domingo, 10 de mayo de 2020













EL CHOCOLATE EN VALLES PASIEGOS

     Al Ayuntamiento de Santa María de Cayón, más concretamente a uno de sus pueblos, La Penilla, se le conoce en todo el mundo por su fábrica Nestlé, que entre otras cosas produce chocolate. Pero no fue la primera factoría de este exquisito producto que hubo en la mancomunidad de Valles Pasiegos, ya que la primera estuvo situada en el pueblo de Llerana de Saro. Ahí se hacía un delicioso chocolate llamado “La Chocolatera”. Esta fábrica con el tiempo desapareció, pero aún podemos observar su edificio en el centro del pueblo, junto al río y al precioso puente de cuatro ojos. Este producto trajo a estos valles riqueza, aunque también tengo que contar una anécdota sobre un cargamento de cacao que llegó hace muchos años a la fábrica de La Penilla y según contaban nuestros mayores, uno de estos cargamentos llegó apolillado y se extendió la polilla por todo el valle, y hoy es el día en que aún no se ha erradicado por completo y los vecinos tienen que cambiar los muebles y maderas con relativa frecuencia. 
      Se dice que el chocolate se elaboró por primera vez en España y en Europa, en la provincia de Zaragoza ya que unos monjes cistercienses que viajaban en la expedición de Hernán Cortés lo hicieron llegar en 1.534 al abad del Monasterio de Piedra. El secreto de su elaboración lo guardan celosamente.
     Este alimento se obtiene mezclando azúcar con los derivados de las semillas del cacao: masa de cacao y manteca de cacao y es a partir de esta combinación que se fabricarán los diferentes tipos de chocolate, mezclando proporcionalmente con otros productos como la leche, colorante o frutos secos. Desde la antigüedad se consume, las primeras noticias que se tienen del uso del cacao se remontan a la cultura Makoya de México que dejaron huella de bebidas de chocolate que datan de 1.900 antes de Cristo. Los mayas y aztecas también disfrutaron de esta bebida que hacían moliendo las habas del cacao a las que añadían agua y especias, hierbas y guindillas. Al chocolate lo llamaron “Theobroma” que significa alimento de los dioses. Este producto llegó a ser para los mayas y aztecas objeto de culto. Y entre reyes de la cultura mixteca era habitual compartir esta bebida. La semilla del árbol del cacao forma una especie de vaina o mazorca de 10 a 35 centímetros de largo que cuelgan de las ramas y en cuyo interior hay 30 o 40 granos y son amargas. El chocolate tenía gran importancia en estas culturas, tanto es así, que los mexicas premiaban a sus mejores guerreros otorgándoles el derecho a consumirlo libremente. El cacao también fue utilizado como moneda de cambio y se utilizaba para pagar el tributo en las culturas prehispánicas. Cuando Hernán Cortés llegó al continente en 1.519 y probó estas bebidas que elaboraban los mayas y aztecas dijo: “Cuando uno lo bebe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse “.

miércoles, 6 de mayo de 2020


    





                     OPINIÓN DIARIO ALERTA

     Desde el confinamiento en mi hogar, he podido ver a través de los medios de comunicación el primer día de la salida de los niños a la calle con sus padres. Francamente, se me ha helado la sangre. ¿Cómo es posible tanta irresponsabilidad? Comprendo que todo el mundo está ansioso por salir, pero por favor, no doy crédito a lo que mis ojos han visto. Calles repletas de niños y adultos sin guardar las distancias, padres sentados junto a otros progenitores en alegre conversación, sin ningún tipo de medidas de protección ni seguridad. Yo me pregunto: ¿Para qué han servido tantos días de confinamiento? ¿Es qué vamos a echar por tierra el sacrificio de tantas y tantas personas por un puñado de irresponsables? En esta ocasión las fuerzas de seguridad, sin duda, se han relajado mucho. Porque ¿Cómo es posible que no haya habido una vigilancia exhaustiva en este primer día de salida a la calle? ¿Cuánto tiempo más tendremos que estar en nuestras casas si la gente sigue comportándose incívicamente? ¿Es qué no se dan cuenta que de seguir así seguirán los contagios? No puedo comprender que sean tan irresponsables, cuando tienen en sus manos la custodia de algo tan sagrado como son los niños.
     Lo que más me llama la atención es que durante toda la cuarentena, a las ocho de la tarde, todos los españoles hemos salido a nuestras ventanas o balcones para aplaudir  en señal de gratitud y homenaje a nuestros sanitarios y tantas personas que han estado cuidándonos y arriesgando sus vidas para protegernos, y resulta, que en un momento, lo hemos olvidado todo y estamos volviendo a nuestra vida de siempre, sin darnos cuenta que las cosas han cambiado, pues el virus sigue ahí, al acecho de quien se despiste. ¿Es que se nos hacen poco las personas que han fallecido? ¿Se nos ha olvidado que el cariño y agradecimiento a nuestros ángeles guardianes de la salud no ha terminado con la salida a la calle? ¿Es que queremos volver a poner sus vidas en juego por nuestra irresponsabilidad?
     Afortunadamente, no todos los padres han tenido esta aptitud, también los hay que han salido con sus hijos en horas no puntas, en las que todo el mundo estaba en la calle, y han tenido a sus hijos alejados y guardando las distancias. Para ellos va mi felicitación y agradecimiento por procurar que el contagio no siga.
                                                Gilda Ruiloba





  
OPINIÓN. DIARIO ALERTA                
   LA GLOBALIZACIÓN
     Llevamos muchos días de reclusión por culpa de esta maldita pandemia, pero todo esto nos ha servido para sacar muchas conclusiones de lo que estábamos haciendo bien y lo que hemos hecho muy mal.
     La globalización era una palabra que estaba continuamente en la boca de nuestros políticos y empresarios. Globalización económica, política, tecnológica, social y cultural. Esta parecía ser la panacea de todos los males. Ha tenido que venir el coronavirus para darnos cuenta que no es tan perfecta como pensábamos. Ahora la fabricación de los productos es de interdependencia, los países no son autosuficientes como hemos podido ver. La elaboración de muchos artículos se concentra en países muy lejanos, pero eso sí, con mano de obra muy barata y con muy pocos derechos para los trabajadores. Y como ahora tenemos mucho tiempo para pensar, pues vemos la parte negativa. Por desgracia, esto nos ha costado muy caro, muchas vidas se han quedado en el camino por no tener mascarillas, batas, test, respiradores, geles, guantes, entre otros muchos productos que pongan made in Spain. Traducido, hecho en España. Con la pandemia atacando a todos los países al mismo tiempo, las fronteras cerradas, los vuelos cancelados, conseguir los productos que se necesitan para combatir al Covid-19 es toda una odisea, ha habido estafas, al enviar productos que no sirven, que no son aptos, a los que se esperaba como agua de mayo, y solo han servido para perder un tiempo precioso, en el que las vidas de nuestros seres queridos se han ido apagando poco a poco, en la espera de lo que nunca llegó para ellos.  Si esos productos se hubiesen hecho en España, se habrían salvado miles de vidas y evitados miles de contagios. Le pido a nuestros políticos  promover que seamos autosuficientes,  no depender de nadie, en España se puede fabricar todo, por otro lado, tenemos una buena ganadería y agricultura a la que hay que ayudar, porque es la nuestra, y muchos ganaderos han tenido que quitar sus ganaderías para traer los productos de otros países al igual que les ocurre a los agricultores, nosotros debemos de ser los primeros, la globalización nos ha demostrado que no sirve, porque cuando pasa algo como lo que ha sucedido ahora, cada país defiende lo suyo y primero son ellos y después el resto. Los españoles siempre hemos sido muy generosos o muy tontos, no lo sé, y hemos dado otras prioridades. En esta ocasión nuestros ganaderos y agricultores nos han salvado de una buena, nuestros supermercados siempre han estado abastecidos.
     Dice un refrán español que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, y si cuando vimos lo que estaba sucediendo en China y con la gran movilidad existente, hubiésemos tomado medidas, las que tomamos cuando ya era tarde, nada de todo esto hubiese pasado.
                                                       Gilda Ruiloba

jueves, 23 de abril de 2020

















POLÍTICOS CON MAYÚSCULA

   Recientemente hablaba con un amigo que vivió la transición política española desde cerca, fue una época muy difícil, una etapa de muchos cambios, pues recién salíamos de una dictadura, de hecho, el primer presidente Carlos Arias Navarro, venido del régimen franquista, se vio obligado a presentar su renuncia por petición del rey Juan Carlos I, ya que no se adaptaba a los nuevos tiempos y se negó a hacer reformas. Fue nombrado Adolfo Suárez nuevo presidente y se encargó de hablar con todos los líderes de los diferentes partidos de la oposición, así como con las fuerzas sociales, con el objetivo de instaurar un régimen democrático. Era una época muy complicada, en la que se pretendía, por un lado, curar las viejas heridas entre los ciudadanos de uno y otro bando y hacer una España en la que todos tuviesen cabida, por otro lado, la economía se había agravado y la inflación superaba con creces el 30 por ciento anual.  Y con esta difícil situación lidiaron los padres de la transición. Políticos con tan diferentes ideologías como fueron el conservador Manuel Fraga Iribarne que había sido ministro en la dictadura de Franco o Santiago Carrillo Solares que fue secretario general del Partido Comunista de España, todos ellos fueron capaces de renunciar a muchas de sus ideologías por el bien común, por hacer una España democrática y próspera. Una nación moderna. Firmaron los Pactos de La Moncloa y así como trajeron la modernización, dieron paso a uno de los periodos más largos de prosperidad de toda nuestra historia. Fueron unos políticos con mayúscula. Y ahora desde mi reclusión veo a los de nuestra época y no me queda más que añorar a los anteriormente mencionados. Ellos fueron políticos de alta visión, fueron generosos en sus renuncias por el bien común y ahora en una situación que no tiene nada que ver con la anterior, pero que es de gran gravedad por esta pandemia que nos tiene a todos recluidos en nuestras casas, donde tanto los muertos como los contagiados  se cuentan por miles, las familias están destrozadas por haber perdido a sus seres queridos, generalmente los abuelos que tanto lucharon para levantar este país y hacer posible la democracia que disfrutamos, ellos perdonaron y curaron sus heridas, se abrazaron a la libertad y democracia y se hicieron amigos de sus rivales. Y ahora que nuestro país está tocado por la enfermedad y las consecuencias económicas que nos va a dejar esta pandemia, además de todo esto, tenemos que sufrir a la clase política que dan prioridad a sus ideologías de partido, antes que a las necesidades de su pueblo. Nuestros ciudadanos están tocados por el dolor y el miedo y solo deseo que estos señores mediten muy bien sus actos, y piensen que sus palabrerías y poca unión, no nos llevan a ningún lado, y cambien el rumbo de hacer política para volver a construir un lugar cómodo y próspero. Los españoles como siempre hemos hecho a través de los siglos, curaremos nuestras heridas y nos levantaremos con más fuerza que nunca, pero no perdonaremos que en estos momentos tan dolorosos los políticos pagados con nuestros impuestos no hayan estado a la altura.


domingo, 12 de abril de 2020















EL TEJO, ÁRBOL MÍTICO DE CANTABRIA

     Recientemente hablaba de la importancia que tenían los árboles en la vida de los pasiegos, con ellos hacían sus casas, cabañas, útiles de trabajo, cuévanos, albarcas, sirvieron para hacer fuego, avivar los hornos, incluso se utilizaban medicinalmente algunos de ellos, como era el caso del fresno, a quien se le consideraba como “árbol de la buena suerte”. Pero para mí, hay un árbol mágico, un árbol cargado de misterio, mítico, a quien tengo un especial cariño, tal vez fruto de la fantasía de esas historias mil veces contadas de nuestros ancestros, de quien tan orgullosa me siento, como son los antiguos cántabros. Este árbol misterioso es el tejo.  Árbol sagrado, que es reconocido tanto, como el árbol de la vida o de la muerte, como el de la eternidad. Solamente unas gotas de su sabia pueden matar a una persona. Todo él es venenoso, a excepción de sus frutos, conocidos como bayas o arilo. El tejo es el árbol de la guerra. Con él se hacían los arcos y flechas con los que nuestros ancestros lucharon contra los romanos. Su madera a la vez que es muy dura, es muy flexible, por lo que era ideal para hacer estas armas. Sus flechas eran impregnadas con su veneno para intentar doblegar al enemigo. Y cuando las cosas se ponían difíciles y eran cercados o hechos prisioneros, servían sus semillas, hojas o cortezas para envenenarse, porque preferían morir libres a doblegarse. Se dice que este árbol misterioso también es alucinógeno. Este testigo privilegiado de la historia tiene un lento crecimiento, desarrolla una corteza dura de beta cerrada y esto produce en el tronco y ramas una fuerza y flexibilidad muy grandes. Este árbol tiene el poder de renacer una y otra vez. Con los años puede alcanzar una altura de hasta 30 metros. Es muy hermoso, su copa es piramidal, el tronco grueso, y puede alcanzar hasta los 1500 años de vida. Es de hojas perennes, su fruto comestible es carnoso y rojo escarlata, teniendo su mayor producción en el otoño cada seis o siete años. Por el contrario, hay que tener mucho cuidado con las semillas de estas bayas, pues son muy venenosas. Sus hojas de aguja tienen un color verde oscuro por el anverso y amarillas por el reverso. Les gusta mucho el clima fresco y húmedo, así como los terrenos calizos. Los antiguos cántabros veneraban al tejo, al que consideraban árbol sagrado. Los primeros cristianos marcaban las tumbas plantando un tejo joven en la Alta Edad Media. En casi todos los pueblos había uno donde se reunían los vecinos y se escenificaba la democracia más pura a través de los concejos abiertos. Este árbol era el Ayuntamiento, la casa del pueblo, donde se reunían para tomar toda clase de decisiones, se celebraban juicios. La palabra dada al pie del tejo no necesitaba firma, bastaba con la palabra como contrato. Estos árboles se plantaban junto a las ermitas, iglesias y en los cementerios, pero curiosamente, también junto a las casas y cabañas para protegerlas.

    

lunes, 30 de marzo de 2020














SOBREVIVIREMOS

A este pueblo, pueblo mío,
Que mil veces lo agredieron
Mil veces lo humillaron
Mil veces lo robaron
Mil veces sintió el dolor
Mil veces lo traicionaron
Mil veces lo vendieron
Mil veces lo pisotearon
Mil veces lo engañaron
Mil veces lo enfermaron

Pero…
Mil veces se ha levantado
Mil veces se ha defendido
Mil veces se ha ensalzado
Mil veces se ha restituido
Mil veces se ha consolado
Mil veces ha sido leal
Mil veces ha sido fiel
Mil veces se ha alegrado
Mil veces se ha ilusionado
Mil veces se ha curado

Este pueblo, pueblo mío,
Mil veces seremos fuertes
Mil veces nos uniremos
Mil veces cantaremos
Mil veces aplaudiremos
Mil veces nos ayudáremos
Mil veces sobreviviremos
Mil veces agradeceremos
Mil veces serviremos
Mil veces sonreiremos

Pueblo mío,
Sobreviviremos
A esta enfermedad letal,
Aunque tengamos que aislarnos,
Aunque tengamos que vivir separados,
Sobreviviremos, sobreviviremos,
Venceremos, venceremos,
Vamos a luchar

Gilda Ruiloba.

domingo, 22 de marzo de 2020


                       









 LA GRIPE ESPAÑOLA

     Cuando leía acerca de la gripe española, lo veía como algo muy lejano, algo que nunca pensé que podía pasar en estos tiempos, nosotros que tenemos un modelo de Sanidad muy eficiente, en esta era de modernidad, de digitalización, y que tantas comodidades y adelantos disfrutamos. Nunca creí que pudiésemos sufrir una pandemia como la que comenzó en 1918, allá cuando se combatía en la primera guerra mundial, aunque esta no tuviese nada que ver con la gripe. Y resulta que aquí tenemos al Coronavirus también conocido como Covid-19 e igual que la gripe española nadie sabe como ha surgido, hay muchas conjeturas al respecto, en las que prefiero no entrar, tal vez nunca lleguemos a saber la verdad de que es lo que ha pasado, como no se supo con la anterior pandemia. Lo cierto es que hay una similitud entre ambas y es mundial, afectan a la mayoría de las naciones. La temida gripe española se cree que comenzó en Estados Unidos y allí mutó y la trajeron los soldados al puerto francés de Bret el 22 de agosto de 1918 y de ahí pasó a España, según los investigadores, también pudo empezar en China en 1917, y duró hasta diciembre de 1920 causando entre cincuenta y cien millones de fallecidos, se considera la más devastadora de la historia. Se dice que recibió el nombre de gripe española debido a que España no estaba involucrada en la primera guerra mundial, por lo que no censuró la información sobre esta enfermedad, dando gran cobertura en la prensa del momento. España fue uno de los países más infectados. Los ciudadanos entraron en pánico. Se tomaron medidas como las que se han hecho en la actual pandemia. La población fue puesta en cuarentena, se prohibió el derecho a reunirse, se cerraron escuelas, teatros, iglesias. El miedo hizo que los trabajadores no acudiesen a sus puestos de trabajo, provocando así el hundimiento de la economía. España fue uno de los países más afectados con cerca de ocho millones de personas contagiadas y alrededor de trescientos mil muertos, aunque las cifras fueron maquilladas y las redujeron a solo ciento cuarenta y siete mil ciento catorce personas. Un factor determinante de la rápida expansión de la enfermedad fueron los movimientos masivos de las tropas. Los síntomas de esta pandemia eran la fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales. Los más perjudicados fueron los niños y ancianos, pero entre sus muchas victimas también se encontraban jóvenes y adultos de entre 20 y 40 años. La mayoría murieron a consecuencia de una neumonía bacteriana secundaria y a que no había antibióticos disponibles. Muchos fallecían en menos de cinco días a consecuencia de una hemorragia pulmonar aguda masiva o con edema pulmonar. Como ha sucedido con el Coronavirus, Madrid fue una de las ciudades españolas más afectadas, el primer caso que se conoce en España fue en dicha ciudad en mayo de 1918. En Cantabria, el primero fue un joven seminarista de Burgos que lo trajo al Seminario Pontificio de Comillas, registrándose en esta localidad los primeros 46 afectados.