida de los terrenos, la climatología y los factores ambientales. Se sabe a
través de un pergamino impreso en Sevilla en el año 1.582 que los valles de
Cayón, Toranzo, Castañeda, así como Santander y Santillana, sufrieron grandes
inundaciones provocando la muerte de numerosas personas y a mediados del siglo
XVI, una plaga de roedores destruyó las cosechas de los valles de Cayón y
Toranzo. En esta época prácticamente no circulaba la moneda debido a la
precariedad económica y era habitual el uso del trueque para todo tipo de
transacciones.
Gran
importancia tuvo la llegada del maíz, se sabe que es originario de México y que
se introdujo en Europa durante el siglo XVI después del descubrimiento de
América. Lo trajo Colón en su primer viaje en 1493 con el nombre de “panizo”. Hubo
intercambios de especies vegetales y animales entre ambos continentes.
Actualmente es el cereal de mayor producción en el mundo, por encima del trigo
y el arroz. El maíz es originario del municipio de Coxcatlán, en el valle de
Tehuacán, Estado de Puebla en el centro de México. Llegó a Cantabria a partir
del siglo XVII y esto supuso una revolución económica que a su vez se convirtió
en un gran crecimiento de la población, así como en una considerable mejora de
la calidad de vida de los vecinos. Antes del cultivo del maíz se sembraba:
trigo, en sus variedades pobres “escanda” y” esprilla”, cebada, mijo y centeno,
pero estos no eran tan rentables ya que eran propios de climas más secos y al
depender de los factores climáticos, ambientales y plagas, entre otros, muchas
veces las cosechas eran malas y ante la baja productividad los vecinos de
Valles Pasiegos se veían obligados a ir a saquear los cereales a tierras
vecinas como las castellanas, debido a las temidas hambrunas y además no tenían
dinero para comprar el grano importado por mar al que llamaban “trigo de la
mar”. Además de esto, también se
cultivaba lino para la elaboración de ropa, hortalizas y árboles frutales. La
alimentación en Cantabria estaba basada en la borona, tortas y gachas
elaboradas con mijo y centeno, junto con un guiso de verduras, berza y repollos
cocidos con algo de manteca o tocino conocido como “pote” o “puchero”. Curiosamente
la alimentación actual en la cornisa cantábrica está basada en productos
traídos de las Indias Occidentales: maíz, alubias, tomate, pimientos, patatas…
Al
principio al maíz lo llamaban “mijo de Indias” ya que reemplazó al mijo. Como
anécdota diré que en Asturias se convirtió en monocultivo, dando lugar a la
aparición de una enfermedad llamada “la pelagra” debido a una dieta monótona en
maíz. Se plantaba en primavera y se recogía por septiembre, contrariamente el
trigo se plantaba en invierno y se segaba en junio, julio o agosto. El maíz era
un cereal de ciclo corto ya que desde que se sembraba hasta que se recogía sólo
pasaban seis meses y así la tierra podía descansar otros seis con lo que se
reponía su capacidad nutricional, siendo posteriormente abonada con el estiércol
de los animales y labrada por estos y así se complementaban la ganadería y la
agricultura. Se solía alternar un año maíz y otro trigo y entre el maíz se
sembraban las alubias y así las guías de éstas se aferraban a los panojos dando
posteriormente sus frutos. El maíz se adaptaba muy bien al clima húmedo y suave
de la mayoría de Valles Pasiegos, Penagos, Trasmiera... No así en lugares de
alta montaña por encima de los puertos debido a las heladas y falta de humedad
que mataban las plantas. Con la llegada del maíz y sus buenas consecuencias
económicas se cortaron los manzanos muy habituales sobre todo en el valle de
Cayón, pues con las manzanas se hacía la sidra que era una bebida alcohólica
muy apreciada, aunque también había viñas cuyas uvas producían un
extraordinario vino llamado “chacolí”. Todavía podemos encontrar terrenos muy
adecuados para esta actividad por los Valles Pasiegos y fincas con nombres
relacionados con estos ejercicios. Recuerdo en Llerana de Saro una propiedad de
mi abuelo Manolo, llamada “La Viña la Torre”. Si observamos con atención
podemos ver en muchas paredes y terrenos que aún nacen pequeñas viñas. Desde la
Edad Media se producía vino, siendo de gran calidad y productividad, el chacolí
tenía gran producción en Cayón, Trasmiera, Castañeda y Piélagos tanto es así,
que se prohibió a mediados del siglo XVI la importación de vinos franceses para
dar salida a los autóctonos.
La llegada
del maíz supuso un empuje económico y se crearon nuevos trabajos como los
molinos harineros que fueron muy numerosos en Valles Pasiegos y en Cayón en
especial, pues se contaba con los ríos y riachuelos que eran necesarios para su
funcionamiento. En Cayón he llegado a contar veinticinco molinos harineros,
pero sin duda existieron muchos más, pues el paso de los años borró su huella.
Con el maíz llegaron también las reuniones entre vecinos con la deshoja y las
magostas en las que los vecinos se divertían y hacían más amenos sus trabajos
recitando versos y coplas antiguas, al igual que hoy lo hacen los “rabelistas”
de Cabuérniga o Campoo, pero sin rabel.