LA MUJER A TRAVÉS DE LOS
TIEMPOS
Hoy buscando entre las fotografías de mis
antepasados, he encontrado esta de mis bisabuelos, ellos salieron de España con
destino a México para hacer las Américas. Mi bisabuela fue un claro ejemplo de
la mujer trabajadora y emprendedora, y he de decir que muy querida por su esposo, pues a los pocos días de su fallecimiento, mi bisabuelo también murió por la pena que le causó la desaparición de su muy amada esposa. Esto me ha llevado a pensar que si todas
nuestras antepasadas volviesen a vivir los tiempos que nos han tocado a nosotras,
sencillamente, no creerían como hemos avanzado, si bien es cierto, que ellas
fueron la base de nuestro progreso. Recuerdo en mi época estudiantil, en una
clase de derecho, nuestro profesor nos explicó los pocos beneficios que en
aquella época tenían las mujeres. Nunca hasta entonces había sido consciente de
ello, pero el viejo maestro nos hizo ver que fuera de las paredes de nuestros
hogares, había un mundo muy diferente. La mujer para poder trabajar fuera de su
casa debía contar con la autorización de su esposo, no podía tener cuentas en
el banco a su nombre, el marido era el titular, pero lo que más me cabreó, fue
cuando nos explicó que si heredábamos de nuestros padres o familiares, los esposos
eran quienes disponían a su antojo de nuestras herencias. Entonces el pedagogo
nos dio un consejo: “A vosotras quiero aconsejaros que si alguna vez decidís
casaros, hagáis separación de bienes, y de este modo, vuestros maridos que
pueden ser muy buenos o muy malos, no podrán disponer de vuestro legado”. A
partir de esa clase comencé a ver las cosas de otra manera, y comprendí el por
qué, cuando se casaban las mujeres cayonesas, automáticamente dejaban de
trabajar en la fábrica de la Nestlé, en La Penilla de Cayón, si bien es cierto,
que si enviudaban o se separaban, algo muy improbable en aquella época, serían
nuevamente readmitidas.
Si
esto pasaba en tiempos relativamente cercanos, quise investigar lo que sucedía
en el medievo, y leyendo nuestra historia pude ver que una de las pioneras del
feminismo fue nada más y nada menos que la reina Isabel la Católica. Las Reales
Ejecutorias así lo atestiguan en sus juicios de Género con las sentencias que
se impartían a los maltratadores. La reina Isabel fue una pionera en liberar a
una mujer de las garras de su marido maltratador, e intervino en el pleito
tomando partido en el caso de la marquesa de Denia.
Igualmente, podemos encontrar que de nuestros actuales Valles Pasiegos y Trasmiera, llegaron al tribunal de la Audiencia pleitos que denunciaban el maltrato físico
a las mujeres, el incumplimiento de las obligaciones matrimoniales por parte
del marido, violaciones, la restauración de bienes dotales y de arras, entre
otras. Inés Alonso denunció a su marido, Mateo Ochero, acusándole de maltrato
físico. Solicitó su separación matrimonial y reclamó la mitad de los bienes
maritales. Los oidores de la Audiencia confirmaron dos sentencias dadas en
primera instancia por la que concedían a Inés Alonso los bienes demandados. R.
E. Caja 55-9. Las víctimas del maltrato no sólo pertenecían a las clases
sociales más desfavorecidas. Entre la nobleza podemos encontrar a Doña María de
Guzmán que decidió demandar a su marido, Diego Gómez de Rojas, marqués de Denia
y conde de Lerma, de malos tratos, justificados por el agresor por el presunto
adulterio cometido por su mujer. Don Diego Gómez fue condenado a pagar la
manutención de su esposa y a indemnizarla con cierta cantidad de maravedís. R.E.
Caja 61-2.
Así lo atestiguan en Valladolid el 23 de
octubre de 1493.
Doña María de Guzmán, marquesa de Denia,
demanda a su marido, Diego Gómez de Rojas y de Sandoval, marqués de Denia y
Conde de Lerma, por acusarla de cometer adulterio, así como de recibir malos
tratos.
El obispo de Oviedo, presidente de la
Audiencia de Valladolid, el licenciado Gonzalo González de Illescas y Alonso de
Quintanilla, contador mayor de cuentas, ordenan a Diego Gómez de Rojas y de
Sandoval, mediante carta, pagar a María de Guzmán, su mujer, trescientos mil
maravedís cada año para su mantenimiento, así como doscientos mil maravedís
para que pague las deudas ocasionadas por los pleitos que interpuso contra su
marido. Dan por libre a don Diego Gómez de Rojas y Sandoval del resto de
maravedís demandados por su mujer, María de Guzmán. No hacen condenación de
costas. Dada el 25 de septiembre de 1493, en Valladolid.
Se incluye el siguiente documento:
-Carta de comisión, dada el 23 de julio de
1492, en Valladolid, por los Reyes Católicos, a Alonso de Quintanilla, contador
mayor de cuentas, y al licenciado Gonzalo González de Illescas, ordenándoles
que hagan cumplir la carta de seguro y mantenimiento dada por los monarcas a
doña María de Guzmán, marquesa de Denia. R.E. Caja 61-2.
Otra anécdota curiosa que he encontrado en las Reales Ejecutorias, es como se trataban las infidelidades allá por el año 1494. Juan García, de oficio mercader, acusa a su mujer, Teresa González de cometer adulterio con Sancho García de Mesones.
Sentencia de los alcaldes del crimen condenando a Sancho García de Mesones y a Teresa González, en ausencia y rebeldía, (por la cuenta que les tenía) a la pena del desprecio, y a que sean puestos, junto con sus bienes, en poder de Juan García para que haga con ellos su voluntad. Reserva a los hijos de Teresa González el derecho a demandar los bienes de su madre. Condenan a Sancho García de Mesones y a Teresa González, al pago de costas:7159 maravedís. Reales Ejecutorias, caja 76-12.
Y así se las gastaban en aquella época. Estos abusos existían en nuestros valles carredano y cayonés al igual que en Trasmiera y Penagos desde que se tienen datos. Pero una mujer, la reina de Castilla, tuvo las suficientes agallas para legislar y tratar de cambiar la historia.