domingo, 26 de diciembre de 2021

 






    EL CINE DE QUINTANA

     Recientemente recordaba con unos amigos una etapa de nuestra infancia y juventud, y hoy he decidido hablar sobre esa época, lejana en el tiempo, pero que parece que sucedió ayer.

     Recuerdo una anécdota de la que siempre me rio y suelo contar. En mi familia desde que éramos pequeñitos mi hermano y yo, nos enseñaron a ahorrar, siempre nos decían que teníamos que controlar nuestros gastos, para tener en el futuro una vida holgada.

     En nuestra infancia, en Santa María de Cayón había un Cine que cariñosamente conocíamos como el “Cine de Quintana”, se llamaba Cine Imperio, aún recuerdo el olor especial de esa sala. Al entrar estaba a la izquierda la taquilla en una especie de hall que atendía su hija Lolita, una señora muy agradable y simpática, siempre con sus labios pintados de rojo carmesí. La entrada costaba doce pesetas en butaca y seis en general. El hall y el vestíbulo estaban decorados con numerosas carteleras de películas del momento, con famosos actores de la época.  El yerno de Quintana era el encargado de reproducirlas. Su suegro, cuando entrábamos y nos cogía los tiques nos decía: Pasad que hoy hay un buen “torrendo”. Las cintas que más se pasaban en esa época eran de romanos, recuerdo que nos llevaban mis padres casi todos los jueves cuando mi progenitor venía de trabajar y después de cenar. También había películas de las hermanas gemelas Pili y Mili, de Gracita Morales, Conchita Velasco y Manolo Escobar, entre otros. Teniendo en cuenta que en aquella época no había televisión, la sala se llenaba e incluso había ocasiones que tenían que poner bancos suplementarios, pese a que el Cine era de grandes dimensiones.

     Otro recuerdo que con frecuencia viene a mi mente es el ruido de las motos al finalizar la película, en aquella época había muy pocos coches y todo el mundo se desplazaba con estos medios o en bicicleta.

     Esta sala estaba llena de butacas rojas y en la última fila se había decorado con unos cortinajes de terciopelo, dándole un toque de elegancia y distinción, la parte delantera se separaba por una especie de tabique bajo, que dividía la sección de butaca y general, y en esta última estábamos todos los niños, excepto cuando nos llevaban mis padres que íbamos a butaca. En general nos sentábamos en bancos de madera, a la izquierda los de La Abadilla, a la derecha los de Santa María, que en aquella época no nos llevábamos precisamente bien. Había una especie de rivalidad entre nosotros.

     Un recuerdo que siempre está también en mi mente, es en el exterior, una especie de caseta de madera que se abría para dar servicio a los clientes del cine, allí estaba la señora Rosa, la heladera de helados Trueba de Sarón, los más exquisitos que yo he saboreado nunca, ese sabor a fresa o a mantecado, nadie los ha superado, valían una peseta de una bola y cucurucho del malo, dos pesetas el de cucurucho de barquillo y tres pesetas el corte de helado. También tenía caramelos, cuatro caramelos de menta o frutas por una peseta, igualmente había opción a diez bolitas de frutas, tipo confite, o a un chupa chups o un caramelo en forma de pirulí recubierto con barquillo del malo.  Vendía galletas, unas concretamente le gustaban mucho a mi madre, ella las llamaba paciencias, y siempre cuando nos llevaban al Cine las compraba. No podían faltar las pipas Facundo y los chicles, también a una peseta, los cacahuetes eran más caros, no lo recuerdo, porque mi presupuesto no llegaba a ellos. Más tarde salieron los pitagol, unos caramelos con palo que pitaban, y menudos conciertos dábamos. Para los adultos creo que también había bebidas. Recuerdo los precios porque mi madre nos daba a mi hermano y a mí los domingos ocho pesetas, seis para ir al cine, como es lógico a general, una para gastar y estas eran las opciones que teníamos, y la otra peseta para ahorrarla y meterla en la hucha de la “Caja de Ahorros”, esto teníamos que hacerlo delante de ella, no podíamos escaquearnos.

      Una amiga mía que era muy espabilada, tenía una hermana demasiado buena, y la camelaba para que la diese las seis pesetas de ella, y como una generala se iba al cine a butaca y la hermana se quedaba en la calle, pero cuando salía le contaba la película.

    

    

     


domingo, 12 de diciembre de 2021

 






 FUNDACIÓN DE LAS ESCUELAS DE ABIONZO                      

     De todos es conocido que los carredanos tienen un gran amor por su tierra y así lo han demostrado en repetidas ocasiones. Si por algo se han caracterizado a lo largo de la historia los habitantes del valle de Carriedo, es por su generosidad cuando la vida les ha tratado bien, siempre en su recuerdo estaba su valle, su pueblo, sus familiares y vecinos. Muchos partieron fuera de su tierra para hacer fortuna que más tarde compartirían con los suyos y este es el caso que nos ocupa hoy. D. Antonio María Herrera vecino que fue de Abionzo, hijo legítimo de D. Antonio y Dña. María de Bárcena Campero que también fueron del mismo pueblo. Nombró como albaceas a D. José Pérez de Camino y D. Fernando García Campero, curas párrocos de los lugares de Vega y Saro y a su sobrino D. Manuel Fernández, y así lo atestiguan el 20 de mayo de 1851. Confía en su honradez y fidelidad y les instituye como herederos fideicomisarios con la obligación de distribuirlos en el modo y forma que aparezca en su testamento.

     Les encomienda una vez verificada su muerte hagan balance de sus bienes y quedan facultados para hacer inventario si fuese necesario, pero habrán de hacerlo por si mismos, sin intervención de autoridad alguna y queda prohibido su conocimiento y del remanente de sus bienes, derechos y acciones.  

     Dice en su testamento que quiere que con veinte y cinco mil y más en el Banco Nacional de Francia al premio del cinco por ciento a estos fondos se agregarán el haza de diez carros de labrantíos y la cabecera de prado, la del Pirujo de igual cabida, la primera en el sitio de Ruveotercillo, ambas en la Vega y el prado de Rosones de siete obreros, colindante con otro de D. Tomás Pérez y Bárcena y con D. León Mantecón. Con toda la renta de este capital quiere, se funde una escuela Pía de primera educación en el pueblo, para la enseñanza de los niños de ambos sexos. Procurando el sustento una imitación a la del colegio de los Escolapios y contando con auxilio del pueblo.

     Nombra con toda preferencia para primer preceptor de la misma a su sobrino D. Dámaso Pérez y Herrera y a su falta lo serán sus hijos si fueran idóneos, y de buena conducta moral, civil y buen ejemplo de costumbres públicas, que ha observado en Dámaso. No se le obligará a un examen rígido hasta no estar cuatro meses de fundada dicha escuela y colocado en ella, en la clase de su primer preceptor. Da total preferencia a los miembros de su familia que sean aptos e idóneos para ejercer este cargo y en caso de imposibilidad, a los de este pueblo, prohibiendo absolutamente, aunque puedan obtener este destino a todo empleado por el Gobierno Civil y Eclesiástico y a los hijos de estos. Igualmente prohíbe que de otros pueblos puedan ocupar el puesto de preceptor.

     Encarga muy estrechamente se fijen para elegir maestros, no en el mucho saber sino en que enseñe a los niños de palabras y ejemplo cuanto deban saber, y “entender respecto de nuestra Religión Católica Apostólica y Romana” en cuanto lo permitan sus edades y excepto a todo el que posea vicios de bebedor, borracho, vierta palabras obscenas y otras faltas que exigen corrección y son contra las buenas costumbres de que por ninguna manera obtenga dicho magisterio, virtudes morales con un mediano saber.

     En caso de no llevarse a cabo esta fundación, las rentas destinadas al preceptor serán repartidas todos los años entre sus parientes que existan y por iguales partes, si fueren necesitados, no siéndolo no, que deja a la calificación imparcial del patrono y vice que será permanecer en la descendencia de su sobrino Manuel y a su absoluta falta quiere que recaiga en el señor cura y concejo de quien espera llevarán a su permanencia el objeto de su súplica. Si sucediese que solo quedasen uno, dos o tres parientes, estos lograrán la citada renta, pero quedando una o dos solas personas solo disfrutarán de la mitad y la otra mitad se repartirá entre los más pobres de este pueblo.

     Queda absolutamente prohibido mover el capital impuesto y destinado a esta fundación. Deberá seguir en el Banco de Francia donde hoy está.


domingo, 28 de noviembre de 2021

 





 EL SUEÑO REPARADOR DE LOS PASIEGOS

       Recientemente buscando entre mis archivos que contienen documentación sobre los Valles Pasiegos, me topé con una curiosidad, donde se explicaba que allá por el año 1890 se creía que una conciencia tranquila, hacer buenas obras o perdonar al enemigo, era un buen procedimiento para descansar y dormir bien.

      Pensaban que el trabajo duro al que estaban expuestos los aserradores, canteros, maquinistas, herradores y todas aquellas personas que tienen trabajo fuerte o están demasiado tiempo de pie, pueden estar expuestas a enfermedades adinámicas o debilidad muscular patológica. Por el contrario, se tildaba al holgazán como perezoso y recordaban que la religión cristiana califica la pereza como un vicio capital que genera otros pecados. Y esta holganza embrutecerá al individuo haciéndole perturbar la inteligencia.

     Según su modo de pensar, creían que el trabajo debía estar en consonancia con la constitución física de cada individuo. El alimento sería esencial para el desgaste del cuerpo y aconsejaban: legumbres, verduras, carnes, pescados, pan, vino, leche, entre otros, pero sin duda, entre las recomendaciones destacaba un buen descanso. Un sueño reparador implicaría la desconexión de los actos cotidianos. El sueño no debía de ser ni muy largo ni muy corto. Lo aconsejable eran ocho horas, de este modo, el día se dividiría en tres partes, ocho horas para trabajar, ocho para descansar y otras ocho para dedicarlas a tareas recreativas. Más de ocho horas en la cama estaría mal visto, pues se les consideraba perezosos, faltos de ambición y apáticos con respecto a la fortuna y la felicidad.

     Las alcobas deberían de tener ventanas y estar bien ventiladas, no tener plantas en macetas, pues durante la noche consumen oxígeno y expulsan dióxido de carbono, por el contrario, durante el día generan oxígeno. Tampoco se aconsejaba tener en los cuartos lámparas, lamparillas, bujías o candiles ya que viciarían el aire y producen como las plantas anhidrido carbónico. 

     En estos archivos encontrados, se dice que allá por el año 1890 en nuestros Valles Pasiegos consideraban que era malo soñar mucho o tener ensueños porque el cuerpo no se relajaba.

     También creían que era malo acostarse después de comer o cenar porque la digestión se hace lentamente y se generan gases en los intestinos y el estómago y puede darle incluso una apoplejía o derramen cerebral. Aconsejaban no dormir con fajas o ropa muy ceñida ya que dificultaría la circulación de la sangre y podría llegar a ser mortal.

     Dormir le da al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperar el estrés del día. El ser humano no puede vivir sin desconectar. Hay un refrán que ratifica estas palabras “Vamos a consultar con la almohada”

      Según los especialistas entre los beneficios de dormir bien se encuentran los siguientes: Se incrementa la creatividad, ayuda a perder peso, hace estar más sano, mejora la memoria, protege el corazón, reduce la depresión.

     Se dice que tu sueño condiciona tu vida. Hay estudios que nos indican que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, así cuando tenemos sesenta años, habremos pasado durmiendo 20.

     El sueño mantiene nuestra mente y cuerpo sanos.

    

      

    

 

 

    


domingo, 14 de noviembre de 2021

 




 NELUS EL ZORRO


     Recientemente en un reencuentro con mi amiga María José Río Gómez, su hermana y su prima, me hablaron de su abuelo, su historia me pareció tan interesante que he querido contárosla.

     Manuel Gómez Gutiérrez conocido como “Nelus” el pasiego, nació en Llerana de Saro, en el año 1875. Desde muy pequeñito su vida comenzó a ser muy peculiar, enfermó gravemente, tanto, que su familia temió por su vida y le compró un ataúd para enterrarle, pero milagrosamente se recuperó y tal vez como agradecimiento a Dios o como ofrenda, llevó el féretro a la iglesia donde estuvo colgado muchos años.

      De su paso por la mili sabemos que allí coincidió con Miguel Primo de Rivera. Su estancia en El Ferrol al servicio de la patria fue muy afortunada, pues su puntería con las armas era tan exacta que consiguió múltiples permisos y dinero. Pero si su puntería era fina, no lo era menos su picardía y encontrándose viajando en el tren con un amigo, tenían por compañera de viaje a una monja con su gran cofia y le dijo a su amigo: “Te apuesto una cena a que toco una teta a esa monja”, “calla hombre, ¿qué dices?” le respondió su compañero. Nelus con gran sutileza le dijo a la monja: “Hermana, ¿me dice la hora que es? Tocándola un pecho.

     Fue un superviviente de la guerra de Cuba donde luchó contra los rebeldes. Viajó hasta la isla a bordo del trasatlántico “Reina María Cristina”. Allí también destacó por su gran puntería. En una ocasión estando en formación en Cuba, en Puerto Padre, apareció un hermoso ciervo que se había escapado del monte. Nelus no lo piensa y poniendo su fusil al hombro, de un tiro mortal derriba al animal. El general Castellanos con gran sorpresa hace dar un paso adelante al responsable de tal hecho. Nuestro protagonista lo dio y el militar le dijo: “Está muy bien tu puntería muchacho, pero no vuelvas a hacer esto, porque es avisar al enemigo”.

     Nelus el pasiego se casó y tuvo doce hijos, vivía en La Canal al lado del convento de las monjas, en una casa de piedra con gran alero. Su buena puntería para la caza le llevó a participar con grandes personalidades en las cacerías, entre los que se encontraban el Rey Alfonso XIII, el yerno del general Chacón, D. Carlos Pombo, D. Carlos R. Cabello y Losada entre otros.

      Eran tantas sus ausencias que su esposa molesta, pues todas las tareas recaían sobre ella, le dijo en cierta ocasión: “Tú, todo el día por ahí, y tus hijos están sin calzoncillos”. Se ve que Nelo se lo contó al Rey y a sus compañeros de caza, y estos le regalaron una pieza de tela de algodón blanca para que hiciese los calzoncillos a los niños, con lo que era aún más trabajo para su esposa, pero esta hizo unas buenas sábanas con ella.

     Le unió gran amistad con el Rey Alfonso XIII, debido a sus cacerías, en las que intervenía como rastreador de la sorda. En cierta ocasión le invitó al palacio de la Magdalena a comer junto con otros cazadores. La mesa estaba servida con todo lujo de detalles, finas vasijas, cristalerías y cuberterías, y entre ello, un cuenco de cristal con agua para enjuagarse los dedos después del marisco. Pero el bueno de Nelus nunca se había visto en otra igual, y al sentarse en la mesa, tenía sed, y ni corto ni perezoso se tomó el agua del cuenco de cristal. Cuando sus compañeros le vieron sonrieron y comenzaron a hacer comentarios burlones, pero el Rey al darse cuenta, también cogió la vasija y bebió el agua, obligando así a todos los presentes a hacer lo mismo.

     En otra ocasión y ante las quejas también de su esposa por sus correrías y el poco abrigo que sus hijos tenían para el invierno, Nelus se quejó ante el Rey y este le regaló su capa que posteriormente serviría para abrigar a varios de sus hijos a la vez, para ir a la escuela. Cuando llegó la guerra civil española le requisaron la capa.

        Se da el caso de que uno de los yernos de Nelus fue alabardero del rey Alfonso XIII y le dieron casa, dinero y unos gemelos de oro.

     Pero lo que más famoso hizo al pasiego cazador fue cuando llevó un zorro vivo a Santander para que lo disecara Robles, un barbero del Paseo de Pereda. Lo transportó en un cajón de madera de los de tabaco, y tranquilamente se sentó para que lo afeitaran, pero la curiosidad de los allí presentes que nunca habían visto un zorro vivo, les hizo abrir la caja y ¡zas! El animal se escapa a la carrera Paseo de Pereda adelante. Nelus con media cara afeitada corriendo detrás del bicho y gritando: Atajaili, atajaili que ahí va el pan de mis hijos, pero el zorro que se las sabía todas, se lanzó al agua, y cruzó a nado hasta Pedreña. A los tres días se vio al zorro escondido y que previamente había dado buena cuenta de las gallinas que se encontraban en el gallinero del cura del pueblo.

     Esta hazaña del zorro le valió a Nelus el seudónimo de “Nelus el Zorro” 

 A Nelus le gustaba mucho el café, era muy cafetero, también era muy habilidoso para hacer los cuévanos y prueba de ello es esta foto en la que se le ve en pleno trabajo.

     

 

      

 

                                                Nelus haciendo un cuévano


domingo, 31 de octubre de 2021

 






El ECO DE CARRIEDO, PERIODISMO CERCANO

     No hace mucho tiempo, acompañé a una amiga invidente a un médico especialista en Valdecilla. Me llamó mucho la atención que al hacerle una serie de preguntas, entre otras muchas cosas, le preguntó si estaba al día de las noticias y la actualidad del país y del mundo. Ella le respondió que sí, que escuchaba la radio todos los días, y le gustaba oír las noticias en la televisión. -Es muy importante, le dijo, que no pierdas el contacto con las cosas que pasan. Es muy conveniente también, que si tienes a alguien que te lea la prensa, lo haga. Muchas veces en los periódicos se pueden encontrar los pequeños detalles de una comunidad o un pueblo.

     Esto me hizo reflexionar, sobre la importancia que tiene el oficio de comunicador, y el periódico, en concreto, para nuestra vida cotidiana.

     Como muy bien dijo Albany Suda y Pres: “El periódico es la mejor y más valiosa biblioteca”. Y así lo creo yo también, pues está al alcance de todos, el periódico se compra, se presta, se lee en la cafetería mientras tomamos un café, haciendo tiempo para regresar al trabajo o esperando al amigo con quien hemos quedado y se retrasa. El periódico es el compendio del mundo entero. Con pocas palabras te ponen al día de todo. Es el mayor archivo del mundo.

     Lo mismo podemos encontrar en la prensa diaria las noticias más actuales, como podemos recurrir a las bibliotecas, y buscar en sus archivos, aquellos periódicos del pasado, que nos hacen retroceder en el tiempo, y como si de magia se tratara, podemos introducirnos en la vida cotidiana de otros tiempos, que nos hablan de otras gentes tan parecidas a nosotros, pero al mismo tiempo tan diferentes, con otros problemas, aunque en muchas ocasiones la similitud con los nuestros nos abruma.

     Recientemente, la investigación sobre uno de mis artículos me llevó a indagar sobre la primera publicación periódica del valle de Carriedo, “EL ECO DE CARRIEDO”. Este periódico fue fundado por el abogado Antonio Mazorra y Ortiz. Su primer número salió el día 12 de mayo de 1894. Salía el domingo de cada semana y el precio de suscripción era: de un trimestre, dos pesetas; Un semestre, cuatro pesetas; Un año, ocho pesetas. También se distribuía en la isla de Cuba y su precio era: Un semestre, seis pesetas; Un año, doce pesetas. Había que pagarlo por adelantado, a la Dirección de Saro de Carriedo donde se hacía el periódico, pero nunca se imprimió en este valle, debido a la falta de medios. Primeramente, se hizo en Santander, en la imprenta del Heraldo, hasta julio de 1894. Posteriormente, se editó en la de Sotero Roiz de la calle del Muelle de la capital cántabra.

     En este medio de comunicación podemos encontrar temas políticos, llama la atención lo detallado que estaban los juicios de la época, de toda índole, desde crímenes hasta palizas entre vecinos por cualquier tipo de trifulca. Estos pleitos no solo correspondían a nuestra región, eran a nivel nacional. Algunos de ellos, de gran popularidad en aquellos momentos.

     Pero si algo me ha llamado la atención de “El ECO DE CARRIEDO” es su familiaridad. Hablaba desde la cercanía, sus corresponsales eran grandes conocedores del vecindario, y plasmaban en sus escritos con todo lujo de detalles la vida de la sociedad. En sus artículos no faltaban las fiestas de  cada pueblo, las reuniones de las damas de aquella alta sociedad del valle de Carriedo e incluso de Cayón, pues con gran alegría me encontré en el estudio de este periódico con nombres muy allegados a mí, por diferentes motivos, unos por oídas de mi pueblo de nacimiento, Llerana de Saro, y otras como ha sido el caso de dos damas de la alta sociedad cayonesa, como fueron doña Matilde y doña Vitalia Sánchez, tías de Pepa Sánchez, persona a la que siempre he considerado como mi abuela, y que tanto me habló de ellas.

     “EL ECO DE CARRIEDO” para mi desilusión, solo duró quince meses y salieron sesenta y seis números, finalizando su edición el 11 de agosto de 1895.


domingo, 17 de octubre de 2021

 






UNA CARRETERA MUY DESEADA


     Una ley de 9 de marzo de 1883 incluyó en el Plan General de carreteras del Estado, una vía que partía del sur de Peñas Pardas. En 1904 estaría operativa su enlace entre la carretera de Burgos hasta la Vega de Pas, pasando por San Pedro del Romeral. A comienzos de la segunda década del siglo XX se finalizó la carretera que uniría Vega de Pas con el valle de Carriedo.

      La incomunicación entre las villas pasiegas y Selaya, causó gran malestar entre los vecinos del valle carredano que no cesaban de reivindicar una calzada que les uniría con los cercanos, pero aislados pueblos.

      Los políticos en época electoral acudían al lugar prometiendo una y mil veces la ejecución de la vía tan deseada, pero pasadas las elecciones se les olvidaban con facilidad las promesas.

      Los moradores de estas zonas enumeraban las muchas posibilidades y bondades que una carretera que uniese Selaya con Peñas Pardas traería consigo. Un país moderno y competitivo pasa por las buenas comunicaciones que tenga, carreteras, trenes…, esto hará que la gente se quede en sus pueblos de origen, haciendo crecer así su economía y su población. Por el contrario, creían que si esta obra no se llegase a ejecutar, los habitantes emigrarían a otros lugares donde la vida fuese más fácil, cómoda y barata.

      De qué les servía ser muy trabajadores y emprendedores, que sus ganados y tierras fuesen muy productivos, si sus artículos no pueden comercializarse en otros lugares. La buena comunicación traería consigo mayores ventas, y al mismo tiempo, el deseo de producir más, con lo que la riqueza aumentaría considerablemente.

     Su presente, por el contrario, les hacía dudar, y el miedo de emprender un negocio para más tarde verse obligados a cerrar, les paralizaba en sus ansias de progreso.

     Ellos se quejaban amargamente de sus políticos, lo que me hace pensar que el tiempo pasa, pero los políticos quedan. Han avanzado en sus formas, pero no en sus obras.

     Recientemente leía unas anotaciones en que un vecino de Selaya se quejaba diciendo, que siempre que hay elecciones a diputados a Cortes se presentan buscando el apoyo de los residentes, prometiéndoles la tan deseada carretera, pero después de lo prometido, nada de nada, y esto venía sucediendo desde hacía veinticuatro años, y se lamentaba que de seguir así, pasarían otros tantos, sin ver ejecutada dicha obra. Por el contrario, creía que antes volverían a buscar los votos de los sufridos vecinos, y lo harían con el mismo engaño, pero les advertía de que a un pueblo se le engaña, una, dos y hasta tres veces, pero después, aunque vengan con el evangelio en la mano, nadie les creerá y tendrán que irse con el cuento a otra parte.

    Parece ser que pidieron con tanta insistencia la carretera que uniría estos pueblos que los políticos la incluyeron en las obras del Plan General de carreteras del Estado.

     Los carredanos no se equivocaron en sus planificaciones, y hoy Selaya es una muestra de prosperidad, con sus empresas, comercios, ganaderías, gentes emprendedoras. La densidad de su población ha aumentado notablemente, muy lejos de aquellos malos augurios de emigración a otros lugares más cómodos y baratos. Hoy tanto Selaya, como el valle de Carriedo en general, son un lugar moderno y próspero, muy cómodo para vivir, y sin duda, en gran parte se lo deben a aquellos vecinos que con su tesón y visión de futuro, tanto lucharon y acorralaron a los políticos de turno para hacer de su pueblo uno de los más reconocidos y prósperos de Cantabria.

 

    

 

 

   


domingo, 3 de octubre de 2021

 







   HOSPITAL DR. MADRAZO EN VEGA DE PAS

      Con frecuencia cuando visito Vega de Pas, al pasar cerca de las ruinas del que fuera un gran hospital en tiempos no tan lejanos, una especie de curiosidad y pena se apoderan de mí. Mi mente fantasea pensando cómo sería ese hospital en tiempos de esplendor, sus ruinas proyectan un paisaje misterioso y a la vez se deduce que debió ser un lugar elegante. Esto me produce un gran toque de cabreo. ¿Cómo es posible que unas edificaciones de estas características se hayan dejado caer y permanezcan en la ruina más absoluta? El Sanatorio Quirúrgico fue mandado construir por el doctor Enrique Diego-Madrazo Azcona.

      Mi curiosidad por saber cómo sería, me ha llevado a investigar y conocer que se inauguró el 20 de agosto de 1894, este acto fue todo un evento festivo para los habitantes de esta villa pasiega, reunidos en la plaza del pueblo donde las campanas de su iglesia tocaban sin cesar, hubo cohetes, los pasiegos vestidos con sus mejores galas, todo presagiaba un gran día, donde se dieron cita grandes personalidades y gentes venidas de otros lugares que llenaban las calles del pueblo.

     Con gran alegría he podido encontrar como era este edificio en su interior y como lo describió el día de su inauguración F.D. Corresponsal del ECO DE CARRIEDO, invitado para cubrir el evento y que nos cuenta con todo lujo de detalle: “Que inicia sus obras con la adquisición de terrenos donde por su posición topográfica cree preferible colocar la base del edificio  de forma rectangular con huecos simétricos en cuatro fachadas, teniendo su puerta principal al mediodía y la que da acceso al consultorio, al este. Su tejado es de forma de pirámide cuadrangular con cubierta de zinc y con separación, con el fin de servir de renovador del aire de todo el edificio.

     Su distribución entrando por la puerta del este: Nos hallamos con una sala de espera que en su pared derecha tiene comunicación por una puerta con el despacho del director; sus paredes y techumbre están revestidas de telas impermeables y ligera capa de corcho tapiza sus suelos.

     La habitación del consultorio-dirección tiene una mesa de operaciones sistema Holhannen destinada a la cura de heridas infectadas; otra dedicada a la colocación de los instrumentos, reloj regulador; irrigadores para los instrumentos y partes operadas; doble grifo, uno de agua caliente y otro frío y la sillería de nogal y cuero.

     Existen en su planta baja los siguientes departamentos: Cuarto de baño dedicado a la limpieza general de los que han de ser operados; cuarto del médico de guardia con su menaje completo para cuatro operados; 2ª habitación para una enfermera con su menaje completo; comedor y habitaciones para los enfermos forman un conjunto simétrico y elegante; próximo a la escalera que da acceso al piso principal existe el retrete provisto de inodoros de sifón doble.

     En el piso principal contiene las salas 3ª y 4ª arregladas con el sistema de las anteriores; habitación para enfermera, el propio para las ropas que han de servir al establecimiento; en el ángulo que forman las fachadas norte y oeste existe la cámara aséptica o sea la sala de operaciones, con suelo de mosaico, sus paredes y techumbre pintadas con elegancia; una mesa forrada de zinc provista de un rodillo forrado de caoutchouc que gira sobre una corredera, sirve de mesa de operaciones; un atril portátil para contener los instrumentos que han de servir en la operación se ve al lado de la misma; dos armarios de cristales contienen el arsenal quirúrgico y bajo ellos mesas dedicadas a retener instrumentos y la esterilizadora para ellos, sistema Schimeneldasch; cuatro grandes depósitos de porcelana provistos de sus mangas de goma sirven de irrigadores, sostenidos a gran altura por baldas de mármol, los que contienen: agua esterilizada, disolución de deutocloruro hidrargírico, disolución fenicada y salicílica.

     Frente a la sala de operaciones existen el depósito de apósitos, vendajes y demás material quirúrgico que se han de utilizar en los operados; existe una Estufa de desinfección del material sistema Lantescghlanger; dos habitaciones para colocar los recién operados; su retrete montado lo mismo que el ya descrito. El agua existe abundante en todos sus departamentos, lo mismo que los timbres eléctricos próximos a las camas en que han de residir los operados.

     El descriptivo redactor F.D. presumía del progreso que el genio pasiego trajo para su villa. "El Sanatorio Dr. Madrazo es el primero en su clase que existe en nuestra nación, donde ha de encontrar los enfermos que a él concurran la rehabilitación de su organismo carcomido y muchos se verán libres de esos procesos morbosos que irremisiblemente los conducirán a la tumba sino fueran a dicho centro operatorio”.