domingo, 26 de mayo de 2019












“La partera” en los Valles Pasiegos

       La partera también conocida como comadrona ha sido otro personaje popular en nuestra tierra. A través de la historia estas mujeres han sido las encargadas de asistir en los partos a las mujeres en los Valles Pasiegos, Penagos y Trasmiera, así como en la mayoría de las zonas rurales de todo el país.
       Esta era una profesión oficiosa. Se necesitaba atrevimiento, predisposición, iniciativa, prudencia y mucha responsabilidad. Para atender partos hay que valer, no todo el mundo tiene el valor y la capacidad para hacerlo. Una de las cualidades que se necesitan es tener fuerza física. Muchas veces las parteras o comadronas habían aprendido su oficio de sus madres o abuelas. Estas mujeres acudían altruistamente allá donde se las llamaba. No cobraban nada, aunque las familias a las que atendían solían hacerles obsequios y en momentos puntuales las ayudaban en las labores del campo, ya que la mayoría de las veces vivían como el resto de sus vecinos de la ganadería.
       Las mujeres que daban a luz tenían plena confianza en ellas y las preferían antes que, a los practicantes o los médicos, muchas veces por pudor. Pues en aquellos tiempos no era habitual que las mujeres ostentasen estas profesiones. Por otro lado, estaba el problema de la distancia y las pocas comunicaciones que había.
       La familia también tenía mucha importancia en estos momentos, pues era la encargada de prepararlo todo. Ante los primeros dolores, mataban una gallina y la ponían a cocer para preparar un buen caldo que tomaría la parturienta una vez dado a luz. Se la atendía en la habitación, en la cama, aunque algunas se tumbaban en el suelo para no mancharla, otras se arrodillaban.
       Las parteras se lavaban las manos con jabón y posteriormente se desinfectaban con alcohol. La familia ante los primeros síntomas ponía a hervir agua a la que posteriormente añadían unas gotas de alcohol, cuando estaba templada lavaban a la mujer después del parto. A la criatura se la lavaba con agua templada previamente hervida, se la vestía y se la administraba unas cucharaditas de agua de manzanilla con azúcar para que expulsara el meconio o como dicen en Los Valles Pasiegos “expulsar la pez”
       En aquellos tiempos no se administraba nada para calmar los dolores.
       Las mujeres en épocas pasadas no estaban controladas ginecológicamente, no sabían si sus hijos venían bien o no, si era varón o mujer, ignoraban si era un embarazo múltiple. Hubo épocas en que la mortalidad infantil era aterradora, padres que tuvieron hasta quince hijos de los cuales solo sobrevivieron cinco. Muchas mujeres murieron por hemorragia postparto y eran habituales las infecciones por falta de higiene.
       Antiguamente las comadronas si el niño corría peligro lo bautizaban nada más nacer con agua bendita, traída de la iglesia, para que el niño no se fuese al Limbo de los justos.
       En la década de los setenta se universalizó la asistencia al parto en el hospital y el papel de las parteras fue desapareciendo de manera paulatina y no traumática.
       Hoy la mayoría de las mujeres tienen a sus hijos en el hospital y son revisadas periódicamente durante el embarazo por lo que la tasa de mortandad entre madres e hijos ha disminuido considerablemente.
      


      
      


domingo, 5 de mayo de 2019










LOS TRATANTES EN LOS VALLES PASIEGOS

Los tratantes de ganado han sido figuras muy importantes dentro de nuestra tradición. Los Valles Pasiegos han tenido su base económica en la ganadería. La cabaña pasiega ha gozado de gran prestigio fuera de nuestros límites regionales. Y es en el Mercado Nacional de Ganados de Torrelavega donde en periodos de máximo esplendor de las ferias ganaderas, se reunían los miércoles, los tratantes y ganaderos de toda España, principalmente de Asturias, Galicia, País Vasco, Navarra, Zaragoza, Valencia y en menor medida de otras regiones. Actualmente sigue siendo la feria semanal los miércoles. Los tratantes se distinguían por llevar un blusón negro y generalmente una vara de avellano como apoyo y distinción. Estos hombres se dedican a comprar y vender ganados, son gentes con gran facilidad de palabra y manejan muy bien el arte de regatear, ya que de ello dependen sus beneficios. A menor precio de compra y mayor de venta, mejores resultados en los beneficios. Son hombres de palabra, que no necesitan una firma, con un apretón de manos cierran sus negocios. En los Valles Pasiegos hemos tenido grandes tratantes, gentes de gran valía y honradez en sus transacciones. En mi pueblo, La Abadilla de Cayón recuerdo con gran cariño a Tomás Martínez y su hijo Fulgencio, así como a su hermano, más conocido como Genciuco, ellos pertenecieron a una saga de grandes tratantes muy reconocidos en Los Valles Pasiegos, Penagos, Trasmiera… Pero tanto en La Abadilla como en el resto del valle de Cayón, así como en Bárcena de Carriedo, Selaya, Vega de Pas, en todos los Valles Pasiegos a través de los tiempos y aún hoy, en la actualidad, existen y han existido grandes hombres que con sus tratos han conseguido, no solo su subsistencia, también la de todos los ganaderos.
       Las ferias, primeramente, las regionales y más tarde el Mercado Nacional de Ganados de Torrelavega se llenaban de nuestras vacas autóctonas; la vaca pasiega, preciosa vaca roja, sobre manera la de color “cereza”, un poquito más oscura, vaca de gran belleza, pero pequeñita, da menos leche y menos carne que la frisona, pero más grasa en la leche, es un animal, noble, muy manso, pero debido a su menor rentabilidad no quedan muchas. Su subsistencia depende en gran medida a las subvenciones. Este animal es muy apreciado en Asturias y Galicia y a esas regiones se derivan la mayoría de las ventas. La vaca más comercializada para leche en Cantabria es la frisona, pinta negra. Esta vaca en libertad puede vivir más de 19 años. Es una vaca fuerte y grande. Otra vaca autóctona de Cantabria es la Tudanca, tampoco produce mucha leche, pero su carne es muy cotizada. Y dentro de la ganadería en nuestra tierra, podemos encontrar muchas variedades y cruces en la actualidad. Así tenemos la limosina, ratina, suiza, frisona, charolesa, parda alpina, pinta roja frisona, azul belga…Pero en Cantabria la vaca que más predomina es la frisona, más enfocada a la producción de leche.
       Sin la importante figura de los tratantes de ganados tal vez nuestra ganadería no hubiese adquirido el prestigio que tiene fuera de nuestros límites regionales. Ellos con su valía han comprado, vendido y exportado fuera de nuestra región a las vacas que tanta fama han dado a la ganadería pasiega.

domingo, 14 de abril de 2019









La industria y el comercio en Los Valles Pasiegos

Real Valle de Cayón
       Los dos pueblos más industrializados del Ayuntamiento de Santa María de Cayón son: La Abadilla y La Penilla.
       Los Valles Pasiegos han tenido su principal economía con el ganado, y era en La Abadilla de Cayón donde se hacían las ferias de la comarca, primero en el barrio de San Antonio y más tarde en   el barrio de Sarón los días 11 y 22 de cada mes. Es por este motivo que en 1910 se construye en La Abadilla, la casa-taberna y fonda de D. José Sánchez de la Lastra y su esposa doña Ramona Obregón. Hacia 1870 el vecino de La Abadilla y fundador del barrio de Sarón D. José Antonio de Saro Galbán construye un parador o Venta con cuadras para guardar ganados. Otra de las primeras industrias fue "La Tejera de Sixto" situada en el Campo de la Sierra, era este un asturiano, que venía a temporadas a confeccionar a mano en aquel lugar, tejas y ladrillos que eran cocidos en un horno artesano, allí mismo levantado y alimentado sus fuegos, con los escajos que en el mismo lugar crecían. En 1875 se funda la primera farmacia del barrio de Sarón por D. Tiburcio García Quintana. Llegamos ahora, a otra de las primeras casas de Sarón, La Panadería de Don Julio Acebo, esta edificación es la tercera casa que se construye en el barrio. En 1902 llega el Ferrocarril Astillero-Ontaneda y esto, produce una gran revolución a nivel económico en el Valle. Se construyen casas de dos pisos destinadas a Fondas.  En 1916 es construida la fábrica la Tejera de Lavín, por D. Antonio Lavín Cobo que así mismo construyó El Casino con bolera cubierta e igualmente fue gran impulsor y sostén del Club Deportivo Cayón. En 1927 se funda la droguería y Ferretería por D. Cipriano Qundós Tadeo y su esposa doña María Santiago. Igualmente funciona hasta 1929 el Matadero Municipal. Y en 1929 se construye el nuevo Mercado de Sarón que se había trasladado desde el barrio de San Antonio. En 1935 se construye el nuevo Banco de Santander, único Banco que funcionó en el Valle durante muchos años, pero este, ya funcionaba en el barrio desde 1923. También una de las primeras industrias fue una serrería mecánica en Sarón, creada por D. Leopoldo Gómez (padre). Y así poco a poco el barrio de Sarón fue creciendo en industria y comercio hasta nuestros días, convirtiendo a su pueblo de La Abadilla en uno de los más comerciales de Los Valles Pasiegos.
       Por otro lado, la llegada del ferrocarril abrió nuevos horizontes, y en 1904 la multinacional Nestlé estaba buscando nuevos lugares de expansión y tras varios estudios concluyó que La Penilla era el lugar idóneo, por sus buenas comunicaciones, tanto a nivel marítimo como terrestre, sin lugar a dudas tuvo mucho que ver la llegada del ferrocarril, por otro lado, estaba cerca el río y la materia prima, que era la leche. Comenzó su construcción en 1904 y en 1905 arranca la producción. Después de contactar con los ganaderos de la zona, así como con los de Penagos, Saro, Vega de Villafufre, Villacarriedo, Selaya y alrededores, que al principio estaban muy desconfiados y fue el propio director D. Lorenzo Pfersich Wüscher quien les visitaba en las cuadras para poder conseguir la leche. Arranca la producción con 30 trabajadores fabricando harina lacteada. En 1910 se inicia la producción de leche condensada La Lechera. En 1928 comienza la producción de chocolate con las marcas Peter, Cailler y kholer y ya en 1929 nacen los chocolates Nestlé. La empresa, recibe varias veces la visita del rey Alfonso XIII y su familia y es distinguida como “Proveedora de la Real Casa” y por lo tanto autorizada a usar el escudo de armas de la Casa Real en las facturas y etiquetas de sus productos. En 1944 en plena posguerra se implanta el pelargón, primera leche infantil y en 1945 comienza a fabricarse el Nescafé en La Penilla de Cayón.



      


      

domingo, 17 de marzo de 2019










Las Renoveras en Los Valles Pasiegos
            Las mujeres cántabras y entre ellas las pasiegas, siempre se han caracterizado por ser muy trabajadoras y emprendedoras. Hoy quiero hacer un pequeño homenaje a las renoveras. Oficio que ya casi ha desaparecido con el paso de los años, y las nuevas exigencias que los tiempos modernos han traído a nivel sanitario y fiscal.
       En los Valles Pasiegos la economía familiar estaba basada generalmente en la ganadería, raro era la casa o cabaña donde no hubiese unas vacas y otros animales, como cerdos, gallinas, conejos, alguna oveja. Los huertos familiares se cuidaban  con mimo, pues no solo servían para alimentar a la familia, si no que era, otra fuente de ingresos, pues sus productos se vendían  en los mercados de la zona, al igual que las mantequillas y quesos que se hacían con la leche de las vacas. Los huevos, así como pollos, gallinas y conejos se comercializaban en la plaza, y la mayoría de las veces se ahorraban en la propia familia, pues su venta era necesaria para poder comprar el aceite y el azúcar, o pagar las cuotas del médico, el veterinario, el panadero o el almacén de piensos, a quienes ya se debía demasiado. Las pasiegas vendían sus productos, unas veces a las amas de casa, que allí acudían, en busca de los mejores productos, y en la mayoría de las ocasiones a las renoveras. Estas eran figuras muy importantes dentro de la economía familiar.
        Acudían a los mercados de la zona, siendo los más populares y de mayor venta, el mercado de Sarón, los viernes, el de Selaya, los domingos, el de Solares, los miércoles y también solían ir a la Plaza de la Esperanza en Santander.
       Las renoveras se desplazaban a los mercados temprano, y después de verificar las mercancías que eran ofrecidas por las campesinas, comenzaba el trato, por lo general se quedaban con todo lo que estaba a la venta, consiguiendo un buen precio, pues lo compraban todo de golpe, no sin antes regatear en los precios y tras un tira y afloja “que no lo quiero”, “que me pides mucho”, “¿qué voy a ganar yo si te pago todo eso, qué me queda a mí?”, “No, mira, quédate con ello, que la rubia aquélla me lo da más barato”. “Tú verás que te interesa más, estar aquí toda la mañana con ello, y al fin no venderlo, y volverte a casa con todo, después de tener que pagar los puntos del mercado, ¡vaya negocio que vas a hacer! Mira, yo te lo pago de golpe y te vas para casa. “Además, mira, estos conejos están muy flacos, y que decir de las gallinas, mira que cresta más descolorida tienen, ya son más viejas…”
       Y así estas mujeres renoveras se ganaban la vida. A menor precio de compra y mayor de venta, buena ganancia. Pero las campesinas también eran muy listas y las había costado mucho producir sus mercancías y tras un tira y afloja, se hacían las perdedoras, cuando en realidad, muchas veces se la estaban colando redonda a las renoveras y de este modo todas salían ganando y se quedaban contentas y buenas amigas para futuros tratos. Después de comprar los productos, ellas volvían a venderlos, unas veces en el propio mercado y otras los llevaban a comercios que previamente se los habían encargado o les vendían habitualmente, también hacían la venta casa por casa y pueblo por pueblo. Por otro lado, muchos productos escaseaban, sobre todo en la posguerra. Se da el caso, que hubo mujeres en los Valles Pasiegos que, debido a la precariedad y a su naturaleza valiente, yo diría, heroína, se dedicaron al estraperlo, arriesgando muchas veces su propia vida, pero la necesidad las hacía audaces.
       Con gran cariño se recuerdan a las renoveras de los Valles Pasiegos, porque ellas con su perspicacia hicieron historia, llevando riqueza a sus hogares y a sus pueblos.
      
        

jueves, 7 de marzo de 2019








MUJERES VALIENTES

Muchas gracias mujeres valientes,
mujeres heroínas,
vosotras que luchasteis
por las libertades de todas nosotras.

Fuisteis perseguidas, humilladas,
ridiculizadas, maltratadas, asesinadas,
Pero nada hizo cambiar vuestra decisión.
Nunca os plegasteis ante la injusticia.

Luchasteis por vuestros derechos
que eran los nuestros.
Los de todas, lo hicisteis con gran generosidad.
Entregasteis lo más preciado que teníais.

Hoy os debemos que haya mujeres científicas, políticas,
Hoy os debemos que todas tengamos derecho al voto.
Hoy os debemos un poco más de igualdad y libertad.
Hoy os debemos que el trabajo sea un poco más digno.

Hoy os debemos la libertad de decidir
Hoy os debemos la libertad de ser mujeres libres
Hoy os debemos la libertad de amar
Hoy os debemos la libertad de soñar.
Gracias, gracias, gracias.

Gilda Ruiloba.


jueves, 21 de febrero de 2019




Manuel Iberia y Gilda Ruiloba, tienen el gusto de invitarle a la celebración del

CONCIERTO DE MÚSICA Y POESÍA

Con la voz y guitarra de Manuel Iberia que nos amenizará con hermosas canciones, así como la “Nana a José Manuel” escrita por Gilda Ruiloba y a quien Manuel Iberia ha puesto música y voz.
Gilda Ruiloba recitará su poesía “Entre dos aguas” amenizada con la música de Manuel Iberia.

                             Día: 1 de marzo de 2019
                             Lugar: Real Club de Regatas
                                         Plaza de Pombo nº3
                                         Santander
                         Hora: 19:00    (Fácil aparcamiento)

domingo, 3 de febrero de 2019


                                         

LOS JÁNDALOS EN LOS VALLES PASIEGOS

 

 Cantabria y especialmente los Valles Pasiegos ha sido históricamente tierra de emigrantes. Entre estos podemos encontrar, como hablábamos recientemente, a los "indianos" que eran quienes se iban a América, y, por otro lado, tenemos a los "jándalos" que se dirigían a Andalucía. Además de a estos hombres y mujeres que partieron a otras tierras en busca de mejor medio de vida tenemos que nombrar también a las amas de cría. Sin ellos, Cantabria no sería lo que es en la actualidad. Todos aportaron en momentos de miseria y hambre su granito de arena para cambiar el aspecto de nuestra tierra, con los bienes obtenidos en otros lugares compraron fincas, vacas, casas, construyeron grandes palacios, ayudaron a su familia y vecinos, haciendo así, la cimentación de lo que es nuestra región.

      Los jóvenes optaban por la emigración. Por lo general quienes se iban lo hacían reclamados por sus familiares o amigos que ya se habían ido anteriormente, estos les contaban las bonanzas de otros lugares y la facilidad de triunfar y ganar dinero. Las ansias de los jóvenes de tener una fortuna y sacar a los suyos de la pobreza y miseria, así como de hacerse con un nombre, no les hacía mirar para atrás y a la primera ocasión que tenían, se marchaban llenos de sueños e ilusiones, deseando regresar pronto con fama y dinero. Cuando los nuevos emigrantes llegaban, bien a América o a Andalucía, eran sus familiares o amigos quienes les recibían en sus casas y generalmente en sus negocios o les ayudaban a encontrar nuevos empleos. Los montañeses y pasiegos siempre se han caracterizado por ser muy emprendedores. De todos es conocido el dicho "Ser pasiego, es tener media carrera" términos muy utilizados en México. Los pasiegos y montañeses han sido gente con muy buena visión empresarial. Antiguamente, por lo general, los padres trataban de que sus hijos varones estudiasen para que aprendieran a leer, escribir y contar y que nadie les "engañase"

     En los Valles Pasiegos podemos encontrar en Villacarriedo el colegio de los PP. Escolapios, fundado en 1746, este fue el primer centro de enseñanza media de la provincia y uno de los primeros de España y lo fundó un jándalo, el Ilustre carredano D. Antonio Gutiérrez de la Huerta que hizo fortuna en las aduanas de Huelva y Cádiz en tiempos de Felipe V de España. Al morir D. Antonio, sin hijos, legó su fortuna para construir este colegio que tuvo una importancia vital, por la buena educación que impartía, que sería muy útil para la futura emigración, ya que alumnos de los alrededores, Villacarriedo, Selaya, Llerana de Saro, Villafufre, Santa María de Cayón, así como Santander e incluso en los años 1770 ya había hijos de importantes emigrantes mexicanos. 
     Los jándalos eran los montañeses que emigraban a Andalucía, mayoritariamente a la provincia de Cádiz, pero también a Sevilla y otras provincias andaluzas. Allí trabajaban en las bodegas, siendo muy apreciados para la cata de los vinos. Trabajaron de mozos, fueron escalando en diversos puestos hasta conseguir su objetivo. También compraron terrenos y pusieron sus vaquerías, pero por lo que más se destacaron los montañeses en Andalucía, fue por su dedicación al comercio de ultramarinos, así como de bares y mesones que incluían tablaos flamencos. En Cádiz se les conocía con el nombre de "chicucos" ya que solían ir a una edad temprana con trece,  catorce o quince años y así les denominaban cariñosamente y ya no se desprendían de este apodo aunque peinasen canas. 

      Con los años en San Fernando los montañeses jándalos fundaron una casa de salud llamada La Unión Montañesa, era algo parecido al Seguro Social.

     En la zona oriental de Cantabria, existía un importante núcleo de "artesanos trashumantes" famosos han sido los canteros de Trasmiera, además, podemos encontrar a grandes aparejadores, pintores, campaneros, escultores, herreros, doradores que dejaron huella allá por donde fueron. Los montañeses en Andalucía tomaron sus costumbres e importaron a su tierra además de sus casas solariegas y palacios, la forma de ornamentar con flores las balconadas y jardines que en aquella época no eran comunes en la montaña. Otra característica de estos jándalos y de ahí viene su nombre, es que copiaban el "sesear" de los andaluces y quienes apenas llevaban unos meses en Andalucía regresaban "ceceando" causando las risas y burlas de sus vecinos que no podían comprender como en escasos meses habían perdido su modo de hablar habitual. Muchos regresaban una vez al año, por lo general por San Juan y se volvían a marchar en otoño, por el contrario, otros regresaban pensando en establecerse ya en su tierra, pero se dieron muchos casos en que tanto quisieron presumir de sus fortunas que en unos meses las liquidaron teniendo que volver nuevamente a tierras andaluzas. Los que consiguieron triunfar y hacer un buen patrimonio, además de hacer su casona en la montaña hicieron sus casas palacios en Andalucía y la prueba se encuentra en Sevilla donde muchos palacios pertenecen a montañeses, también compraron fincas rurales, olivares, ganadería de caballos... Los primeros montañeses en llegar a Andalucía llegaron en la Edad Media. Tras la conquista de Cádiz en 1262 Alfonso X el sabio, rey de Castilla y León y demás reinos con los que se titulaba, repobló la ciudad con 300 montañeses de San Vicente de la Barquera, Castro Urdiales, Laredo y Santander. Más tarde ya en el siglo XVIII se produce una emigración en cadena hacia Andalucía, principalmente hacia Cádiz y muchos de ellos, emigran desde allí para América, preferiblemente a Cuba y México y al revés, otros regresan de allí hacia Andalucía.
          Una prueba de esto, la tenemos en Idelfonso Lavín y Ruiz natural de Matienzo que emigró con solo 17 años a Cuba, en el siglo XIX. Allí trabajó en una industria azucarera propiedad de la familia López Gavilán y se casó con una de ellos, doña Ana Gertrudis López Gavilán. Fue un hombre muy trabajador y de gran visión empresarial y gracias a su esfuerzo contribuyó a la prosperidad de la empresa familiar. Con el tiempo decidieron vender todos sus bienes en Cuba y regresar a España. Se instalaron en Sevilla y allí compraron al Estado mediante puja la Casa de la Moneda que reformaron convirtiéndola en una pequeña ciudad. Esta familia y sus descendientes fueron dueños de una gran fortuna y se integraron dentro de la alta sociedad andaluza mediante matrimonios y teniendo una gran importancia a nivel económico, cultural y artístico.
      En 1823 los montañeses acaparaban el comercio al por menor gaditano, y 315 propietarios tenían un total de 387 tiendas. En paralelo, en México había un total de 679 tiendas, siendo la mayoría de los emigrantes montañeses, lo que nos lleva a comprender el gran talante comercial y empresarial que estos hombres tenían.